Tiempo después de que en abril trascendiera la noticia del nombramiento de Mona Khoury-Kassabri como vicepresidente de la Universidad Hebrea de Jerusalén los buenos deseos aún siguen llegando.
“Recibí miles de mensajes entre saludos y felicitaciones. Toda mi familia, mis tíos, mi madre, mi suegra… la gente también los llama a ellos. Todos están muy orgullosos. Y uno de mis tíos me llamó y empezó a llorar de emoción”, le contó Khoury-Kassabri a ISRAEL21c por teléfono mientras era interrumpida por un repartidor que le traía flores.
Los elogios no se limitan a los de la comunidad árabe a la que pertenece Khoury-Kassabri. “También recibí mensajes de judíos que dicen: ‘No te conozco, pero estoy orgullosa de este logro’”, dijo la directiva académica.
A principio de abril, Khoury-Kassabri, de 46 años y nacida en Haifa, fue tapa de diarios y portales luego de que la Universidad Hebrea de Jerusalén la nombrase vicepresidenta de Estrategia y Diversidad.
Es que el logro de Khoury-Kassabri contuvo varias primicias.
En la historia de la Universidad Hebrea, el suyo es un nombramiento sin precedentes de un miembro de la comunidad árabe para un puesto de tanta importancia pero además nunca una universidad israelí había creado un rol de alto nivel para fortalecer la diversidad y la inclusión.
“Estoy muy emocionada. Este es un mensaje para que otras universidades den ese paso de instalar a las minorías en cargos altos”, definió Khoury-Kassabri, madre de dos hijos que se autoidentifica como ciudadana israelí que pertenece a la minoría árabe.
Ampliar las filas
En su nuevo puesto, Khoury-Kassabri es la encargada de ampliar las filas tanto del personal académico como del cuerpo estudiantil con personas de comunidades subrepresentadas como judíos ultraortodoxos, árabes, etíopes y personas con discapacidades.
Además tiene la tarea de elevar el impacto social, económico y ambiental de la universidad, aumentar los esfuerzos interdisciplinarios entre los seis campus de la academia y adaptar los métodos de enseñanza post-COVID.
“El multiculturalismo y la diversidad están en el corazón de la Universidad Hebrea y es por esto que tomamos la decisión de crear un puesto de alto nivel que se enfocará en implementar estos principios y la estrategia para llegar allí. La profesora Khoury-Kassabri es la candidato ideal porque defiende la diversidad sin comprometer la integridad académica o el profesionalismo”, manifestó el profesor Asher Cohen, presidente de la Universidad Hebrea.
“Creo en la educación como un elemento importante de integración y éxito en la sociedad israelí. Es nuestra forma de mejorar nuestra situación”.
Khoury-Kassabri creció en el barrio pobre y desfavorecido Wadi Nisnas, que se ubica entre el puerto de Haifa y el monte Carmel. Su padre, un electricista, murió hace 15 años mientras que su madre todavía vive allí.
Para ella, una de las influencias más positivas en su vida ha sido su hermana, Rina Khoury-Shaheen, terapeuta ocupacional y que hoy cursa un doctorado en la Universidad Hebrea y es un año mayor que ella.
Cuando eran niñas, las hermanas hallaron inspiración en su tío materno Karim Khoury, un ingeniero civil que obtuvo su licenciatura en el Instituto de Tecnología Technion – Israel en Haifa, y que las ayudó con matemáticas y ciencias.
Karim Khoury también crió a sus hijas para que obtengan títulos académicos y de hecho dos de ellas están actualmente inscritas en su alma mater y otra ya se graduó.
Los inicios
La trayectoria profesional de Khoury-Kassabri empezó en 1993 cuando dejó Haifa a los 19 años para matricularse en la Universidad Hebrea.
En 2014, la Universidad Hebrea la nombró asesora del presidente para aumentar el acceso de los árabes a la educación superior.
También ocupó cargos importantes en varias comisiones como la de jefa del Comité Directivo de la esperanza israelí en la academia. Desde 2018, Khoury-Kassabri se desempeña como decana de la Escuela de Trabajo Social y Bienestar Social, donde recibió su licenciatura, maestría y doctorado.
“Tuve la suerte de estar en la Escuela de Trabajo Social. Allí jamás me sentí discriminada por ser árabe. En general sufrimos discriminación y tenemos que trabajar más duro que nadie para alcanzar altos cargos. Por otro lado sabemos que hay menos mujeres en el mundo académico y, aunque nos esforzamos mucho y somos una de las mejores universidades del mundo, siempre espero que podamos hacerlo mejor”, ”, dijo Khoury-Kassabri, que formalmente asumirá su nuevo cargo el 1 de octubre.
La académica también completó una beca postdoctoral en la Universidad de Chicago y realizó una investigación en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Toronto. Su trabajo se centra en la violencia escolar, la delincuencia juvenil y el ciberacoso.
“Mi investigación me mostró las dificultades de la sociedad árabe, y en cada indicador como la salud, la educación y los servicios sociales en Israel. Como investigadora, con curiosidad y conocimiento basados en información, entiendo que nuestras intervenciones y lo que planeamos hacer deben tener datos como sustento”, aseguró Khoury-Kassabri.
Con ese objetivo, Khoury-Kassabri sumará el trabajo del profesor Eran Halperin del departamento de Psicología de la Universidad Hebrea.
La investigación de Halperin usa teorías y métodos psicológicos y políticos para indagar sobre diferentes aspectos de los conflictos intergrupales. Para ello, su equipo ha encuestado a estudiantes universitarios judíos y árabes acerca de sus sentimientos hacia el otro.
“Somos buenos amigos y yo también formo parte del consejo asesor de la organización. Vamos a trabajar juntos para planificar y diseñar intervenciones para mejorar cómo se siente cada grupo respecto al otro. La forma en que intervendremos e basará en el conocimiento”, expresó Khoury-Kassabri, que está en contacto con otras académicas árabes destacadas en otras partes del país.
Entre sus compañeras se encuentran las profesoras Mouna Maroun, que dirige el laboratorio de Neurobiología de las Emociones de la Universidad de Haifa, y Fadia Nasser-Abu Alhija, titular del Programa de Investigación, Métodos de Medición y Evaluación de la Facultad de Educación de la Universidad de Tel Aviv.
En la actualidad, Khoury-Kassabri vive con su esposo, Johnny Kassabri, superintendente de Supervisión e Inspección de la Policía de Jerusalén, en un próspero barrio judío de la capital.
Su hija de 19 años cursa el primer año del programa de Excelencia Universitaria en Ciencias de las Drogas; y su hijo de 16 estudia en la escuela secundaria.
La directiva está muy lejos de aquella humilde infancia en Wadi Nisnas. “El enorme apoyo y las expectativas positivas de mis padres, que querían que mi hermana y yo tuviéramos éxito, fueron el impulso para continuar en la universidad”, reconoció.
Para ella, la educación es un elemento importante para la integración y el éxito en la sociedad israelí y es la manera que permite mejorar la situación actual.
Sin embargo, Khoury-Kassabri sabe que esto es solo el comienzo y que la inclusión no es solo un problema en los campus universitarios. “Es la sociedad la que discrimina a las mujeres, las minorías, las personas discapacitadas y a los inmigrantes, especialmente a los etíopes”, admitió.
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