Janucá es, probablemente, la fiesta más divertida del calendario judío y por una buena razón: no sólo se trata de un hermoso festival de luz sino que también incluye muchas delicias fritas, chocolates, regalos, familiares y amigos.

Si aún no te convence esto, te damos diez razones para que finalmente lo aceptes.

  1. Te sientes satisfecho

 

Si bien las historias de lámparas de aceite interminables y las heroicas aventuras de nuestros antiguos ancestros están muy bien, no hay nada como el dinero en efectivo para hacer que las fiestas sean un éxito. Y en Janucá, es tradicional que los niños (también los adultos) reciban dinero (llamado gelt, en idish) de padres y abuelos.
Esto no solo significa que luego puedes gastar esta suma en un regalo que tú mismas elijas sino que también te hace sentir increíblemente satisfecho.
Si esto se combina con el subidón de chocolate que acompaña a la semana (más sobre esto a continuación), todo se explica mejor.

  1. Mucho chocolate
Gelt de chocolate envuelto en papel dorado. Foto: Joey Dean/Unsplash

Para los niños que son demasiado pequeños para recibir dinero o para aquellos que tienen la mala suerte de tener padres a quienes no les resulta educativo entregarlo, el gelt de chocolate es un sustituto delicioso.
Las monedas de chocolate envueltas en oro y plata aparecen en los hogares en todas partes, lo que convierte a la mesa de Janucá en una especia de guarida de un pirata.
El chocolate en sí es sorprendentemente delicioso y del tipo que se derrite, así que asegúrate de que los niños se lo coman rápido antes de teñir toda la casa de marrón.

  1. Estás prácticamente obligado a comer frituras

¡Menos mal que la lámpara del Templo ardió durante ocho días usando aceite y no agua de pepino! Este milagro nos “obliga” a comer toneladas de frituras para recordar ese particular milagro.
Mientras que en Israel las sufganiot son el principal sello distintivo de la festividad, las personas que saben concentran su atención y su ingesta calórica adicional en los latkes o buñuelos de papa que, sin duda, son la mejor comida que ofrece el calendario festivo judío, especialmente cuando se combinan con crema agria y compota de manzana.
Te instamos a que no pierdas el tiempo con recetas que incluyen calabacín, remolacha u otras opciones que suenan más saludables. Están bien para el resto del año, pero las patatas son el camino a seguir durante Janucá.

  1. No hay cabeza de pescado en la mesa

Continuando con los aspectos culinarios de la fiesta, hay que señalar que ningún alimento horripilante aparece en nuestra mesa durante Janucá.
En Rosh Hashaná, por ejemplo, se espera que cenemos mientras miramos fijamente la cabeza de un pescado (consejo importante: bloquearla con un arreglo floral), mientras que en Pesaj hay huesos de animales que casualmente ocupan la posición central. Por suerte, en Janucá la mesa sólo contiene montañas de latkes, sufganiot y velas, lo que significa que la única estrategia a tener en cuenta al elegir tu asiento es tener acceso más fácil a toda esa delicia frita.

  1. Hay muchas noches (se ahorran discusiones familiares)

Otra gran ventaja de Janucá es que, a diferencia de otras festividades, esta dura ocho días. ¿Por qué es tan genial? Porque no terminas mortificando a un lado de la familia festejando con el otro, y te ahorras innecesarios viajes y culpas.
Puedes celebrar cómodamente con quien quieras cuando quieras, y no le creas ni un segundo a tu suegra cuando intenta señalarte que la primera y la última noche de la fiesta son las más importantes para una reunión.

  1. Es totalmente informal

 

Continuando con el punto anterior, Janucá es también una gran ocasión para reunirte con amigos y encender las velas festivas.
¿Reunirse sin niños? También se puede. Convierte la noche es una velada adulta con vino caliente o gin-tonics helados.
¿Reunirse con niños pequeños Se duplica el trabajo pero con algunos dreidels -perinolas- se van a mantener ocupados.
Dejando a un lado el alcohol, algunas personas optan por fiestas temáticas con velas encendidas, otras aprovechan el feriado para una reunión militar largamente esperada y muchas simplemente invitan a sus seres más cercanos y queridos a pasar una noche divertida.

  1. Puedes jugar con fuego

 

Encender velas es la parte más importante de esta fiesta y por eso no sorprende que Janucá sea la celebración favorita de todos los pirómanos ocultos.
Jugar con velas de colores, derretirlas en la janukiá -candelabro- para asegurarte de que se peguen y ese maravilloso olor a fósforos encendidos… ¡es tan perfecto!
Por supuesto, la idea es que todos enciendan sus velas de manera responsable y que las mantengan lo más alejadas posible de cortinas, manteles y niños pequeños.

  1. Es un recuerdo de los años de infancia

 

Parece que los preescolares en Israel no han cambiado su repertorio de canciones festivas en los últimos 60 años. De lo contrario, no se explica por qué abuelas y nietas canten las mismas canciones de Janucá (incluida la rutina de baile y el aplauso entusiasta).
Dejando a un lado la actitud adolescente, no hay duda de que las canciones de Janucá son geniales, algunas de ellas incluso implican apagar todas las luces, y es bueno tener la oportunidad de disfrutar de tanta diversión intergeneracional.
Después de todo, para eso son exactamente las fiestas.

  1. Toneladas de regalos

 

En Janucá, los niños se enfrentan a un dilema difícil: ¿un obsequio pequeño cada noche de la festividad o uno grande que les dure toda la semana?
La experiencia demuestra que los niños son bastante inteligentes y les piden a sus padres lo único que realmente buscan, sabiendo muy bien que obtendrán algo pequeño cada noche (de las diferentes multitudes con las que estén celebrando).
Al margen de lo que elijan, para cuando termine la semana es probable que tu casa esté llena de plásticos pero también, con suerte, de uno o dos obsequios agradables.

  1. Sufganiot gratis en todas partes

 

¿Pensaste que sobrevivirías a una historia de Janucá que no se centrara ni un poquito en los buñuelos dulces rellenos? Esta especialidad es realmente una de las cosas que hacen de Janucá la festividad más divertida, especialmente cuando son gratis.
Una simple encuesta entre sus amigos y familiares israelíes seguramente mostrará que todos disfrutaron de al menos una sufgania durante la fiesta.
Es que se reparten en escuelas, espacios de trabajo e incluso en el Ejército.
Lo que no te dirán es que estos buñuelos engordan mucho pero bueno, no queremos arruinar el espíritu de Janucá.

¡Jag Sameaj!