Es fácil saber por qué Roie Galitz ha ganado un premio con una foto graciosa de un oso polar, una imagen muy elogiada durante la entrega de los Comedy Wildlife Photography Awards 2018.

Pero hay una historia seria detrás de esa imagen, capturada de repente a principios de abril de 2018 en Svalbard, un archipiélago en el océano Ártico entre Noruega y el Polo Norte.

Un pingüino alimenta a su pichón en la Antártida. Foto: Roie Galitz

Galitz, de 38 años, dirige Phototeva, que lleva pequeños grupos de expedición a Svalbard y otras regiones remotas para generar conciencia sobre los efectos devastadores del cambio climático en criaturas autóctonas. Además, da charlas por todo mundo como fotógrafo voluntario para Greenpeace. Sus premiadas fotos han aparecido en revistas, exposiciones locales e internacionales (incluyendo en el Museo Smithsoniano de Washington DC) y en el documental «Osos de la nieve” de la BBC que se estrenó hace un año

Morsas. Foto: Roie Galitz

“Como cualquier buen fotógrafo de fauna, comencé en África. Luego me enamoré del frío y la nieve, y eso me llevó hasta Svalbard», explicó Galitz a ISRAEL21C.

El fotógrafo dice que siempre lo fascinaron los osos polares. “Ellos son los depredadores más grande de la tierra y están en peligro de extinción. Hoy simbolizan el efecto del calentamiento global sobre la fauna. Cuando el hielo se derrite, los osos polares pasan hambre y mueren, y cuando su población disminuye sabemos que estamos ante un gran problema porque los océanos siguen creciendo», explicó.

Osa polar con sus cachorros. Foto: Roie Galitz

Galitz se hace eco de los que está pasando y muestra a los ejemplares en primer plano. Un ejemplo es la osa polar que lucha para que sus cachorros sobrevivan.

“Gracias a mi trabajo en la BBC consigo permisos especiales para acceder a áreas restringidas. Así es como capto la belleza inimaginable de las cosas”, aseguró el fotógrafo.

Roie Galitz obtuvo el Premio Internacional Siena 2017 en Italia por la imagen “Soñando con un mar de hielo” en la que aparece oso polar descansando tras haberse comido a una morsa. Foto cortesía.

“Wildlife PhotograBear” fue tomada cuando Galitz daba un taller en vivo a tres personas que viajaron con él al norte. “El oso llevaba un tiempo cortejando a una hembra y tras unos días de apareamiento, ambos siguieron sus caminos por separado. Lo seguimos y conseguimos algunas fotos asombrosas desde 30 y 40 metros de distancia. De repente se dio la vuelta  y vino directamente hacia nosotros», contó el fotógrafo. Y agregó: «Lo que se suele hacer en una situación como esta es marcharse de forma inmediata. Dejamos nuestro equipo allí y cuando el oso se acercó comencé a tomar fotos con mi cámara de reserva. Olía y lamía el equipo y cuando vio que no era comida se marchó”.

Galitz ha cogido diez veces los cuatro aviones que lo llevan a Svalbard 10 veces. “En marzo y abril iré otra vez con dos grupos de tres personas. Suelo viajar entre diez y doce veces al año, la mitad para proyectos de fotografía, la otra mitad para charlas y entregas de premios», manifestó.

Un oso marrón caza para la cena. Foto: Roie Galitz

Cuando está en Israel, en Givatayim (un suburbio de Tel Aviv), se ocupa de Phototeva, su escuela de fotografía y de la convención anual de fotógrafos de Israel. La 11 edición del pasado mes de noviembre en Tel Aviv contó con la presencia de 2.500 participantes nacionales y extranjeros.

Galitz también es cofundador de Talk Master School donde da charlas de fotografía y conferencias sobre eventos relacionados con el medio ambiente por todo el mundo. También es embajador de G-Technology, DJI drones, Gitzo y Wix.

Roie Galitz detrás de la lente. Foto: cortesía.

Si hay algo que Galitz no hace en Israel es fotografía de vida salvaje local. No es que Israel carezca de esto sino que cuando está en el país tiene muchas otras cosas que hacer: preparar las charlas, criar a cuatro niños con su mujer y más. “El tiempo se nos viene encima cuando trabajamos”, explicó este dedicado padre que les cuenta a sus hijos historias sobre la extinción del mamut lanoso o el T-Rex.
Algo que le preocupa: que los cuentos para dormir de sus nietos sean historias sobre elefantes o rinocerontes extintos.

Galitz sabe que él sólo no puede frenar los efectos del cambio climático y otros desastres ambientales. Sin embargo, cree que sus fotos pueden generar conciencia y animar cambios a nivel individual (como consumir menos energía), en términos de comunidad (limpiar los plásticos de las playas) y en el ámbito nacional (adoptar energías más limpias y renovables, dejar de verter aceites y parar las perforaciones de gas cerca del Polo Norte).

Si quieren ver más fotos de Galitz, pueden hacerlo en su cuenta de Instagram. Y para saber más sobre él o invitarle a dar una charla, pueden contactarlo aquí.