A Tamar Schapira, cofundadora y directora ejecutiva de la startup israelí SenseIT, le gusta contar una historia sobre tres personas paradas detrás de una pared que tratan de ver un partido de béisbol: hay uno que es alto, otro mediano y el tercero es bajo, y solo aquel con más altura puede ver el juego.

Luego, a la persona mediana se le da un taburete para pararse, y a la persona de baja estatura se le dan dos taburetes, y todos pueden ver el juego.

Esa, dijo Schapira, es una buena solución. Pero ella busca algo aún más innovador. “Queremos derribar el muro y tener una cerca para que todos puedan ver el juego”, le dijo la empresaria de 36 años a ISRAEL21c en Español.

Según Schapira, no debería importar cuáles son las capacidades o incapacidades de la gente.

Justo a su esposo Nadav Bernstein coinciden que el objetivo es conseguir “equidad para todos”.

La tecnología de SenseIT puede verificar de forma automática el acceso digital en páginas web y aplicaciones para asegurarse de que sean accesibles para todas las personas.

Mientras Bernstein trabajaba en firmas de consultoría que verificaban la accesibilidad de las personas en edificios y oficinas, la pareja comenzó a investigar esto mismo en el mundo digital en paralelo a la decisión de cada vez más países de aprobar nuevas leyes que requerían que las compañías proporcionaran acceso digital a todos sus usuarios.

Por ejemplo, los bancos contratan personas para probar de forma manual su accesibilidad digital usando un ratón de computadora.
Pero, ¿qué ocurre con una persona que no puede mover un mouse y necesita un teclado? “La accesibilidad no puede ser una ocurrencia tardía”, afirmó Schapira.

Y cuando los clientes prueban e intentan arreglar sus aplicaciones web después de diseñarlas, el proceso es “tedioso, lento y costoso”.

Probar el código tal como está escrito

Con cuatro años, SenseIT puede resolver este problema al ofrecer pruebas automáticas en una forma de tener accesibilidad “integrada directamente en el sistema”.

La empresa desarrolló estos tests que emulan cómo las personas realmente usan los productos, revisando varias discapacidades que pueden requerir algunos ajustes en los que las compañías podrían no haber pensado.

SenseIT tiene 12 empleados que trabajan en Tel Aviv. Foto cortesía de SenseIT

“Por la forma en que se desarrolla la tecnología, probar aplicaciones de manera manual lleva demasiado tiempo. Nuestro software puede probar el código a medida que se escribe”, indicó Schapira.

Por estos días hay consultoras que realizan pruebas manuales para empresas, pero muy poca competencia por los servicios que brinda SenseIT.

“Nosotros interactuamos con la aplicación, ese es nuestro fuerte. De ese modo, podemos informar si hay o no una barrera”, remarcó.

Empujar los límites

Luego de obtener una maestría de la Universidad Reichman, Schapira pensó en unirse al Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel pero decidió no intentarlo porque pensó que chocaría contra un techo de cristal.

“No por ser mujer -explicó sino por lo que se puede o no hacer”.

A esta emprendedora le gustó más el reto de crear su propio negocio “y romper todos los límites”.

Schapira comparó el crecimiento de una startup con la acción de correr una carrera: “Es la misma mentalidad, Hay que empujar los límites y respirar a través de los desafíos”.

Cada vez que se pregunta si ella y su marido asumieron más responsabilidades de lo que esperaban, la mujer recuerda a un muy buen amigo de la familia que tuvo un accidente grave y ahora es parapléjico. Y pensar en sus desafíos la mantiene en marcha.

Para Schapira, no se trata solamente de algo comercial sino de una vocación social. En ese sentido, le dijo a ISRAEL21c en Español que vive desde una “perspectiva empática”.

“Quiero tener influencia en mi país y traer cambios al mundo”, manifestó.

Ella cree que SenseIT también puede enseñar valores importantes: “Se trata de algo más que tener un botón de accesibilidad. Necesitamos brindar soluciones para todos”.

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