Para alguien que toma fotografías tan extraordinarias como las que se muestran en este artículo, Alon Shtamberger puede parecer un par pero para el resto del mundo su trabajo es increíble.

“Tengo casi 52 años, soy director de sistemas de información, estoy casado y tengo dos hijos mayores. Hace unos tres años, llegué a la etapa en la que los niños crecen y uno busca cosas nuevas para hacer. Tengo todo tipo de pasatiempos y este -tomar fotos con drones- es uno de ellos”, le contó Shtamberger a ISRAEL21c en Español.

Techos de tejas rojas adornan las casas de huéspedes a orillas del Mar Muerto. Foto cortesía de Alon Shtamberger

El artista reveló que la fotografía nunca fue lo suyo y que jamás le había atraído de forma personal. “Un día vi a alguien en la playa piloteando un dron y me cayó la ficha de que el mundo se podía ver desde un ángulo diferente”, dijo.

Fue así que compró su primer dron básico y aprendió de grupos y en línea qué hacer, cómo hacerlo y dónde.

Desde ese momento, el camino hacia la fotografía de paisajes fue más bien corto.

Globos de aire caliente sobrevuelan la reserva natural Bitronot Rujama en el sur de Israel. Foto: Alon Shtamberger.

“Siempre me gustó viajar y tenía claro que esa era una forma de ver las cosas de otro modo y descubrir nuevos lugares. En el camino empecé a enamorarme del mundo de la fotografía y de a poco comencé a actualizar el dron para adaptarlo a mis necesidades”, afirmó Shtamberger.

Hizo un curso de fotografía con drones y hasta que apareció el COVID-19 y no pudo seguir fotografiando en el extranjero. Desde entonces, solo ha tomado fotos en Israel.

Grúas iluminan el cielo en la noche de Tel Aviv. Foto: Alon Shtamberger

El paraíso de los fotógrafos

Shtamberger expresó que hay zonas en Israel que son un paraíso para los fotógrafos como toda el área del Mar Muerto. “Me encanta hacer fotos en el sur del país. Creo que es hermoso y especial”, comentó.

Coloridos sumideros en la región del Mar Muerto. Foto: Alon Shtamberger

Su objetivo actual es fotografiar un volcán en Islandia ya que para él, la fotografía con drones presenta oportunidades únicas. “Siempre me pregunté cómo se ven las cosas desde arriba”, señaló Shtamberger.

La central eléctrica de Orot Rabin en la ciudad costera de Hadera capturada por el fotógrafo de drones Alon Shtamberger.

“Cuando transitamos nuestra vida diaria, vemos las cosas desde un ángulo humano. Mirar las cosas desde un ángulo diferente es realmente un ejercicio para el cerebro, que entrena algún tipo de músculo gracias a otra nueva mirada en la que uno no siempre pensaría”, indicó.

El artista intenta llevarse el dron a donde quiera que vaya ya que, según contó, muchas veces se encontró en situaciones en las que deseaba poder tomar una foto pero no tenía su equipo.

Una vista aérea de la ciudad sureña de Eilat y el Mar Rojo. Foto: Alon Shtamberger

“Cuando los drones son un pasatiempo, naturalmente hay menos tiempo para fotografiar. En promedio, salgo a tomar fotos unas tres veces por semana. Si fuera mi trabajo, ya habría descubierto muchas cosas que todavía no he logrado”, afirmó.

Descubrir lo inesperado

A menudo, Shtamberger planea fotografiar algo en particular, como una cascada, pero en el camino al lugar descubre algo más como rocas con un hermoso follaje.

Los coloridos restos de un barco naufragado frente al puerto de Yafo. Foto Cortesía de Alone Shtamberger

“O si quiero ir a fotografiar la playa, de repente aparece un barco de la nada y necesito perseguirlo, o me encuentro con todo tipo de paracaidistas”, dijo Shtamberger.

Para planificar sus expediciones fotográficas y buscar lugares interesantes, el fotógrafo utiliza Google Maps o Google Earth. Pero la realidad bastante diferente, sobre todo en uno de sus sitios favoritos.

Un buzo y un delfín nadan juntos en la playa de Mijmoret. Foto: Alon Shtamberger

“Lamentablemente, el Mar Muerto cambia todo el tiempo y lo que veo en el mapa es muy diferente del sitio en sí. Voy a fotografiar algo y en el camino descubro mil cosas más. A veces, un fotógrafo necesita más de una o dos expediciones a un lugar para ver la luz del día. No siempre tengo la luz que quería o el color del agua no es lo que tenía en mente”, explicó.

Un entorno pastoral en el pueblo Tzippori en el valle de Jezreel en el norte de Israel. Foto: Alon Shtamberger

“Además está la cuestión de la edición, que es una parte integral de la fotografía con drones. Yo diría que el 50 por ciento de la foto debe ser editada para hallar la composición correcta. Una foto puede requerir algunas horas de trabajo”, indicó.

El Monasterio de Latrun tiene vistas a jardines, campos y a la concurrida ruta 3 en el Valle de Ayalon. Foto cortesía de Alon Shtamberger

Empezar de a poco

Shtamberger tiene algunos consejos para aquellos interesados ​​en sumergirse en la fotografía con drones: “Hay que empezar de poco. No hace falta invertir en un dron caro desde el principio. Muchas veces, veo a comprando el equipo más costoso sin saber si lo disfrutarán y luego quizás se arrepienten.

La mezquita de Al Jazzar del siglo XVIII en el casco antiguo de Akko. Foto cortesía de Alon Shtamberger

Por otra parte, el fotógrafo recomienda aprender mucho antes de volar un dron por primera vez: “Hay que leer y ver videos en YouTube para no arruinar el dron. También hay que cumplir con las regulaciones de seguridad de la Autoridad de Aviación Civil, que son muy claras”.

Finalmente, Shtamberger dijo: “Si comienzan con algo básico y ven que lo disfrutan, entonces el cielo se convertirá en el límite”.

El estadio Bloomfield en Yafo se ilumina contra el horizonte de Tel Aviv. Foto cortesía de Alon Shtamberger

Para conoce en profundidad el trabajo de Shtamberger, clic en su página web.