Cuando en 2011 unos 1.200 israelíes posaron desnudos en el Mar Muerto para el fotógrafo de arte Spencer Tunick de EEUU, el promotor del proyecto Ari Leon Fruchter ansiaba que las imágenes llamativas iniciaran una ola de activismo para salvar al lago más salado del planeta que se encuentra en peligro de extinción.

Una imagen de “Naked Sea” (Mar Desnudo) de Spencer Tunick, 2011.

Pero si bien 500 millones de personas vieron la serie de imágenes “Naked Sea” (Mar Desnudo), unos años más tarde la situación solo había empeorado y el sitio donde se tomaron las fotografías se había derrumbado en un gigante sumidero gigante.

Sí, el Mar Muerto, el lugar más bajo de la Tierra, se reduce de forma rápida y dramática debido a la evaporación y extracción industrial de sus minerales.

El fotógrafo estadounidense Ronnie Turner tomó esta foto del Mar Muerto que los miembros de GuruShots votaron como la mejor.

Fruchter comprendió que si el lago no se estabiliza con una infusión constante de agua dulce, dentro de 50 años la antigua maravilla del mundo no será más que una serie de sumideros secos.

“No puedo salvarlo por mí mismo pero puedo ayudar a preservarlo a través del arte”, le dijo Fruchter a ISRAEL21c.

El promotor se asoció con Noam Bedein, que empezó a tomar fotografías “time-lapse” en 2016 para mostrar los cambios que ocurren en el Mar Muerto, para lanzar el “Proyecto de Renacimiento del Mar Muerto”.

“Triple Sinkhole Sunrise” (Amanecer en el sumidero triple) en el Mar Muerto. Foto: Ilan Shacham de Israel

Para conmemorar el Día de la Tierra 2021, el Dead Sea Revival Project y la plataforma de fotografía en línea GuruShots inauguraron el concurso internacional de fotografía Dead Sea Life.

“Salty Sunrise” (Amanecer salado) de Meital Bitton de Israel.

Las 40 mejores de las 13.123 imágenes enviadas de 40 países -incluidos Jordania, Bahréin, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos- fueron exhibidas el Día de la Tierra, el 22 de abril, en el Centro Cultural Arad y en línea en el Museo virtual del Mar Muerto.

Mario Troiani fue elegido Mejor Fotógrafo en el concurso de fotografía Dead Sea Life por esta imagen. Foto cortesía de Dead Sea Revival Project

El jurado estuvo compuesto por Spencer Tunick, el fotógrafo de vida silvestre Roie Galitz, la consultora de arte y curadora Keren Bar-Gil y el fotógrafo residente en Nueva York Casey Kelbaugh.

Los jueces  seleccionaron una imagen del participante israelí Alexander Bronfer como Mejor Fotografía.

Esta foto de Alexander Bronfer fue elegida por los jueces como Mejor Fotografía en el concurso Dead Sea Life. Foto cortesía de Dead Sea Revival Project

Pero también ayudaron a elegir las otras imágenes para la exposición, que estará abierta durante un año bajo el patrocinio del Consejo Regional de Arad, GuruShots, Epson, Picture Perfect y Prima Hotels.

Las imágenes incluyen una de Mario Troiani (Israel), a quien los usuarios de GuruShots votaron como Mejor Fotógrafo; y una de Ronnie Turner (EEUU) elegido por los usuarios de GuruShots como la Mejor Foto
En el concurso se emitieron 9.083.102 votos.

Un baño rejuvenecedor con barro negro del Mar Muerto. Foto: Santhosh Manganam de Kuwait.

“Estábamos extasiados y para nada preparados para el apoyo público masivo que recibimos para el concurso y ahora estamos haciendo todo lo posible para que el mundo disfrute de estas obras a través de un museo virtual y una exposición junto al Mar Muerto”, contó Fruchter.

Foto sin título del Mar Muerto por Abed Abdeljalil de Jordania

Museos en la sangre

Fruchter llegó a Israel en 1997 para un programa en la Unión Mundial de Estudios Judíos, entonces ubicada en Arad. Así fue como comenzó una devoción de por vida por  esa ciudad desértica de 25.000 habitantes a unos 25 kilómetros al oeste del Mar Muerto.

Incluso llamó a su hijo primogénito con el nombre Arad.

A la izquierda, Ari Leon Fruchter. A su lado, Noam Bedein. Foto cortesía de Dead Sea Revival Project

Tras un tiempo en Seattle donde trabajó para Microsoft, Fruchter y su familia se mudaron a Israel en 2007.
Al llegar aceptó un trabajo en SanDisk y se unió a la junta del Museo de Arte de Tel Aviv por un sentido de misión para contribuir a la sociedad a través de las artes.

“La hermana de mi bisabuela, Charlotte Bergman, fue una de las fundadoras originales del Museo de Israel”, le contó a ISRAEL21c.

Bergman legó su rara colección de arte al museo con la condición de que siguiera viviendo con ella en una residencia privada en los terrenos del museo. Allí permaneció durante casi 30 años hasta su fallecimiento en 2002 a los 99 años.
Ese año, la mayor parte de su colección se trasladó a las galerías del museo.

Charlotte y Louis Bergman, alrededor de 1950. Foto: Talmoryair/Wikimedia Commons

La mujer despertó el interés de Fruchter por el arte y fue así que comenzó a coleccionar piezas israelíes contemporáneas.

Con los años pudo reunir a sus variadas pasiones en una visión singular: fundar un museo de arte del Mar Muerto en Arad.

Años antes de que se construyeran imponentes hoteles de lujo en la playa Ein Bokek, los visitantes del Mar Muerto solían alojarse en Arad, hoy reducto de fábricas de productos relacionados con el lago.

“Siento que un hermoso museo de arte va a atraer a israelíes y extranjeros. El lugar natural de este nuevo espacio es Arad porque un proyecto de esta magnitud podría tener un gran impacto económico en la ciudad”, explicó Fruchter.

El Museo del Mar Muerto

Mientras tanto, el centro cultural presenta la exposición fotográfica. “Arad es la puerta de entrada natural al Mar Muerto y nos sentimos honrados de albergar esta exposición internacional”, dijo el alcalde de Arad, Nisan Ben Hamo.

La exposición también está accesible se puede acceder de forma gratuita en el museo virtual del Mar Muerto, que Fruchter pretende que sea precursor de un edificio que será diseñado por la firma israelí Neuman Hayner.

El museo virtual del Mar Muerto según lo previsto por los arquitectos del estudio Neuman Hayner. Foto: Ikonospace

“Conseguiré estadísticas sobre cuántos visitantes vienen al museo virtual y eso nos ayudará a ver si el nivel de interés justifica la gran inversión de establecer el museo real”, indicó Fruchter, que aún trabaja en alta tecnología mientras busca filantropía social a través de las artes y espera que el Museo del Mar Muerto inspire la acción necesaria para salvar a su amado mar.

“Estamos enfrentando la realidad y convertimos la dramática situación en algo hermoso”, finalizó.