Cuando una camina por Israel no es fácil de entender cómo es que la pandemia de COVID-19 aún está arrasando en gran parte del mundo.

Aquí los restaurantes están abiertos, las bodas regresaron y los grupos de turistas vienen al país desde 23 de mayo cuando llegaron dos grupos de visitantes.

Para celebrar la nueva apertura al mundo, compartiremos con ustedes algunas palabras sobre qué esperar al aterrizar en el Israel postpandemia.
Sinceramente, aquí cambiaron muchas cosas pero vamos a centrarnos en los aspectos más divertidos mientras esperamos con desesperación que todo este asunto quede bien atrás.

1. ¿Extrañaste el sol? Pronto rogarás por regresar a interiores

Meses de aislamiento y trabajo remoto significan que lo más probable es que no hayas disfrutado del sol durante mucho tiempo, y si bien esto puede sonar como el paraíso absoluto, un viaje corto a este pequeño rincón de Oriente Medio te disipará rápidamente de esa noción.

La reapertura de Israel coincide con su temporada más calurosa en la que las temperaturas a la sombra rivalizan con las del infierno y la idea de salir del aire acondicionado es absolutamente ridícula.
Así que sí, sólo vas a durar cinco minutos en la playa a menos que sea el amanecer o el atardecer.

2. Olvídate del distanciamiento social: Israel volvió a las aglomeraciones

No es ningún secreto que los israelíes nunca han sido particularmente buenos para respetar su turno en la fila o, mejor dicho, “honrar” el espacio personal.
De ese modo, sólo es posible imaginar que todo el tema del distanciamiento por el COVID-19 nunca se puso de moda aquí, y que literalmente la gente literalmente no pudo mantenerse alejada de su prójimo durante más de unas pocas décimas de segundo.

Ahora que lo peor de la crisis parece haber quedado atrás, ni siquiera nos molestamos en fingir que hacemos un esfuerzo por mantenernos alejados de los demás. Así, solo podemos esperar que esto no nos dé ganas de volver a subir a un avión.

3. “¿Qué efectos secundarios? No sentí nada”. Se vienen los cuentos de valentía de la vacunación

En Israel, cada generación tiene sus historias de arrojo. Algunos lucharon en la Guerra de la Independencia, otros desafiaron a los egipcios en el Canal de Suez, y los héroes de hoy no sintieron absolutamente nada después de ser vacunados contra el coronavirus.

Cuando empezó la campaña local de vacunación corrieron rumores sobre los terribles efectos secundarios de las inyecciones (fiebre, el dolor muscular y de cabeza, etc.), pero “milagrosamente” nadie experimentó ninguno de estas dolencias.
Ya ves, estábamos perfectamente bien preparados.
Realmente, todas esas personas que hacen un escándalo son unos cobardes. ¿Y esos analgésicos que estuvimos tomando? Son para nuestras alergias.

4. Asiente y sonríe cuando te decimos que somos el mejor país del mundo. Solo mira nuestras tasas de vacunación

Incluso antes de vencer al resto del mundo en la carrera de las vacunas, siempre supimos que somos los mejores. Claro, la situación política es intensa, tuvimos una guerra en el medio y el costo de la vida nos arruina.

Sin embargo, lo más probable es que te encuentres con que cada israelí esté hablando con mucho orgulloso del país, o al menos de algunos aspectos de él.
En el pasado, teníamos que dar a los incrédulos largas explicaciones de por qué esto es exactamente así pero por suerte la pandemia nos permite acortar nuestros discursos (Esto en hipótesis, claro, mientras intentas evitar que un israelí te dé su opinión no solicitada sobre lo que sea).
De verdad, solo asiente y sonríe: es la salida más rápida.

5. No te atrevas a salir a cenar de forma espontánea. Terminará mal

Los meses de cuarentena y restricciones dejaron a los israelíes con más deseos que nunca de salir y gastar dinero. Ya sea restaurantes, bares, fiestas o centros comerciales, todos los lugares están repletos.

Eso significa que no hay ninguna posibilidad de que el lugar agradable y tranquilo que recuerdas de tu última visita no requiera reservas. O se fundió durante la crisis o está a tope de personas con exactamente los mismos buenos recuerdos que tú.

6. No atropelle a los repartidores de comida. Tras la pandemia son muchos más

Uno de los signos reveladores restantes de la crisis del coronavirus que cubrió al país hasta hace muy poco es la abundancia de repartidores que arriesgan su vida e integridad física para entregarnos pizzas, hamburguesas, sushi y más.

Nuestro hábito colectivo de pedir comida aumentó durante el encierro y es algo difícil de dejar ir: preparar la cena más de un par de veces a la semana se convirtió en un recuerdo lejano y nuestros dedos están permanentemente a unos pocos centímetros de distancia del teléfono para pedir nuestra próxima comida.
En ese sentido, cuida a los repartidores y conduce con cuidado.

7. Se puso de moda comer sobre cajones de bebidas. No te asustes, es como una resaca

Aunque comer sobre cajones de cerveza usados como mesas no es un fenómeno completamente nuevo en Israel el COVID-19 hizo explotar la tendencia.

Es que las regulaciones prohibían sentarse en restaurantes por lo que dichos establecimientos ofrecerían a sus clientes la oportunidad de “llevarles” sus platos y bebidas a mesas improvisadas convenientemente ubicadas justo afuera de modo de cumplir con las regulaciones y disfrutar de un negocio en auge.

Si bien nos tomó un tiempo acostumbrarnos, la realidad es que es bastante divertido y una se siente como en una cena urbana al aire libre en su máxima expresión.

8. ¿Qué son esas ojeras permanentes que lucen los padres jóvenes? ¡El resultado de tres confinamientos!

Al caminar por Israel es posible que encuentres a personas que lucen diferentes tonos de negro y púrpura debajo de los ojos. No, no salieron de una pelea a puñetazos sino de tres encierros con sus hijos generalmente queridos, a quienes tuvieron que alimentar, entretener, educar como en la escuela y más a pesar de vivir en espacios reducidos con ellos durante la mayor parte del año pasado.

En un país tan amigable con los niños como Israel, el encierro fue un asunto familiar agotador. Digamos que con mucho gusto volveríamos a subirnos al avión pero sin niños.

9. ¿Son las 17 en cualquier sitio de Israel? La gente local aumentó el consumo de alcohol y siempre hay motivos para brindar

Previo a la pandemia, los israelíes solían beber mucho menos que sus homólogos estadounidenses o europeos. Una copa de vino o un par de cervezas constituían una salida nocturna, con auténticos juerguistas reservados para los adolescentes que no conocen nada mejor.

Pero el encierro, el estrés, pasar todo el día con los niños y la falta de entretenimiento llevaron a muchos a descubrir las alegrías de una noche chispeante en casa.
Bien, ahora que se nos permite salir, nuestros nuevos hábitos vienen con nosotros así que levantemos una copa o dos de un buen vino rosado frío y disfrutemos de lo mejor que este verano posterior al COVID-19 y la guerra tiene para ofrecernos.

10. No intentes que las personas se pongan las máscaras. Aquí ya no se usan desde el 15 de junio

Esto es quizás lo más asombroso. Durante un año, el uso permanente de las máscaras ha sido una tremenda pesadilla. Ahora que las restricciones se han aliviado y ya no estamos obligados a usarlas en casi ningún sitio, dejamos el espantoso recuerdo atrás.

A simple vista verás que en los supermercados, oficinas, restaurantes y otros lugares interiores sólo unos pocos rezagados (o con una salud débil) aún siguen usando los barbijos.

Es por ello que no te servirá de nada pedirle a la gente que se cubra porque o se reirán de ti o recibirás una mirada fulminante.