Mientras el resto del mundo tiene el domingo para descansar, disfrutar de un buen desayuno y hacer el crucigrama del fin de semana, en Israel ese día es el comienzo de la semana laboral.

Esto apestaría del todo si no fuera por el hecho de que tenemos nuestro mejor día de la semana: el viernes.

Ese día, mientras que en otras partes del mundo las personas están en sus escritorios y esperan que llegue el sábado, los israelíes ya desayunan, descansan y pasan tiempo de calidad con amigos y familiares.

Estas son las diez razones principales por las que en Israel amamos el viernes.

Consejo: no leer esto un viernes.

  1. Comienza el fin de semana

Lo más obvio, claro. El viernes es el mejor día de nuestro calendario porque marca el comienzo del fin de semana de forma oficial. Adiós a las tan largas horas de oficina, hasta luego al tráfico matutino. Sí, sí, nos vemos en un par de días cuando estemos bien descansados ​​y pesemos unos dos kilos más.

  1. Todos salen a desayunar

Como ocurre con todas las mejores cosas en Israel, el viernes está muy centrado en la comida y esto comienza relativamente temprano. Da la impresión de que no hay nada que a la gente le guste más hacer un viernes a la mañana que salir a desayunar o almorzar, lo que hace que sus posibilidades de conseguir un asiento en el restaurante hasta las 13 sean realmente escasas. Si el lector logra sentarse en un restaurante, podrá darse un festín con la deliciosa cocina israelí: toneladas de ensaladas frescas, shakshuka, pasteles y una taza tras otra del mejor café del mundo.

  1. Mercados espontáneos de alimentos
Alimentos frescos a la venta en el centro comercial Dizengoff Center de Tel Aviv. Foto: Miriam Alster/FLASH90

Siguiendo con la comida, los viernes también se destacan por los mercados de alimentos que florecen en todas partes: el puerto de Tel Aviv, los centros de las ciudades, cualquier humilde centro comercial local e incluso las rotondas. Nuestra seria recomendación es abastecerse de delicias locales, como hojas de parra rellenas, buñuelos, escalopes y un buen pastel, ya que hay muchas probabilidades de pasar el fin de semana recibiendo invitados.

  1. Gran día para caminar
Israelíes caminan junto al arroyo Jalaboun en los Altos del Golán. Foto: Michael Giladi/FLASH90

Si bien es tentador pasar el fin de semana yendo y viniendo de la cama al refrigerador, el viernes es una gran oportunidad para hacer algo de actividad física. No solo uno tiene emoción porque es fin de semana sino que el ambiente general es de celebración. De ese modo, es posible apreciar increíbles vistas y poder volver a casa para cenar. La mejor parte es que es posible despertarse temprano en la mañana sabiendo que al día siguiente no hay obligaciones.

  1. El tráfico es más leve

Si bien los viernes a la hora del almuerzo suele ser complicado andar porque todos se suben a sus autos para recoger a sus hijos de la escuela y hacer algunas compras de última hora antes de que todas las tiendas cierren por Shabat, las mañanas y las tardes son un placer absoluto. Con la mayoría de la gente sin ir al trabajo, la entrada a Tel Aviv se vuelve llevadera al igual que la salida de Jerusalén. Y en un país tan plagado de atascos de tráfico, esto es algo para celebrar. Algo así como un pequeño milagro de fin de semana.

  1. El humor se modifica (para bien)

Cuando llega la tarde del viernes, hay un cambio de ánimo palpable en todo el país. Las personas parecen dejar escapar un profundo suspiro colectivo a medida que las preocupaciones de la semana se vuelven cosa del pasado. Las casas están limpias antes del Shabat y quedan por delante más de 24 horas de descanso y relajación merecidos. Hay una cierta quietud que envuelve al país y que nos conmueve de nuevo cada semana.

  1. Flores en la ruta
Ramos de flores en Tel Aviv. Foto: Niri Gattmon/Municipalidad de Tel Aviv-Yafo

Una de las características más hermosas de los viernes en Israel es que venden flores a lo largo de las carreteras. Es muy habitual que los vendedores coloquen pequeños puestos con un cartel que dice «Flores para Shabat» a los lados de las rutas, cruces y centros de las ciudades. La variedad suele ser hermosa pero es mejor recoger las flores temprano en el día antes de que llegue el calor. No hay que olvidarse que el pago es en efectivo y que cabe regatear.

  1. La siesta

La siesta de los viernes por la tarde es la actividad favorita para el 99 por ciento de los israelíes. Esta es considerada como sagrada entre lo más sacro. Personas de todas las edades, denominaciones y orígenes se ponen de pie, toman el periódico o ese libro que querían leer y pasan una o dos horas felices acostados en la cama. Los más serios también se van a dormir. Hablando por experiencia, no hay nada tan refrescante como dormirse cerca de las 16 de un viernes.

  1. Recibir al Shabat
Kabalat Shabat en el puerto de Tel Aviv. Foto: Miriam Alster/FLASH90

Los viernes al atardecer, cuando sale la primera estrella, marcan el comienzo del sábado, del día de descanso para el judaísmo. Como tal, tiene su propia celebración llamada Kabalat Shabat (bienvenida del sábado). Lo bueno es que no hay que ser particularmente observante para participar de esto.
Las personas más tradicionales encenderán velas, dirán algunas bendiciones y cantarán en familia pero también lo harán muchos no religiosos en entornos ligeramente diferentes. No es raro ver celebraciones de Kabalat Shabat en parques, playas e incluso centros de entretenimiento.

    1. Cena del viernes a la noche

La última pero no menos importante actividad de la lista es la cena del viernes por la noche, el evento con el que se culmina todo lo que uno hizo en día. Las compras, las flores, la limpieza, la siesta… Todo se lleva a cabo para garantizar que tengamos la velada más agradable posible.
Es prácticamente inaudito cenar solo el viernes por la noche. Así es, extraños al azar invitarán a sus hogares a quien no tenga compañía.
Consejo: prepararse para grandes cantidades de comida, altos decibelios y un estilo israelí total.

¡Shabat shalom!