Unos 2.000 mil cubiertos retorcidos adornan un Cadillac modelo 1976 que está estacionado en el nuevo Museo Uri Geller en Yafo. Y una cuchara doblada ganadora del récord mundial Guinness, con un peso de once toneladas, domina el patio del recinto.

Es que, después de todo, doblar cucharas a través de la psicoquinesia es la marca registrada del ilusionista de fama mundial Uri Geller.

Este Cadillac de 1976 con cubiertos incrustados fue exhibido en museos de todo el mundo y ahora está estacionado de forma permanentemente en el Museo Uri Geller en Yafo. Foto: Abigail K. Leichman

A principios de noviembre, Geller ofreció un recorrido narrado por los más de 200 artículos en exhibición de su museo, entre los que se incluyen desde el caballete de Pablo Picasso y las esposas de Harry Houdini hasta los guantes de boxeo firmados por Muhammad Ali junto también al guión original de Gary Cooper de “A la hora señalada”.

“El 90 por ciento de los artículos aquí fueron obsequios de personas a lo largo de mi carrera”, contó Geller, a quien le encanta narrar las historias detrás de estos regalos.

Algunos objetos, como guitarras de The Rolling Stones y Moody Blues, fueron enviados especialmente para el museo.

Uri Geller y Abigail Klein Leichman con un cristal antiguo de una tonelada en el museo de Geller en Yafo. Foto: Dlila Bar-Ratson

“Cerca del cinco por ciento de los artículos que compré en las subastas de Sotheby’s y Christie los adquirí porque estaban conectados conmigo de alguna manera. La mayor parte del resto lo compré en tiendas”, le dijo Geller a ISRAEL21c en Español en un inglés con un suave acento, perfeccionado durante más de 30 años de vivir en Sonning-on-Thames en las afueras de Londres.

Hoy, que se acerca a los 75, Geller permanece joven y muy a la vista del público.

El encanto y el carisma que le hicieron ganar amigos y admiradores en las altas esferas mundiales -justo decir que muchos escépticos también- es tan contagioso como siempre. Fue generoso con su tiempo y respondió atentamente a las preguntas a través de WhatsApp antes y después del recorrido personalizado.

De primeros ministros a espías

Cuando Geller (1946, Tel Aviv) terminó sus obligaciones militares como paracaidista -con los que había luchado en la Guerra de los Seis Días de 1967- comenzó a dar fiestas en casas intelectuales para ganar algo de dinero.

Como artista nato, cautivó a jueces y generales con sus poderes paranormales (o sus ilusiones magistrales, dependiendo de a quién se le pregunte).

En una de esas fiestas convenció a Golda Meir de que hiciera un dibujo detrás de la puerta cerrada del baño para demostrar que podía leer su mente.

“Creo que soy la única persona que alguna vez envió a un primer ministro al baño como si fuera una orden”, dijo entre risas.

Algunos otros invitados resultaron ser agentes del Mossad, la agencia de inteligencia nacional de Israel. “Estaban desesperados por descubrir cómo podía traerles información de una manera poco convencional así que le pidieron a la CIA que probara mis poderes y enviaron al astronauta Edgar Mitchell para convencerme de que viajara a Washington. Nos hicimos muy buenos amigos”, relató

Mitchell presentó a Geller al ex científico espacial nazi Wernher von Braun en una base secreta de la NASA.
Durante el recorrido por el museo, Geller mostró fotos de esa reunión, tomadas por su mejor amigo y cuñado, Shipi Shtrang, que también estaba en el museo el día de la entrevista.

Un joven temerario

En 1976 Uri Geller apareció en una revista de cómics de Marvel. Foto: Abigail K. Leichman

Entre los raros tesoros de su museo hay un “huevo” de oro que John Lennon le dijo a Geller que recibió de un extraterrestre; una chaqueta firmada por Michael Jackson; un cristal de una tonelada de supuestamente de millones de años; un modelo de avión regalado, por extraño que parezca, por el déspota libio Muammar Gaddafi; y más.

Una pelota de baloncesto autografiada por Kobe Bryant en el Museo Uri Geller. Foto: Abigail K. Leichman

Geller también mostró los prismáticos personales del primer ministro asesinado Yitzhak Rabin. “Esto es muy valioso para mí porque él era mi falso comandante”, recordó.

Binoculares de Yitzhak Rabin en el Museo Uri Geller. Foto: Abigail K. Leichman

La ecléctica colección continúa con una foto junto a Jeff Bezos, creador de Amazon, una carta de Jackie Kennedy Onassis y el primer muñeco de Bamba de la historia.

La sincronicidad como eje

“Esto es increíble: es una camisa que usó David Ben Gurion, probablemente sacada del cuarto de lavado del kibutz Sde Boker. La asombrosa sincronicidad aquí es que cuando él usó esta camiseta, ¡yo era el modelo de Ata!”, dijo señalando una camisa de trabajo de la marca Ata ubicada en una vitrina.

David Ben Gurion, primer mandatario de Israel, usó esta camisa de trabajo Ata en sus últimos años cuando Uri Geller era el modelo de la marca. Foto: Abigail K. Leichman

Geller también reveló las pipas para fumar de Albert Einstein, el encendedor de cigarros de Winston Churchill y el perfume Chanel #5 de Marilyn Monroe, un regalo del beisbolista legendario Joe DiMaggio.

Un bastón del monarca nigeriano Oba Sijuwade tachonado de diamantes azules. Foto: Abigail K. Leichman

También hay una radio de Masaru Ibuka, fundador de Sony; una calavera de cristal en bruto del ex presidente mexicano José López Portillo; la máscara mortuoria de Frédéric Chopin; y un bastón tachonado de diamantes azules del difunto monarca nigeriano Oba Sijuwade.

A través de un microscopio se pueden ver algunas obras del microartista británico Graham Short como  imágenes talladas de Geller, Michael Jackson y una cuchara doblada en la cabeza de un alfiler.

Un muñeco de ventrílocuo entregado a Geller por la estrella del pop Noa Kirel – cuando eran jueces en “Israel’s Got Talent” descansa en una silla con forma de cuchara hecha para Geller por la compañía de cereales de Kellogg después de que hiciera un comercial para ellos.

 

Un museo por accidente

Geller indicó que nunca tuvo la intención de tener un museo. Cuando él y su esposa, Hanna, volvieron a vivir a Israel hace unos cinco años y medio, se instalaron en un apartamento en la Ciudad Vieja de Yafo que le habían comprado en 2006 a la coleccionista de arte Ilana Goor.
En esa época, Geller presentaba un reality show que lanzó la carrera del mentalista Lior Suchard.

Por esos días, un agente inmobiliario se acercó a Geller en la calle y lo instó a que viera un espacio disponible junto al museo de Ilana Goor (muy recomendado).

El Museo Uri Geller en la Ciudad Vieja de Yafo. Foto: Abigail K. Leichman

Cuando abrió las viejas puertas metálicas, Geller vio un salón

Ruinas de una fábrica de jabón desenterrados en Yafo. Foto: Dlila Bar-Ratson/Autoridad de antigüedades de Israel

abovedado de piedra lleno de grava y tierra. De inmediato decidió enviar sus pertenencias únicas para exhibirlas allí.

El edificio data del período otomano del siglo XVIII y se habría usado como espacio de almacenamiento.
Los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel estuvieron presentes durante la renovación, que costó unos 20 millones de shekels (seis millones de dólares), especialmente cuando los trabajadores descubrieron debajo del suelo una fábrica de jabón de aceite de oliva del siglo XIX.

El museo también contiene algunas de las obras de arte hechas por el propio  Geller como el logotipo de NSYNC, la portada del álbum “Invincible” de Michael Jackson y muchas piezas de Poole Pottery, una marca favorecida por la reina Isabel.
Los dibujos y grabados de Geller se pueden comprar en el sitio web del museo.

Uri Geller con platos de cerámica de Poole de diseño propio. Foto: Abigail K. Leichman

La pintura de Jesús

Junto a una pintura de Andy Warhol que un multimillonario le obsequió hay una obra de arte pop que Geller le encargó a Yuval “Yuvi” Gold. Allí cuelga una pintura de Jesús.

Una pared del Museo Uri Geller contiene, entre otros objetos, una pintura de Salvador Dalí (derecha), una de arte pop de Yuvi (centro) y una réplica de Andy Harwood del “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci con la bola de cristal original arriba. Foto: Abigail K. Leichman

Geller explicó que a principios de la década de 1970, Salvador Dalí le pidió reunirse con él. “Había pintado cucharas dobladas en la década de 1930 y no creía que realmente yo pudiera doblarlas. Fue así que me trajo una cuchara de oro. La sostuvo en sus manos, yo puse mi dedo sobre ella y se dobló. Eso lo asustó pero nos hicimos mejores amigos y luego me dio muchos regalos”, relató.

Uno de esos obsequios fue una bola de cristal que Dalí le dijo a Geller que había pertenecido a Leonardo da Vinci. “No me lo creía. La acepté de forma cortés y la puse en el techo de mi Cadillac, que estuvo en muchos museos, incluido el Museo de Israel”, describió.

En 2011, Geller leyó un artículo en un periódico de Londres sobre una pintura de Leonardo da Vinci recientemente descubierta, “Salvator Mundi”.

“Me caí para atrás porque hay que ver lo que Jesús tiene en la mano. ¡Es el cristal que me dio Dalí!”, remarcó con sorpresa.

Así, Geller viajó a Ashdod, donde estaba estacionado el auto en ese momento, y sacó el cristal que hoy se exhibe encima de una réplica de “Salvator Mundi” del retratista británico Andy Harwood.

Ingresos y caridad

Cuando entran, los visitantes del Museo Uri Geller ven un breve video sobre el ilusionista acompañado de “La sinfonía de la sincronicidad” encargada a Loretta Weinberger (Kay-Feld), una orgullosa británica que emigró a Israel y cuyas composiciones para “Barrio Sésamo” y los presidentes de EEUU Barack Obama y Donald Trump son bien conocidos.
Su familia vivía al lado de los Geller en Inglaterra hace unas cuatro décadas, y han permanecido unidas.

La entrada al Museo Uri Geller cuesta 45 shekels (unos 15 dólares) por persona. Está abierto solo para grupos y hay que reservar con anticipación.

La mayoría de las ganancias se canalizan a través de la Fundación Benéfica Uri Geller que recauda fondos para organizaciones benéficas infantiles israelíes incluida Save a Child’s Heart.

Abigail Klein Leichman de ISRAEL21c en Español junto a una cuchara doblada de once toneladas y 18,5 metros que consiguió un récord mundial Guinness y contiene una cápsula del tiempo de recuerdos de Uri Geller. Foto: Dlila Bar-Ratson

Creer o no en las habilidades psíquicas de Geller no impide disfrutar del museo ubicado en Yafo. Es muy divertido y sus objetos históricos merecen la pena ser vistos.