Contraer una infección por listeria es siempre peligroso ya que su tasa de mortalidad es del 25 incluso cuando se trata con antibióticos y el 90 por ciento de los infectados son hospitalizados en terapia intensiva.

La listeria afecta principalmente a las plantas de producción de alimentos. Son bacterias rebeldes que toleran temperaturas extremadamente bajas y clima seco, sales y productos químicos ácidos. Se esconden en grietas y pequeños huecos.

Si la listeria contamina la comida congelada comprada en el supermercado o una tienda, las bacterias todavía estarán activas cuando los productos sean consumidos en casa. Esta enfermedad puede provocar abortos espontáneos.

Las otras dos grandes y nocivas bacterias que causan intoxicación alimentaria -salmonella y E. coli- tampoco son una nimiedad pero rara vez la gente muere a causa de ellas.

El efecto de desinfectantes como el cloruro o la lejía dura poco tiempo y, en algunos casos, la protección disminuye luego de unos pocos minutos.

Ofer Shoham, director ejecutivo de la startup Bio-Fence de Israel, le dijo a ISRAEL21c en Español, que un nuevo aditivo de pintura químico antimicrobiano estabiliza los desinfectantes y una vez que la pintura enriquecida se aplica a pisos, paredes y techos en instalaciones industriales, duran mucho más y brindan una protección prolongada

El añadido también mejora la capacidad de los desinfectantes para combatir la E. coli y la salmonela pero la listeria letal es el enfoque principal de la compañía.

“Si los inspectores de salud encuentran listeria en una fábrica se debe realizar un protocolo de limpieza extremo. Si se encuentra por segunda vez, la producción se detiene. La tercera vez, la instalación se cerrará por completo”, dijo “, explicó Shoham.

Prueba con salchichas

El aditivo de pintura se desarrolló durante tres años y ya se usa en cuatro proyectos en Israel y otro dos en el exterior.

Ofer Shoham, director ejecutivo de Bio-Fence. Foto cortesía de Bio-Fence

En una prueba conceptual que duró once semanas a principios de este año se aplicó pintura con el aditivo antimicrobiano al piso y las partes inferiores de las paredes de una “sala de pelado” de perritos calientes en una importante planta de fabricación de salchichas de Israel.

A pesar de la limpieza repetida y estricta, antes de la prueba la instalación tenía una presencia continua de listeria.

La “sala de pelado” presentó desafíos específicos para mantener los niveles de higiene: frío en el interior, mucha humedad y condensación, y movimiento intenso de trabajadores y equipos que crean un entorno en el que la listeria puede afianzarse y multiplicarse.

Durante la fase de control de tres semanas -antes de que comenzara la prueba- se detectó listeria en el 91 por ciento de las muestras diarias de piso.

Después de la aplicación de la pintura mejorada Bio-Fence, la listeria era completamente indetectable en la superficie del piso.

El ejercicio demostró una reducción del 99,9 por ciento en el nivel de bacterias gramnegativas y una mejora considerable en los niveles de higiene. Todas las prácticas de limpieza, incluido el uso de un producto a base de cloro, siguieron siendo las mismas antes y durante la prueba.

Primeros en tener éxito

Shoham trabaja con la higiene de los alimentos desde hace 38 años. La mayor parte de su carrera la hizo en Diversey, un proveedor de detergentes y soluciones de limpieza de EEUU con una división en Israel.

Bio-Fence nació en 2018 como parte de la aceleradora The Kitchen Hub en Ashdod.

“The Kitchen Hub me preguntó si estaba interesado en trabajar en un producto que originalmente estaba más relacionado con el envasado de alimentos y la maquinaria. Les dije que no funcionaría. No tenemos control sobre el nivel de desinfectante que se adhiere a la superficie. Y es un campo muy regulado”, contó el directivo.

En cambio, Bio-Fence se convirtió en una compañía de tecnología química. “El concepto de mezclar un aditivo anti patógeno en pintura no es nuevo sino bien conocido y se ha investigado durante muchos años. Pero nadie había logrado hacer un producto con él”, dijo Shoham.

La nueva utilidad no necesita aprobación regulatoria porque no se vende como un antimicrobiano, y Shoham espera que un organismo reconocido como la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA) pueda adoptar el sistema de Bio-Fence como nuevo estándar para mantener las instalaciones libres de gérmenes.

La doctora Sanaa Khalil trabajando en Bio-Fence. Foto cortesía de Bio-Fence

Durante los primeros días de la pandemia de COVID-19, Bio-Fence recibió mucha atención. “Todos tenían miedo de tocar superficies”, recordó Shoham.

Más tarde quedó claro que es muy poco probable que la enfermedad se transfiera de esa manera.

Bio-Fence emplea a siete personas -judíos, musulmanes y cristianos- y ya recaudó casi 12 millones de shekels -unos cuatro millones de dólares-, y opera en el centro de alta tecnología Har Hotzvim de Jerusalén y en el Parque Industrial Bar-Lev en el norte de la Galilea.

Una pintura protectora

Bio-Fence fabrica un aditivo de pintura que combate los patógenos. Foto cortesía de Bio-Fence

La compañía busca el aditivo de forma directa a los fabricantes de pinturas. Así, realizó una prueba piloto con el licenciatario local de Sherwin-Williams, uno de los mayores productores de pintura del mundo.

Hoy, Shoham espera que el aditivo aumente el precio de un revestimiento normal para pisos o paredes en un 10-15 por ciento por metro cuadrado.

“El aditivo químico no dañará la función básica de esos recubrimientos. Simplemente estamos agregando otra cualidad a la pintura”, reveló.

Si bien es probable que no se sepa si la comida que se compra en cualquier negocio se preparó en una instalación protegida por Bio-Fence, sirve conocer que la innovación israelí trabaja detrás de escena para mantener saludables a las personas.

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