Simple: ya existe una “súper enfermera” capaz de monitorear de forma simultánea a múltiples pacientes en habitaciones separadas, estar al tanto de su presión arterial, pulso y signos vitales, y detectar signos de deterioro incluso antes de que los enfermos lo sientan por sí mismos.

Esta superheroína médica no es humana sino que se trata de un producto de inteligencia artificial, avanzados algoritmos de software, sensores y cámaras. Las piezas se están articulando ahora mismo en el Centro Médico Sourasky de Tel Aviv.

Este proyecto es el resultado de una década de trabajo constante de Ahuva Weiss-Meilik y su equipo en el centro I-Medata del hospital.

«Nuestros médicos y enfermeras no pueden estar en todos lados”, le dijo Weiss-Meilik a ISRAEL21c. Sin duda, este es un pensamiento recurrente que se hizo eco en los hospitales chinos en medio del brote de coronavirus de este año.

Y todo tiende a empeorar más por la escasez crónica de personal en los hospitales de todo el mundo, incluidos los de Israel.

En la actualidad el Centro Médico Sourasky lleva adelante una prueba de la tecnología de monitoreo continuo de Weiss-Meilik con 24 pacientes en salas comunes. Todos los internados dieron su consentimiento. Sí, algo así como un Gran Hermano sanitario.

Los sensores se ocupan de controlar la presión arterial y las frecuencias cardíaca y respiratoria de los enfermos mientras una cámara observa lo que ocurre en todo momento. En paralelo, los datos se transmiten a una estación central de visualización donde se alerta al personal del hospital si se produce algún cambio.

El equipo de I-Medata desarrolla algoritmos predictivos que pueden determinar -en base a los datos de la cámara y los sensores- una caída de la presión arterial. Si esto se combina con la información del registro médico electrónico (EMR) de un paciente y los datos agregados, es más probable saber si un paciente requerirá atención adicional.

Una de las grandes ventajas es que la inteligencia artificial puede detectar un potencial deterioro horas antes de que lo pueda hacer una enfermera o un médico humano. Y además tiene la habilidad de predecir si un paciente pudiera ser readmitido en el futuro.

«Ningún médico, más allá de su capacidad, podría ver todos estos datos y conseguir tener una visión inmediata de un cuadro», explicó Weiss-Meilik. Y añadió: «En el futuro, las pruebas de inteligencia artificial serán parte de todos los ingresos hospitalarios”.

Datos imprescindibles

Entrada al Centro Médico Sourasky de Tel Aviv. Foto cortesía

El hospital Sourasky de Tel Aviv es el centro de cuidados intensivos más grande de Israel. Cuanta con 1.500 camas y tiene la ventaja de implementar este tipo de sistema de datos porque se ha mantenido a la vanguardia de la recopilación de información de los pacientes en Israel. «Tenemos registros médicos computarizados desde hace una década, lo que nos ha permitido hacer este tipo de investigación y desarrollo», manifestó la científica.

Hoy, el equipo de Weiss-Meilik desarrolla un ecosistema dentro del hospital para informar y apoyar al personal clínico. Mientras el desarrollo de algoritmos e inteligencia artificial se mantiene de forma interna, el departamento de I-Medata se ha asociado con dos nuevas empresas israelíes.

Una de ellas es AnyVision -con sede en Holon, especializada en software de reconocimiento facial, corporal y de objetos. La empresa se ocupa de proporcionar las cámaras y, si bien suele trabajar en la industria de la seguridad y vigilancia con clientes como bancos, tiendas y casinos, ahora realiza su primera incursión en lo referido a la tecnología médica.

La segunda es BioBeat con sede en Petaj Tikva que se encarga de ofrecer los sensores. Esta compañía desarrolló un parche desechable que se usa en la piel para rastrear información clave como la presión arterial, la tasa de oxidación, el pulso, la temperatura de la piel y el sudor.

El parche sensor de BioBeat monitorea los signos vitales. Foto cortesía

Arik Eisenkraft, director médico de BioBeat, le dijo a ISRAEL21c que los médicos no tienen que medir nada porque todos los signos vitales se transmiten en tiempo real a través de Bluetooth y Wi-Fi al EMR del paciente, así como a la nube de BioBeat, para que la empresa pueda aprender de la información y mejorar la funcionalidad.

BioBeat recibió la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) para su monitoreo de presión arterial no invasivo. La empresa también creó un reloj de pulsera que monitorea los signos vitales en el hogar.

Un hospital más inteligente

Weiss-Meilik y su equipo también trabajan para integrar otras áreas de inteligencia artificial desarrolladas en Israel para hospitales.

Algunas empresas especializadas en imágenes médicas como Zebra Medical y Aidoc facilitan el trabajo de los radiólogos ya que liberan de forma inmediata los datos más complejos. Ambas compañías utilizan la inteligencia artificial para ayudar a los especialistas a detectar rápidamente las áreas problemáticas de una imagen.

A su vez, Agamon se especializa en el procesamiento del lenguaje natural (PNL) para dar sentido a resúmenes de texto no estructurados en los registros de los pacientes, como el historial de una cirugía o informes radiológicos. El sistema adapta estos datos a un formato de base de datos estructurado.

«Se necesitan muchos recursos humanos para hacer cosas que pero con la inteligencia artificial se simplifican. Podemos acceder a información que antes era inútil para hacer una investigación avanzada», aseguró Weiss-Meilik

El director general del Centro Médico Sourasky, el doctor Ronni Gamzu, considera al trabajo de I-Medata como «el futuro de la medicina».

Muchas veces los pacientes no se encuentran conectados a un monitor porque su condición no lo requiere. “De repente esto cambia y nos «sorprenden porque su condición comienza a deteriorarse. El personal médico necesita sistemas para ayudarlos a identificar situaciones complejas y navegar a través de grandes cantidades de datos», consideró Gamzu.

Weiss-Meilik es jefa de la División de Ciencia y Calidad de Datos del Sourasky. Antes fue coordinadora nacional del Programa de Calidad en el Cuidado de la Salud de Oriente Medio patrocinado por la Universidad de Harvard.
También dirigió la unidad de desempeño clínico y económico en el Centro Médico Sheba. Y recibió su doctorado en el Instituto de Tecnología de Israel Technion.

«Por ahora, estamos en una etapa temprana pero si desarrollamos estos modelos y los colocamos en el mercado, podríamos ayudar a mejorar la salud en todo el mundo», explicó la especialista responsable de los primeros y efectivos pasos de la “súper enfermera” de hecho.