Así como su nombre es difícil de pronunciar, lidiar con las principales sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) es algo muy complicado.

Estas peligrosas toxinas son conocidas por llegar al agua potable y exponer a los humanos a una amplia gama de problemas de salud. Y son difíciles de eliminar.

Sin embargo, una reciente investigación del Instituto de Tecnología Technion de Israel halló una forma de superar el desafío al conseguir la erradicación de casi el 90 por ciento de las toxinas dañinas sin liberar otras sustancias no deseadas en el agua potable.

Las PFAS se pueden encontrar en productos como el revestimiento antiadherente para sartenes, la espuma contra incendios y los matafuegos.
Suelen llegar a las aguas subterráneas luego de filtrarse en el suelo o cuando los líquidos residuales se utilizan para el riego, y permanecen durante mucho tiempo causando una gran contaminación de las fuentes de agua potable.

La exposición a las PFAS puede provocar cáncer, enfermedades cardíacas y hepáticas y defectos de nacimiento.

La eliminación de este agente intoxicante se realiza con técnicas simples y económicas que no son muy eficientes. Y además también transfieren los contaminantes al material absorbente, lo que requiere de más pasos de purificación.

La investigación realizada en el Technion y publicada en el Chemical Engineering Journal combinó dos soluciones existentes: el procesos de oxidación y el uso de polímeros específicos que absorben las sustancias contaminantes.

Una ilustración de la manera en que los compuestos de arcilla, los polímeros y la oxidación eliminan las PFAS dañinos del agua. Foto cortesía de la Oficina del Portavoz de Technion

Los investigadores demostraron que es posible separar los contaminantes con polímeros especiales y luego usar procesos de oxidación avanzados para eliminarlos.

En las pruebas usaron arcillas y óxidos de hierro naturales -económicos y seguros- junto con polímeros de ciclodextrina.
Estos compuestos confinaron a las toxinas a la superficie y luego aceleraron el proceso de oxidación que destruyó los contaminantes en sustancias no tóxicas.

El proceso alcanzó una eficiencia de casi el 90 por ciento y solo tomó unos minutos eliminar siete tipos de PFAS.

Aún no hay planes para integrar la tecnología de laboratorio en pilotos o instalaciones de filtración de agua, pero los investigadores esperan que esto suceda el próximo año.