En este verano de olas de calor sin precedentes, un contraalmirante israelí retirado le contó a ISRAEL21c en Español acerca de una nueva tecnología ecológica para mantener caliente a la gente en invierno porque, de hecho, ambas cuestiones están estrechamente relacionadas.

El aumento de las temperaturas del verano es causado, en parte, por el cambio climático: la atmósfera atrapa las emisiones de los combustibles fósiles que se queman para fines que incluyen al calor.

Ya todos saben que hay que reemplazar el carbón, petróleo y gas natural a fuentes sustentables de cero emisiones.

Así, el militar Gil Aginsky, excomandante de la flota de submarinos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), le habló a este medio de un gas abundante y “verde”: el hidrógeno.

En concreto, se refirió al hidrógeno “verde” producido por fuentes renovables como la energía eólica o la solar frente al hidrógeno “gris” producido por el gas natural, que también produce ese molesto dióxido de carbono (CO2).

Calefaccionar con hidrógeno

Variadas compañías tratan hoy de desarrollar nuevas tecnologías para producir suficiente hidrógeno verde para satisfacer la gran necesidad mientras que otras crean soluciones para usar el gas de manera eficiente con el fin de alimentar cualquier cosa, desde autos eléctricos hasta calefacción interior.

Aginsky se enfoca en el segundo de esos desafíos, y dirige la nueva división de hidrógeno de la compañía TurboGen, cuya principal innovación es una microturbina ligera y eficiente que usa gas natural para cogenerar calor y electricidad combinados  como alternativa a las calderas clásicas y aires acondicionadores.

La división de Aginsky tiene la tarea de cambiar la microturbina a una operación ciento por ciento de hidrógeno.

El contralmirante (retirado) Gil Aginsky, jefe de la división de hidrógeno de TurboGen. Foto cortesía de TurboGen

“Usar el hidrógeno es más complicado que usar gas natural u otros combustibles, y hoy en día no existe una microturbina comercial que funcione con al 100 por ciento de hidrógeno. Los productos existentes tienen alrededor de un 30 por ciento de capacidad de usarlo”, indicó Aginsky.

El emprendedor indicó que espera que el primer modelo de TurboGen, que utiliza 50 por ciento de hidrógeno y 50 por ciento de gas natural, se instale en un edificio residencial de Nueva York este noviembre de este gracias a la presencia del socio local EN-Power. Mientras tanto, dijo Aginsky, ya llegaron unas 20 solicitudes más.

“Si se usa 50 por ciento se hidrógeno, las emisiones se reducen en un 30 por ciento porque este gas tiene una densidad diferente al natural”, explicó Aginsky.

El microgenerador TG-40 de TurboGen puede funcionar con una mezcla de hidrógeno y gas natural. Foto cortesía de TurboGen

Para alcanzar el objetivo de crear una microturbina “ciento por ciento” de hidrógeno, TurboGen trabaja con el Instituto de Investigación Southwest en San Antonio, Texas (EEUU).
La idea es comprender qué hay que modificar en la dinámica de fluidos de la microturbina actual.
Además, la empresa trabaja con investigadores de aerodinámica en el Instituto de Tecnología Technion de Israel para construir un laboratorio donde se probará la cámara de combustión.

Hace falta más calor

La calefacción es una necesidad insatisfecha en el espacio del hidrógeno. “Uno de los mayores problemas es que se puede usar en una celda de combustible o quemarlo. La eficiencia eléctrica de las celdas es mayor pero no se obtiene suficiente calor. Y en lugares como Europa y EEUU, eso es lo que hace falta”, dice Aginsky.

Para él, la respuesta es una combinación de algunas tecnologías que producirán electricidad y también calor. “Para tener una buena eficiencia y obtener las máximas capacidades, necesitará un sistema mejor. Y eso es algo que podemos ofrecer. Y debido a que nuestras microturbinas están diseñadas de manera diferente a otras, nuestra eficiencia es mayor”, explicó..

Esto no quiere decir que TurboGen no tenga competencia.

“Varias compañías trabajan en motores de turbina 100 por ciento de hidrógeno porque es una gran oportunidad de mercado hoy, mientras el mundo muta hacia el uso del gas verde”, reveló Aginsky, que además señaló que el hidrógeno no es barato, pero que se volverá más asequible mientras países como EEUU planeen ofrecer subsidios de precios con la esperanza de mitigar el cambio climático.

Por otra parte, diseñar una turbina que queme exclusivamente hidrógeno no es fácil de lograr.

El hidrógeno, afirmó Aginsky, se comporta de manera diferente a otros gases: se quema más rápido y si no se maneja correctamente puede dañar la cámara de combustión y dejar residuos contaminantes de óxido de nitrógeno.

“De ese modo, una turbina de hidrógeno necesita un diseño completamente nuevo. Las nuestras tienen una mayor eficiencia porque operan a una temperatura más alta que otras turbinas. Además, la estructura es diferente, por lo que el mantenimiento es mucho más fácil (de armar y desarmar), y es más liviana que otras turbinas (una tonelada y media en comparación con seis toneladas). Esa es una gran ventaja cuando se trata de ubicarlas en los techos de los edificios”, describió.

TurboGen tiene como meta tener lista su microturbina 100 por ciento impulsada por hidrógeno en un año y medio, con el escenario ideal de una producción local de hidrógeno verde.

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