Shilo Ben Zeev no se parece en nada al típico emprendedor israelí exitoso.

No fue un líder en los scouts, sirvió en una unidad de inteligencia de élite de las Fuerzas de Defensa de Israel, no tiene un título universitario y, de hecho, apenas logró terminar la escuela secundaria.

En el mejor de los casos ignorado y en el peor intimidado, Ben Zeev tuvo una infancia difícil. “Era gordo y tenía muchos problemas de salud. No tenía amigos. Mi padre no creía en mí. Así, no pude ser un buen estudiante”, confesó Ben Zeev, que se crió en una familia religiosa en Jerusalén.

Después de terminar el secundario, el ejército rechazó a Ben Zeev debido a su peso. Decidido a ser soldado, siguió una dieta estricta durante siete meses pero a pesar de perder 40 kilos y entrar en el cuerpo blindado, donde hizo sus primeros amigos de verdad, su servicio militar fue interrumpido cuando se descubrió que sufría diabetes tipo 1.

Sin embargo, con mucho esfuerzo y su habilidad para identificar oportunidades y socios comerciales, Ben Zeev se convirtió en un emprendedor serial de tecnología médica.

Emendo Biotherapeutics, una de sus compañías cofundadas, fue adquirida en 2020 por la farmacéutica japonesa AnGes en 300 millones de dólares.

“Busco que cualquier adolescente con problemas sepa que la vida no termina con la escuela. Yo me convertí en un emprendedor sin habilidades. Si impulsas tu sueño y no te rindes, puedes lograr mucho. Hubo años en los que luché por ganarme la vida y perdí dos dedos de los pies debido a la diabetes. Pero la vida no se trata de felicidad sino de logros. Así que hay que seguir luchando. En algún momento, Baruj Hashem (gracias a Dios), todo mejora”, le dijo el empresario a ISRAEL21c en Español.

Un hombre de acción

Luego del ejército, Ben Zeev trabajó para el partido político Likud hasta los 28 años. Su médico, el profesor Itamar Raz, hoy director del Consejo Nacional de Diabetes de Israel, detectó potencial en Ben Zeev.

“Vio que yo sabía cómo hacer las cosas”, contó.

Cuando Raz fundó el Fondo D-Cure en 2004 para avanzar en la investigación de la diabetes en Israel y en el extranjero, le ofreció a Ben Zeev ser su director ejecutivo.

Shilo Ben Zeev, emprendedor serial de tecnología médica. Foto: Tamar Paluch

“No puedo decir que lo haya hecho muy bien. En ese momento ni siquiera hablaba inglés”, reveló.

Pero su período de un año en D-Cure le despertó un interés en la tecnología médica que le cambió la vida.
En 2006, Ben Zeev se unió a LifeWave, una solución de salud conectada que creó un dispositivo para tratar las heridas de la diabetes.
Como director de operaciones de ese proyecto jugó un papel decisivo en la cotización de la empresa en la Bolsa de Valores de Tel Aviv.

Su siguiente compañía fue LabStyle Innovations, cuyo producto estrella fue MyDario, un medidor de glucosa compacto conectado a dispositivos móviles a través de una aplicación para el control de la diabetes.

“Esa fue la primera vez que se usó un iPhone como dispositivo médico”, dijo Ben Zeev, cuyo modelo de negocio era vender tiras reactivas para ese glucómetro.

Aunque MyDario ganó premios por su revolucionario enfoque, lo que sobrevivió fue la aplicación en lugar del dispositivo.

En 2016, dos años después de que Ben Zeev vendiera su participación, la empresa pasó a llamarse DarioHealth y sus nuevos propietarios crearon una plataforma digital ampliamente utilizada para el manejo de enfermedades crónicas.

“Más tarde conocí al doctor David Baram y fundamos tres empresas: MyBiotics (farmacéutica de microbiomas), Smartzyme Biopharma (diagnóstico y terapéutica que crea herramientas avanzadas para la ingeniería de proteínas]) y Emendo Biotherapeutics, que desarrolla herramientas de edición de genes para trastornos genéticos. El año pasado vendimos Emendo en un acuerdo generado por David, que aún hoy sigue siendo su director ejecutivo”, describió.

Una tetina óptima

En charla con ISRAEL21c en Español desde el automóvil de su familia en Australia, Ben Zeev indicó que hoy sólo se enfoca en Emulait, una startup que fundó hace menos de un año.

Esa empresa emergente desarrolla un sistema para imprimir tetinas de silicona de grado farmacéutico personalizadas para biberones en 3D que son una réplica biomimética del pecho de la madre lactante en forma, textura y color.

Para comprender por qué Ben Zeev está en Australia hablando de la lactancia materna, hay que explicar algo sobre su vida personal.

A los 38 años, Ben Zeev viajaba seguido por negocios a Nueva York. En 2013, tres personas diferentes lo instaron a conocer a una mujer que acababa de mudarse a Israel desde Australia.

“Viajé de Nueva York a Israel para conocerla y nos casamos en 2014, un año después”, dijo.

Shilo y Tamar Ben Zeev residen principalmente en Australia -aunque él también tiene una residencia permanente en Nevada- con sus hijas Amalia, de seis años y medio, y Rahni, de tres.

“Comparto todo con Tamar y ella me da consejos, la mayoría de las veces buenos”, bromeó. “

No, es que a veces escucha y otras no”, intervino su esposa desde el asiento del copiloto.

Emulait surgió por los problemas de Amalia para cambiar entre el pecho y el biberón. La “confusión del pezón” ocurre porque al bebé le resulta difícil adaptarse a la succión de manera diferente a la de un pezón natural o falso.

Al ver sufrir a su bebé y a su esposa -Amalia incluso se sometió a un procedimiento de ortodoncia quirúrgico para mejorar su capacidad de enganche-, Ben Zeev comenzó a buscar una forma de escanear el pezón de una mujer e imprimir uno exactamente como el de un biberón.

Después de años de investigación, Ben Zeev desarrolló una aplicación que hace exactamente eso. “Ayudará al 20 por ciento de los bebés con confusión del pezón y a las madres que regresan al trabajo porque cualquier cuidador puede alimentar al niño con el sistema de alimentación Emulait mientras su mamá no está, y ella aún puede amamantarlo cuando regrese, lo que facilita la transición del biberón al bebé”, explicó.

Emulait entró en la fase de producción y recauda fondos, con miras a su lanzamiento en marzo. “Si tienes una idea e investigaste y sabes que es correcta, no permitas que nadie te diga que estás equivocado”, aconsejó Ben Zeev, basándose en su experiencia personal.

Muchas veces, los inversores potenciales hicieron salir a Ben Zeev después de preguntarle sobre sus antecedentes. “En esos momentos podía sentir su falta de respeto pero insistí hasta que alguien me escuchó. Hoy, si llamo a los capitalistas de riesgo, ellos son respetuosos pero me tomó 22 año conseguirlo. No hay duda de que convertirte en emprendedor sin experiencia es muy difícil y hay que trabajar mucho más”, admitió.

Si bien sigue alejado de su padre, que nunca creyó en él, Ben Zeev asume toda la responsabilidad de sus propios fracasos y éxitos. “No hay que culpar a nadie. Sigue esforzándote. Y si crees en lo que estás haciendo, hazlo”.