Compuestos de la planta del cannabis como el CBD y el THC tienen usos terapéuticos para muchas cosas que van desde el dolor crónico al COVID-19.

El primero en aislar, nombrar y sintetizar algunos de los muchos cannabinoides de la planta en la década de 1960 fue el farmacólogo israelí Raphael Mechoulam. Desde entonces, Israel liderado la investigación y el desarrollo de cannabis medicinal en todo el mundo pero aunque hoy se comercializan muchos productos médicos derivados  del cáñamo para personas y mascotas, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) sólo aprobó el medicamento Epidiolex recetado para las convulsiones.

Esto, dice el organismo, se debe a las dificultades para lograr una dosificación consistente y confiable en productos farmacéuticos hechos a partir de vegetales.

El profesor Raphael Mechoulam durante un recorrido por su laboratorio en la Universidad Hebrea. Foto cortesía

A fines de 2016, mientras científicos especialistas en plantas abordaban el tema, Reshef Swisa y Asaf Ohana se asociaron con Mechoulam para crear una compañía de desarrollo medicamentos recetados estandarizados derivados de ácidos cannabinoides sintéticos.

Hoy, la empresa EPM (moléculas con inagotable potencial, en inglés) tiene 14 moléculas patentadas que pronto serán probadas en humanos bajo la guía de la FDA. Su presidente, el ejecutivo farmacéutico Julian Gangolli, ayudó a lanzar Epidiolex.

La prioridad de EPM son la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la psoriasis, dos patologías autoinmunes difíciles de tratar.

Reshef explicó que EPM se enfocó en los ácidos cannabinoides en lugar de los compuestos cannabinoides ya que estos se hallan únicamente en las flores secas de cannabis mientras que la planta viva contiene los ácidos que son los precursores de estos cannabinoide (que son muy potentes pero inestables y se descomponen cuando son expuestos al calor).

“Nadie quiere desarrollar un producto que se descomponga en el cuerpo. Por ello, EPM consultó si era posible crear ácidos cannabinoides en el laboratorio de una manera estable. Esa es la diferencia fundamental entre EPM y lo que ocurre en el mercado actual”, le contó Swisa a ISRAEL21c.

Programa escalable, reproducible y robusto

El profesor Dan Peer, director del laboratorio de nanomedicina de precisión de la Universidad de Tel Aviv y miembro de la junta asesora científica de EPM, manifestó que es “mucho más inteligente usar moléculas sintéticas porque son altamente reproducibles y porque producir moléculas pequeñas sería más barato que crear plantas, y de ese forma se puede alcanzar la escalabilidad, reproducibilidad y solidez”.

El profesor Dan Peer, director del laboratorio de nanomedicina de precisión de la Universidad de Tel Aviv y miembro del consejo asesor científico de EPM. Foto cortesía de EPM

El científico presentó los resultados positivos de un estudio de la molécula 301 de EPM para el tratamiento de la EII en la Conferencia Internacional de Cannabis organizada de forma virtual por Israel en junio para cientos de investigadores de todo el mundo.

“Mi laboratorio estudia enfoques novedosos para tratar enfermedades inflamatorias del intestino como la colitis ulcerosa y el Crohn. Yo soy muy escéptico porque en general  las moléculas no funcionan a nivel animal y mucho menos clínico pero cuando Raphael Mechoulam se acercó a mí hace cuatro años para chequear algunas moléculas que sintetizó, descubrimos que una de ellas, la EPM301, tenía propiedades súper antiinflamatorias únicas”, explicó Peer, que indicó también que esta parece ser muy segura en modelos animales y que es mucho mejor que los esteroides que son el tratamiento estándar para los brotes porque la molécula podría cambiar el panorama de los medicamentos antiinflamatorios.

El estudio de Peer demostró que la molécula EPM301 funciona tan bien -y en ocasiones mejor- que los esteroides y con la mitad de la dosis.
Los esteroides son tóxicos cuando se toman a largo plazo mientras que la EMP301 no causó efectos tóxicos en los animales cuando se administró de forma diaria durante el período de estudio de tres meses.

Peer adelantó que otra molécula de EPM “súper potente” en cultivos celulares de EII será probada en animales.

“Algunas moléculas funcionaron mejor que otras y eso me hace feliz porque no se trata de magia”, añadió el especialista.

Luego de completos estudios de toxicología y un ensayo clínico inicial, en 2023 la EPM301 podría fabricarse en grado farmacéutico para pruebas de toxicología adicionales y ensayos clínicos avanzados.

“Esta es una buena noticia para los pacientes que pueden recibir un tratamiento eficaz sin efectos secundarios graves y riesgos asociados con los esteroides, entre ellos el  daño a las enzimas hepáticas, osteoporosis, cataratas y supresión del sistema inmunológico”, explicó Peer.

Los ácidos sintéticos del cannabis no se descomponen

Reshef Swisa, director ejecutivo de EPM. Foto cortesía de EPM

Las 14 moléculas sintetizadas por EPM cumplen la misma actividad biológica que sus contrapartes naturales pero prometen una fiabilidad y seguridad uniformes.

“En la industria farmacéutica, los dos elementos que no existen en el cannabis y que son muy necesarios para el desarrollo de fármacos son la consistencia de la producción -cada pastilla sea exactamente igual- y la propiedad de la patente. El CBD y el THC pertenecen a la naturaleza y por ello nadie puede reclamar la propiedad de esos compuestos”, expresó Swissa.

El concepto de ácidos cannabinoides sintéticos es similar al que hay detrás de la aspirina, un análogo sintético reproducible y confiable del ácido salicílico derivado de los árboles. “Cuando trabaja con compuestos naturales, la industria farmacéutica tiene un problema fundamental. También lo tiene la FDA porque no se puede controlar el perfil de seguridad de los productos botánicos”, indicó Reshef.

Colaboración con la academia y la industria

La compañía trabaja con socios de investigación en universidades israelíes y de Canadá, y con proveedores de servicios líderes para la industria farmacéutica en Israel, el Reino Unido, Suecia y Dinamarca.

Swisa afirmó que en algún momento del año que viene espera que la formulación de la psoriasis, basada en la molécula EPM301, ingrese entre en un ensayo clínico de fase 1 en voluntarios sanos.

Ese tratamiento tópico ya fue evaluado en un modelo de cultivo celular de una enfermedad inflamatoria de la piel y mostró una actividad similar a la de la hidrocortisona.

Un tercer objetivo a futuro para las moléculas de ácido cannabinoide sintético de EMP será el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) como el que se observa en pacientes graves de COVID-19.

EPM tiene oficinas en EEUU y Australia y este año podría cotizar en la Bolsa de Valores de Tel Aviv.

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