La cuarentena es una estrategia de salud pública que muchos países utilizaron para prevenir la propagación de COVID-19.

Algunos gobiernos impusieron bloqueos nacionales o regionales mientras que otros optaron por restringir el movimiento nocturno, la actividad durante los fines de semana o el alternación entre semanas.

Con la segunda ola de la pandemia en pleno auge, algunos países como Australia ya imponen cuarentenas en ciertas ciudades o regiones mientras que otros Estados debaten la conveniencia de los bloqueos.
Los gobiernos tienen que decidir qué es peor: la rápida propagación de enfermedades o las consecuencias emocionales y económicas de poner en cuarentena a todos los habitantes salvo a los trabajadores esenciales.

La realidad es que la efectividad del confinamiento es un interrogante complejo y por ello ISRAEL21c habló con expertos israelíes que no coincidieron en una respuesta unánime.

Hagai Levine: no a la cuarentena

Doctor Hagai Levine, presidente de la Asociación Israelí de Médicos de Salud Pública. Foto cortesía

El doctor epidemiólogo Hagai Levine, presidente de la Asociación Israelí de Médicos de Salud Pública y miembro de la facultad de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Hebrea, cree que el encierro es una medida extrema.

“La cuarentena debe guardarse como último recurso para situaciones muy inusuales de enfermedades muy contagiosas y mortales. Este no es el caso del COVID-19”, le aseguró Levine a ISRAEL21c.

En abril, el especialista y dos expertos en banca y finanzas de la Universidad Hebrea publicaron el informe “Gestión de la pandemia de COVID-19 sin destruir la economía” en el que afirmaron que la cuarentena prolongada es un enfoque “medieval” y no es necesario para controlar al coronavirus.

“Inicialmente no sabíamos lo suficiente acerca de cómo se propagaba el SARS-CoV-2 e incluso entonces los profesionales de la salud pública pensaron que la respuesta debía ser más proporcional al riesgo específico. Hoy sabemos mucho más sobre el virus, como que el riesgo de transmisión a través del aire libre es muy bajo. Por lo tanto, no tiene ningún sentido, desde el punto de vista de la eficiencia o de la salud pública, obligar a las personas a quedarse en casa“, explicó Levine.

Según el epidemiólogo, lo que se debería hacer es “tomar medidas proporcionales para reducir la transmisión, de modo que lentamente se logre una reducción de la enfermedad”.

Las medidas que defiende Levine son acciones que se le ha pedido a la gente que haga durante la pandemia: usar máscaras, lavarse las manos y mantener el distanciamiento social.
El médico cree que sin estas determinaciones, incluso el encierro extremo no ayudará porque la gente aún sale a comer, a comprar medicinas y a hacer caminatas cortas.

Sin embargo, todavía mucha gente ignora estas directivas. “El comportamiento no solo cambia con las restricciones, sino también al involucrar a las personas y hacerlas participar en la prevención de la transmisión. No hay que culpar a las personas por no seguir las instrucciones sino que hay que mostrarles  que se está trabajando para el mismo objetivo. Así, hay que explicar que reunirse en espacios cerrados es riesgoso mientras que hacerlo en lugares abiertos es mucho menos peligroso. Hay que dar soluciones para que las personas se eduquen sobre cómo socializar, trabajar y consumir entretenimiento”, manifestó Levine.

Para el médico, es esencial que la gente comprenda lo importante que es evitar cualquier contacto innecesario. “Si no tenemos esta motivación interna, nada funcionará“, finalizó.

Yaneer Bar-Yam: la cuarentena apagará el incendio

Doctor Yaneer Bar-Yam del Instituto de Sistemas Complejos de Nueva Inglaterra. Foto: David Fox

Yaneer Bar-Yam tiene un doctorado en física del MIT y dirige el New England Complex Systems Institute, una institución de investigación y educación independiente en Massachusetts.

Durante los últimos 15 años, usó herramientas matemáticas para ayudar a gobiernos y organizaciones a abordar problemáticas como la pandemia del ébola.
Hace ya mucho tiempo, Bar-Yam advirtió que el aumento de los viajes internacionales desencadenaría grandes epidemias.

En febrero de este año, el científico lanzó la coalición internacional EndCoronavirus, que desarrolla y promueve soluciones para legisladores, empresas e individuos basadas en el comportamiento de sus comunidades.

Para Bar-Yam, Israel respondió de forma temprana al brote de COVID-19 con el enérgico cierre de sus fronteras. Sin embargo, cree que relajar estas medidas cuando los nuevos casos diarios cayeron a 20 llevó a un segundo pico.

“Si has apagado un incendio en tu casa y lo redujiste a un fuego pequeño y luego te vas, las llamas volverán a crecer. Esta no es una enfermedad natural que circula en la población sino que está impulsado por una dinámica simple: crece de forma exponencial en una localidad que se comporta de manera normal hasta que se toman acciones claras como el distanciamiento social de las personas que podrían estar enfermas y el aislamiento de los contagiados”, describió Bar-Yam.

El especialista ve tres opciones: “Se relajan las restricciones y las infecciones siguen creciendo, se mantiene la situación actual de limitar las reuniones y exigir el uso de máscaras, (donde habrá un número constante pero alto de casi 2.000 nuevos casos diarios) o se escogen acciones más fuertes y para reducir la cantidad de contagios por día“.

Bar-Yam dijo que los tomadores de decisiones deben considerar cuánto tiempo tomará cada método para detener la transmisión. “La menor cantidad de tiempo requiere la acción más fuerte. Dentro de cuatro a seis semanas, cualquier lugar del mundo puede tener transmisión cero. Se tardará más cuanto más laxo sea el proceso de toma de medidas“, dijo y reconoció que entiende que la gente quiera volver a la normalidad, pero no puede comprender la resistencia a las cuarentenas.

“Algunos países han llegado a cero contagios y otros casi. Hay una diferencia real: solo cuando se llega a cero, la normalidad se vuelve posible. Es un hecho matemático muy sencillo. Es posible que aún haya que apagar un incendio ocasional después de llegar a cero pero se puede manejar esos brotes y aún en ese contexto puede prosperar una economía normal. Si seguimos pasando por cuarentenas parciales, no ayudaremos a detener la enfermedad”, dijo Bar-Yam, defensor de los bloqueos cierres por zonas en áreas problemáticas durante dos ciclos de enfermedades (de cuatro a seis semanas en total).

“La estrategia de ‘zona roja/zona verde’ puede erradicar la transmisión si se implementa con voluntad y se mantiene el tiempo suficiente para ser efectiva”, finalizó.

Dov Shvarts: cuarentena parcial

El profesor Dov Shvarts de la Universidad Ben-Gurion entrevistado por CBS-TV sobre la actividad del coronavirus en las escuelas de Israel. Foto: Shifra Shvarts

El profesor Dov Shvarts de la Universidad Ben-Gurion, ex científico jefe y actual asesor de la Comisión de Energía Atómica de Israel, defiende los toques de queda nocturnos, los bloqueos durante los fines de semana y la cuarentena voluntaria para las personas mayores de 67 años y otros grupos en riesgo.

El plan de clausura parcial que promueve Shvarts duraría de tres a cuatro semanas y permitiría a las personas ir al trabajo y a la escuela. “Todos los fines de semana, desde el viernes a la mañana hasta el domingo a la misma hora, debería haber un cierre completo de la actividad. Además, a la noche se debería restringir la actividad después de las 20 y todos los lugares de entretenimiento y esparcimiento tendrían que estar cerrados“, explicó.

Esto incluye gimnasios, piscinas, restaurantes y teatros, así como sirios de oración. Shvarts dijo que solo se debería permitir que permanecieran abiertas las empresas y establecimientos médicos esenciales.

De acuerdo con el plan de Shvarts, a todos aquellos pertenecientes a grupos de alto riesgo -ancianos incluidos- se les pedirá más no se les obligará a respetar una cuarentena total durante esas tres o cuatro semanas.

Para el especialista, si los principales líderes ecuménicos de Israel, el primer ministro y el presidente, todos mayores de 70 años, anunciaran que serían los primeros en aislarse, al menos el 50 por ciento de la población mayor obedecería a las restricciones de forma voluntaria”

“Sin cuarentena, Israel no saldrá indemne de la segunda ola -dijo Shvarts- porque esta es la opción matemática correcta. Se ha demostrado que es un método eficaz para minimizar el número de personas que se contagian y de pacientes en estado grave“.

Baruj Barzel: cuarentena alternada

Doctor Baruj Barzel de la Universidad Bar-Ilan. Foto cortesía

En abril, el profesor Baruj Barzel del Instituto de Ciencia de Datos de la Universidad de Bar-Ilan y el Centro Multidisciplinario de Investigación del Cerebro de Gonda, propuso un modelo de cuarentena alternada.

Según el esquema, la población total debía dividirse en un grupo rojo y otro azul, y cada uno debía alternar entre una semana de encierro y otra de actividad regular.

“En promedio se tarda cerca de una semana en llegar a la etapa infecciosa máxima y es entonces cuando hay que estar aislado. Si trabaja una semana y se queda en casa durante otros siete días, la persona estará en su hogar en el momento pico de la infección. Este modelo se sincroniza con el ciclo de la enfermedad y hace que la experiencia sea mucho más sencilla“, le explicó Barzel a ISRAEL21c.

Para el científico, la cuarentena general y total no es igualitaria y, por ejemplo, es terrible para el sector gastronómico pero no así para los profesores universitarios. Según sus cálculos, la idea del 50/50 no solo aplana la curva epidémica sino también la socioeconómica. “Todo el mundo puede seguir trabajando y la carga se reparte de forma equitativamente“, sostuvo.

La idea de Barzel generó el interés de unos 15 gobiernos, incluido el de Israel. Y si bien no se implementó, se sabe que esta opción tendría que estar totalmente planificada y lista si fuera necesario aplicarla.

“En estos días, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que no es necesaria una cuarentena por mucho que las cifras sean altas y preocupantes. Es que durante algunas semanas no se ha visto un patrón de crecimiento exponencial sino lineal. En ese sentido, se ha producido un nivel constante de alrededor de 1.500 casos nuevos por día. Y el crecimiento lineal es manejable“, desarrolló Barzel, que añadió que con mejores incentivos para un comportamiento responsable y un mejor rastreo de contactos, se puede vivir de esa forma durante un año en el caso de que fuera imprescindible.

Sin embargo, si el contagio crece de manera exponencialmente, Barzel cree que el Gobierno tendría que estar preparado para aplicar un modelo de cuarentena alternada para que el bloqueo no sea un “escenario apocalíptico” sino una opción razonable durante cinco o seis semanas.

Para el analista, cada autoridad local tendría que asignar el grupo azul o rojo de acuerdo con los domicilios de las personas. Los responsables se encargarían de las solicitudes de cambio de un grupo a otro para facilitar una situación de trabajo o cuidar a alguien de un grupo diferente.

“No se necesitan grupos exactamente iguales por lo que se concederán todas las solicitudes razonables”, narró Barzel.

Por otra parte, una aplicación informaría a cada persona en qué grupo se encuentra y cuándo debe estar aislado. Los guardias de los edificios públicos verificarían la aplicación para asegurarse de que no ingrese nadie del grupo que se encuentre en cuarentena.

A su vez, la policía no haría cumplir la ley sino que trabajaría en la creación de la motivación (no enfermarse) y un marco de cooperación (espacios de trabajo, tiendas, restaurantes y escuelas no deberían admitir a personas del grupo en cuarentena).

En ese sentido, Barzel comparó la motivación con el deseo de perder peso: “Quiero bajar kilos, así que no comeré chocolate” y “no hay chocolate disponible, así que no hay razón para salir de casa”.

Barzel dijo también que se pueden resolver otros detalles como el hecho de gestionar las emergencias relacionando a la persona necesitada con un proveedor de servicios disponible en su grupo.

La simulación de Bar-Ilan sugiere que si la proporción de “desertores” (personas que siguen activas durante su fase de encierro u ocupan puestos esenciales y no pueden ser puestos en cuarentena) se mantiene por debajo del 30 por ciento, la propagación viral aún podría superarse.

El pasado 5 de agosto, el recién nombrado director del proyecto de coronavirus de Israel, el doctor Ronni Gamzu, afirmó que el objetivo de Israel es reducir de forma significativa la proporción para el 1 de septiembre. “Ningún país con un nivel de enfermedad tan alto como Israel lidió con la morbilidad sin un cuarentena. Parece que esta es la última oportunidad para aplicar una línea moderada. Si los contagios no disminuyen en dos semanas, estaremos obligados a considerar restricciones, incluida la posibilidad de un cuarentena local o nacional“, informó Gamzu.​