Si el distanciamiento social continúa durante mucho tiempo, la estabilidad social y la económica van a sufrir mucho. Pero ¿cuál sería la alternativa al aislamiento durante la crisis de coronavirus?

Investigadores de la Universidad Bar Ilan de Israel, dirigidos por el físico y matemático Baruj Barzel, sugieren para ello una estrategia basada en bloqueos alternos. La población general debería dividirse en dos grupos y cada uno de estos tendría que alternar cada semana entre el aislamiento y la actividad rutinaria.

Los científicos afirmaron que la combinación de aislar a los grupos y mantener comportamientos preventivos podría ayudar al país a vencer al virus mientras mantiene la actividad socioeconómica en un nivel del 50 por ciento.

La principal virtud de esta estrategia es que aislaría no solamente a los enfermos sino también a la mayoría de los «difusores invisibles» presintomáticos o asintomáticos.

“Por ejemplo, una persona se infectó durante su semana de actividad y que está en su período presintomático, la etapa más peligrosa, en la que es un difusor invisible. De acuerdo con la rutina de cuarentena alternada, le tocaría estar en su casa luego de haberse contagiado”, explicó Barzel.

El especialista añadió que si esa persona se queda una semana más en su casa, lo más probable es que comience a presentar síntomas y, por lo tanto, permanezca aislados hasta su completa recuperación. “De hecho, si después de una semana de encierro no tiene la sintomatología, lo más probable es que no esté infectado y pueda participar en actividades sociales y profesionales durante su semana activa. De este modo, la cuarentena alternada con el aislamiento total de los difusores sintomáticos asegura que, en todo momento, la mayoría de los difusores invisibles estén inactivos ya que su período de incubación se dirige naturalmente hacia su fase de bloqueo”, desarrolló el científico.

Barzel y su equipo simularon la propagación de COVID-19 con el uso de un modelo matemático para monitorear a los individuos a medida que hacen la transición entre las etapas de la enfermedad: susceptibles (“disponibles” para contraer la enfermedad), expuestos (aquellos en su etapa presintomática), infectados (los que desarrollan síntomas) y se recuperan (quienes ya son inmunes).

En su simulacro, los científicos descubrieron que emplear su estrategia, junto con un distanciamiento e higiene adecuados, redujo la propagación de forma significativa y ayudó a aplanar la curva.

Además, comprendieron que si la proporción de «desertores» (personas que continúan activas durante su fase de aislamiento o que ocupan posiciones esenciales y no pueden estar bajo el régimen de cuarentena) se mantiene por debajo del 30 por ciento, la propagación viral aún podría ser superada.

Luego que los resultados del estudio fueran publicados en Arxive, Barzel y su equipo fueron sido contactados por el Consejo de Seguridad Nacional de Israel y grupos internacionales que asesoran a 17 gobiernos de todo el mundo.