Un injerto óseo de la compañía CoreBone, hecho de coral mejorado, ha recibido la aprobación de la Comunidad Europea para comenzar su comercialización para procedimientos dentales y ortopédicos.

El injerto está hecho de corales cultivados en un sistema cerrado utilizando tecnología patentada para incentivar la bioactividad y eliminar la contaminación biológica.

Un buen número de profesionales de la medicina y compañías de dispositivos médicos se han puesto en contacto con CoreBone para conocer las ventajas que el injerto tiene sobre otros, dijo director ejecutivo de la compañía, Ohad Schwartz.

“Los injertos óseos deben tener, idealmente, cuatro características”, explicó. “Deben ser bioactivos, no simplemente un mero andamiaje pasivo, para que puedan atraer a nuevas células óseas; ser suficientemente resistentes, especialmente en el caso de implantes; ser fácil de retirarse cuando el hueso crezca de nuevo; y porosos para permitir la vascularidad”, lo que significa que los vasos sanguíneos pueden crecer a través de los injertos de forma natural y activar así el crecimiento del hueso desde dentro.

“Si tiene estas características, el injerto es muy bueno”, agregó Schwartz. “Nosotros las tenemos todas”.

Foto cortesía de CoreBone.
Foto cortesía de CoreBone.

 

Algunos injertos orgánicos de animales o humanos presentan también esas características, pero tienen el riesgo de ser rechazados y pueden transmitir enfermedades. Los sintéticos eliminan esos riesgos pero son mucho más débiles que el hueso natural.

Hay una demanda creciente de alternativas, pues se espera que el mercado mundial de sustitutos ortopédicos e injertos óseos alcance entre 3.400 y 1.000 millones de dólares, respectivamente, este año.

“Nuestros productos ofrecen lo mejor de ambos mundos, por lo que son una solución óptima”, dijo Schwartz a ISRAEL21c.

Un estudio hecho en Europa, agregó, ha descubierto que los injertos de CoreBone son cuatro veces más fuertes que los huesos humanos.

Los estudios han demostrado que el material de la compañía ofrece un alto grado de biointegración y conectividad con la estructura ósea del receptor cuando se le compara con productos líderes del mercado. Además, puede completar la reparación del hueso en pocos meses.

Corales que crecen en el desierto

CoreBone está hecho a base del exoesqueleto mineral enriquecido de corales cultivados en acuarios controlados y enriquecidos con sílice y estroncio para añadirle propiedades bioactivas y óseo-conductivas (atracción óseo-celular). El proceso está patentado en Estados Unidos e Israel.

Los corales provienen de especies seleccionadas y son criados en un espacio cerrado en el desierto de Arava, al sur del país, por lo cual no están expuestos a polución marina, contaminación y otros riesgos.

“Todos nuestros productos vienen de corales naturales, pero hemos creado diferentes variedades para indicaciones distintas, pues difieren en forma, solidez y porosidad”, explicó Schwartz.

Uno de los procedimientos dentales más comunes hoy en día es la preservación alveolar después de que un diente ha sido extraído, que sólo en Estados Unidos suma 20 millones de casos.

“Si no se rellena la cavidad la pérdida ósea será considerable”, dijo. “Los más común es rellenarlo con gránulos de injerto óseo diferentes. Hemos descubierto que uno de los corales que cultivamos tiene exactamente la misma forma y dimensiones que las raíces de los dientes. Así que usamos la forma natural del coral para encontrar una solución para un procedimiento dental muy extendido”.

La naturaleza hace el trabajo

CoreBone fue fundada en diciembre de 2011 como empresa de cartera de The Trendlines Group, en Misgav, al norte de Israel.

Tiene seis empleados y ha obtenido dos millones de dólares de financiadores públicos e inversores privados de Singapur, Israel y Estados Unidos. Iniciará una nueva ronda de financiación cuando comience a comercializar el producto.

Schwartz, que fue director ejecutivo en dos compañías de tecnología médica (Vaica Medical y Aspect AI), y el profesor Itzhak Binderman, especializado en biología ósea y odontológica, son los fundadores de la firma. Binderman, además, fue director del departamento dental del Centro Médico Sourasky, en Tel Aviv, y profesor de la Universidad de Tel Aviv.

Schwartz dice que los productos de CoreBone están siendo sometidos a pruebas clínicas en el Centro Médico Baruch Padeh, en Poriya, cerca a Tiberiades.

Las pruebas permiten que la compañía pueda lanzar sus productos en Europa e Israel. A mediados de este año se espera que CoreBone sea aprobado por la Administración de Alimentos y de Medicamentos de los Estados Unidos.

Los injertos tendrán un precio comparable al del precio promedio de injertos bovinos, que cuestan aproximadamente 100 dólares por centímetro cúbico en Estados Unidos. Su uso es cada vez menos frecuente por razones de seguridad.

“Podemos ofrecer un precio muy competitivo porque la naturaleza hace el trabajo por nosotros”, dijo Schwartz.

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