Hay un momento que no puedo olvidar. Estoy sentada en el sofá hablando con mi esposo, que está en el extranjero por un viaje de trabajo, y de repente, de forma inesperada, suena la sirena. Son casi las 9 de la noche y el único sonido que podemos escuchar es ese horrible gemido que sube y baja.

Mi hijo mediano y yo comenzamos a correr hacia el refugio y cuando pasamos por la ventana, no vemos uno ni dos, sino cinco, seis, y hasta siete cohetes dirigiéndose en nuestra dirección. Luces brillantes atraviesan el cielo desde el sur. Uno hace “boom” cuando la Cúpula de Hierro lo abate.

“Mierda”, dice mi hijo.

“Rápido”, me atengo a decir.

Corremos hacia el refugio y empiezo a tocar mi teléfono tratando de dar con mi hijo menor, que tiene 15 años y está en algún lugar del pueblo con sus amigos. No hay respuesta.

Hay un boom, otro y otro más.

Luego de 15 minutos, las explosiones se detienen y volvemos a salir, y finalmente consigo dar con mi hijo menor. “Estoy bien, estaba en el refugio de un amigo y voy caminando a casa”, me dice.

Entre tanto, mi hijo del medio está en la ventana. “¡A correr! ¡Hay más!”, grita. Y veo venir más y más de esas luces brillantes, una aparentemente muy baja en una trayectoria directa hacia nuestro pueblo.

“Corre a un refugio”, le grito a mi hijo por teléfono.

“Pero, mamá”, dice, a punto de darme una respuesta adolescente.

“¡Ve a un refugio AHORA!”, le grito.

Escucho un gruñido y cuelga el teléfono. Ahora estamos de vuelta en el refugio y hay más explosiones. Muchas. Y continúan durante un largo tiempo. Incluso después de que pensamos que todo había terminado, y voy a recoger a mi hijo más chico de lo de un amigo, donde se quedó durante el segundo ataque, vemos otro misil que viene directamente hacia nosotros. Se forma un arco largo y brillante en el cielo, luego de que la Cúpula de Hierro lo impacta en el aire.

Una explosión repentina

No puedo describir de forma adecuada cómo es Israel hoy. Este conflicto estalló de forma tan repentina y devastadora… El estado de ánimo es lúgubre. Todo el mundo está asustado.

No tenemos idea de a dónde va esto, pero realmente no se ve bien.

Hace casi 20 años, al comienzo de la Segunda Intifada cuando la población árabe-israelí se levantó y comenzó a protestar, y los palestinos en Cisjordania y Gaza respondieron con ataques terroristas en autobuses, cafés, restaurantes, escuelas, mercados y centros comerciales, nació ISRAEL21c.

Parece que hemos cerrado el círculo. Aunque, sinceramente, a esta altura, todo se siente peor. En los 28 años que ya he vivido aquí, pasé por muchas guerras y conflictos, pero esto es diferente. Explotó tan rápido y violento, aplastando el progreso en las relaciones interraciales que ha tardado años en evolucionar.

El conflicto con Gaza es un elemento. Y seguro que este es el peor conflicto que hemos visto en años. Nunca habíamos tenido tantos misiles disparados en bombardeos contra tantos lugares del país en tan poco tiempo. Y los resultados son obvios: siete israelíes muertos, autobuses en llamas, casas destruidas.

Pero el segundo elemento, el que nos preocupa a muchos de nosotros, es cómo esta ronda de violencia se extendió a la población árabe-israelí. Hay disturbios en todo el país. Ciudades como Haifa, Acre (Akko) y Lod, famosas por su coexistencia pacífica, hoy están en llamas. Restaurantes como el aclamado Uri Buri, una verdadera joya de la convivencia, fueron quemados hasta los cimientos.

Esta mañana, alborotadores del poblado árabe-israelí de al lado de nuestro pueblo, comenzaron a apedrear los coches que pasaban por la carretera. Ésta es nuestra única salida al resto del mundo. Si este pueblo entra en erupción, una sitio donde las relaciones han sido tan positivas durante tantos años, estamos atrapados. No solo físicamente, sino en todos los sentidos.

Y no son solo los árabes los que están involucrados en la violencia. Multitudes de judíos también están respondiendo. Hay ataques por todos lados. Odio las manifestaciones, los enfrentamientos, los incendios provocados, los apuñalamientos y los linchamientos.

En un instante todo parece haberse quebrado. Se necesitarán años para que la confianza mutua vuelva a crecer, para que podamos reconstruir estas relaciones dañadas.

Ir más allá del conflicto

Cuando se fundó ISRAEL21c, nuestro objetivo era contar las historias de Israel más allá del conflicto. En aquellos días, Israel solo estaba enmarcado en el mundo en términos de guerra. Fuimos la primera publicación en escribir sobre las otras cosas que sucedían en Israel. Para mostrar el ingenio, los esfuerzos humanitarios, la innovación extraordinaria y también la diversión y el espíritu de creatividad.

Pero, ¿qué hace una organización que se enorgullece de ofrecer visiones alternativas de Israel cuando se enfrenta a un conflicto tan devastador como este?

La respuesta es que desde esos primeros días, hemos evolucionado hacia algo mucho más grande. No solo informamos sobre noticias: nos hemos convertido en formadores de opinión.

Las historias que escribimos muestran los éxitos de toda la población de Israel: judíos, musulmanes, drusos, cristianos… Personas de todas las religiones y creencias. Celebramos la diversidad de Israel, los éxitos de todos los que viven en este país y lo consideran su hogar, sea cual fuere su color o raza.

Ahora, en este momento particular, estas historias son más importantes que nunca. Somos un faro de luz en una época muy oscura. Nuestro objetivo es fortalecer a Israel, no solo en el extranjero, donde la información sobre el país está alcanzando nuevas profundidades, sino también en casa.

Nuestras historias son un recordatorio para todos de que Israel es mucho más que violencia. La gente de este pequeño país puede ser magnífica. Judíos, cristianos, musulmanes, drusos, hay miles y miles de personas excepcionales que están trabajando por la paz, uniéndose para crear nuevas tecnologías que puedan ayudarnos a todos, gente que está creando, desarrollando, pensando y sintiendo para ayudar a los demás. Incluso ahora, durante este conflicto.

Tenemos que recordar esto. Todos nosotros.

El extremismo que azota a Israel en este momento no es un reflejo de todos los que viven aquí. Las historias que se pueden leer en nuestra publicación son una celebración del bien, de las personas que quieren marcar la diferencia y mejorar la vida. Ofrecen esperanza. Y necesitamos esperanza.

Es difícil, yo sé que es lo es. Es fácil dejarse llevar, empezar a odiar y temer al otro lado. Con misiles cayendo sobre Israel, con el número de muertos en aumento en ambos lados, y nuestro ejército, incluido mi hermoso hijo mediano, ahora en la frontera de Gaza, es fácil sucumbir.

Pero no deberíamos. Hay más en Israel que esto.

Lo que está sucediendo aquí hoy es un revés enorme y desafiante pero ISRAEL21c es una isla en medio de esta locura. Todos debemos, dondequiera que estemos, recordar y celebrar la bondad que todavía está en el corazón de este pequeño país que tantas personas dispares llaman hogar.