Cuando Zenab Grabia era una niña no conocía a ninguna artista cerámica femenina en su comunidad y eso ocurría porque no había ninguna.

Hoy, gracias a ella, las mujeres jóvenes de la colectividad beduina tienen un exitoso modelo a seguir en este oficio.

Grabia vive con su familia en la ciudad beduina de Segev Shalom en el Néguev donde también se encuentra su galería que exhibe cerámicas adornadas con motivos tradicionales de bordado beduino.

Su recorrido para convertirse en artista de cerámica fue inusual, especialmente porque no era una gran amante de la arcilla.

“Al principio no entendía realmente la cerámica. Siempre tuve mucho temor de ensuciarme pero era un curso obligatorio en la universidad sin el cual no podía obtener el diploma. Así fue como me inscribí en un curso de verano de cerámica y comencé a practicar. Como empecé a dedicarle tiempo ya puede crear platos”, indicó Grabia, que luego tuvo la idea de añadir bordados beduinos a sus piezas.

Grabia incorpora el bordado tradicional beduino en su trabajo, ya sea a través de la pintura o la costura. Foto cortesía de Zenab Grabia

“Mi intención era darle un regalo a mi madre, algo que durara toda la vida, y ella fue quien me enseñó nuestro bordado. Lo hablé con mi profesor de arte y nos dimos cuenta de que nadie lo había hecho antes”, reveló Grabia.

Después de algunas pruebas y errores, Grabia alcanzó el resultado que esperaba: “En algunos de los platos pinto el bordado con diferentes colores y en otros agrego el bordado al plato. Yo misma lo coso”.

Grabia aprendió el bordado tradicional beduino de su madre, que inspiró su obra de arte. Foto cortesía de Zenab Grabia

“La idea salió muy bien y recibí y recibo muy buenas respuestas. La gente siempre me pregunta cómo se me ocurrió la idea. Yo veo lo felices y emocionadas que están las personas con mi trabajo, cómo simplemente sostienen los platos, los miran y preguntan cómo se hace”, explicó.

Ir contra la corriente

Arribar al mundo del arte le llevó algo de tiempo y, de algún modo, esto incluyó ir en contra de la corriente de su comunidad. “Además de mí, no conozco a nadie más que haga cerámica aunque hay personas que aprendieron pintura o terminaron una licenciatura en arte”, afirmó Grabia.

La mujer añadió que todos sus estudios tuvieron lugar en una etapa posterior de su vida. “Completé mis 12 años de estudios a la edad de 24 y luego comencé a ir en una dirección más académica. Hoy planeo estudiar para un doctorado en artes. Con todas las dificultades que esto conllevaba puede sobrevivirlo y obtener mi licenciatura y mi certificado de enseñanza. Fue en ese momento en que comencé a pensar de manera diferente: que podía hacer una maestría y que quería que fuera en arte”, dijo.

Grabia trabaja a tiempo completo como maestra de escuela y de preescolar para el Ministerio de Educación. Sin embargo, su obra tiene mucho éxito.
Su galería se convirtió en una parada popular para los grupos de turistas en Israel y ya realizó exposiciones en el extranjero.

Una de las piezas únicas de Zenab Grabia. Foto cortesía de Zenab Grabia

Abrir un camino

“Una mujer beduina realmente puede desarrollar su arte de esta manera pero cuando yo empezaba con esto no era algo fácil. Incluso hoy hay algunas dificultades para hacer arte y enseñarlo pero con todos estos obstáculos insistí en ello con mi familia hasta que los convencí”, manifestó la artista beduina.

Grabia con sus dos hijos. La mujer sirve como modelo a seguir para los jóvenes de su comunidad. Foto cortesía de Zenab Grabia

Grabia señaló que su esposo Suleiman al-Abid apoya sus ambiciones e incluso la ayuda. “Nunca estudió pero se contagió el ‘virus’ de la cerámica por mí y me ayuda mucho. A veces tenemos ideas conjuntas y viajamos juntos a exposiciones. El ama esta actividad”, indicó.

La artista apreció especialmente el apoyo de su compañero durante la crisis del coronavirus. “No podría haberlo hecho sin él, me habría derrumbado hace mucho tiempo si estuviera sola porque el COVID-19 nos afectó mucho. Antes, solíamos tener autobuses que llegaban a la galería todo el tiempo, pero durante el aislamiento solo un grupo venía a vernos”, recordó.

Por el momento no es posible comprar las obras de Grabia en línea pero ella espera tener una opción de comercio electrónico en funcionamiento para poder llegar a los clientes en cualquier lugar. “Muchos se me acercan y me piden mis obras de arte. Creo que una vez que también estemos en línea, también comercializaremos lo que hacemos en el extranjero. Inshallah, sucederá”, expresó con esperanza.

Para contactar a Zenab Grabia, clic aquí.