Durante su tiempo como piloto en la Fuerza Aérea de Israel, Eran Schwartz se preocupó por el tejido interno de la sociedad israelí.

“Yo protegía la capa exterior pero me di cuenta de que también necesitábamos resguardar el interior y fue así que decidí centrarme en el cambio social y la educación, que creo que es la clave para poder lograrlo”, le dijo Schwartz a ISRAEL21c.

El hombre de 38 años, hoy padre de tres, se mudó a la Galilea con su esposa, una inmigrante francesa, y desde hace casi siete años se desempeña como el director ejecutivo del Centro Yigal Alon en el kibutz Ginosar cerca del Lago Kinneret (Mar de Galilea).

Ese espacio fue creado como museo conmemorativo en honor al notorio general, político y arquitecto del plan de paz de esa zona, que murió en 1980 a los 61 años.
El centro también cuenta con una atracción turística muy popular: el barco pesquero Galilea de 2.000 años de antigüedad, conocido como “Barco de Jesús”, descubierto en 1986

Centro Yigal Alon en el kibutz Ginosar. Foto: Yosi Sabah

Schwartz indicó que cuando llegó a ocupar esa posición, su visión era enfocarse en el futuro del Estado y no en el pasado y que tuvo que persuadir a la junta para que cambiara totalmente la orientación del sitio a una de educación orientada a la periferia para promover el liderazgo.

“No tenía ningún conocimiento, pero sí esa fuerte visión. Y tuve la suerte de que la junta me siguiera”, manifestó.

Eran Schwartz, director ejecutivo del Centro Yigal Alon. Foto: Yosi Sabah

Inspirado por la herencia y los valores de Alon, el centro brinda programas educativos, cursos preparatorios para judíos y árabes después de la escuela secundaria, un programa para integrar a judíos ultraortodoxos en la sociedad y más.
La meta es promover la igualdad y la coexistencia en todo Israel.

“Trabajamos con una gran variedad de personas, es un microcosmos de lo que me gustaría que fuera Israel: soldados, comandantes, oficiales, policías, árabes, judíos y otras poblaciones con las que creo que es crucial trabajar para tener un Estado fuerte”, expresó el directivo.

En los zapatos de otras personas

Con la Agencia Judía como socia, hace cuatro años se creó un programa innovador: una academia residencial de liderazgo de siete meses para jóvenes después de la escuela secundaria.
La mitad de los miembros son musulmanes, cristianos o drusos y la otra mitad son judíos de diversos orígenes. Es una iniciativa, dijo Schwartz, que busca ser un ejemplo de liderazgo mixto.

Vivir juntos las 24 horas del día, toda la semana, junto con consejeros y educadores, les da a los miembros de la academia Alonim una fuerte base antes de la siguiente etapa de sus vidas, que para muchos de ellos será el servicio militar o el civil.

Un proyecto de grafiti para israelíes de diferentes culturas en el Centro Yigal Alon. Foto: Kobi Duner

Schwartz recordó una amistad especial que nació en Alonim entre una niña beduina del norte y otra judía ortodoxa moderna de un asentamiento.
La pequeña judía encontró a Alonim cuando buscaba un programa de un año sabático, mientras que la árabe se inspiró en una presentación del personal de Schwartz en su escuela.

“Al principio y al final de los siete meses conocieron a diferentes personas. Ambas eran chicas increíbles antes pero adquirieron la capacidad de comprender a la otra. Y no para cambiar su propia identidad sino para caminar en los zapatos de otra persona.

Cada una invitó a la otra a pasar un fin de semana en sus casas familiares para consolidar la amistad. Hoy, la joven judía cumple sus obligaciones militares en el Ejército y la muchacha árabe está haciendo el servicio civil. A veces regresan juntas a Alonim para interactuar con la cohorte actual.

“Muchos imaginan que políticamente están en lados opuestos, pero eso no importa. Cuando sean líderes, y espero que así sea, actuarán de manera diferente debido a esta experiencia”, dijo el director ejecutivo del centro

Contra los estereotipos

Además de su propia academia premilitar, el Centro Yigal Alon sirve como espacio educativo para cerca del 60 por ciento de otras academias premilitares israelíes.

“Es cierto que vienen aquí pero nuestros educadores también salen por todo Israel”, explicó Schwartz.

Antes de las elecciones del 23 de marzo de 2021, el Centro Yigal Alon encuestó a cientos de estudiantes en estas academias y descubrió que estaban desilusionados con el sistema político y muy dudosos respecto de los comicios.

“Enviamos a nuestros educadores a 20 academias premilitares para discutir la importancia de la democracia y por qué deberían ir a votar. También tenemos un departamento responsable de las relaciones entre árabes y judíos. Hemos reunido a unos 3.000 estudiantes de 40 escuelas intermedias del norte y tratamos de hacerles entender que ‘el otro’ es importante. Luchamos contra los estereotipos y les decimos que si estamos ‘condenados’ a vivir juntos, intentemos hacerlo bien”, narró Schwartz.

Estudiantes de Mejinat Hanaton en un programa dirigido por el Centro Yigal Alon. Foto: Yosi Sabah

El centro también lleva a cabo programas para promover una mayor comprensión de la sociedad multicultural de Israel en los sectores militar y de aplicación de la ley.

“Egresan con una mejor comprensión de las complejidades y cómo lidiar con ellas, para saber cuándo ser un soldado o un oficial de policía y cuándo ser un ser humano compasivo. No veo contradicción en ello”, indicó.

Miembros de las fuerzas de seguridad que asisten a un curso en el Centro Yigal Alon. Foto: Yosi Sabah

Aproximación secular y religiosa

Schwartz, que cuenta con una maestría en estudios y cultura judía y otra en comunicación política, estudia una más en ciencias políticas enfocada en la democracia.

“Soy laico pero estoy empezando un nuevo programa con un amigo ultraortodoxo de Jerusalén para ayudar a los niños religiosos que quieren unirse a las unidades especiales de las Fuerzas de Defensa de Israel. No han tenido esa oportunidad hasta ahora y por eso buscamos crear un nuevo liderazgo en el sector ortodoxo y ayudarlos a participar más en la sociedad israelí”, añadió Schwartz.

Estudiantes reunidos fuera del Centro Yigal Alon. Foto: Yosi Sabah

La desconexión entre judíos laicos y ortodoxos de Israel no es menos importante que entre los judíos y árabes. La crisis del COVID-19 exacerbó esa falta de confianza mutua debido a violaciones muy publicitadas de las restricciones, como la prohibición de reuniones multitudinarias y el distanciamiento social.

“Veo allí un punto de ruptura: no podemos construir muros entre nosotros. Nos vemos obligados a encontrar una manera de vivir juntos a pesar de los muchos obstáculos”, afirmó el directivo.

El Centro Yigal Alon, con un personal permanente de unas 20 personas, consigue un tercio de su presupuesto del Gobierno, un tercio de las tarifas del programa y un tercio del turismo. Por supuesto, esta partida sufrió un duro revés durante la pandemia.

Respecto a cumplir objetivos, Schwartz no está inquieto: “Si es simple, no es interesante”.