Un israelí que había sido gravemente herido cuando una barra de hierro penetró en su cráneo fue salvado y dado alta después de múltiples cirugías para extraer el objeto de su cabeza y reparar el daño.

«Unas semanas atrás, un viernes a la hora del almuerzo, fui con mis hermanos a ver los avances del departamento que estoy construyendo para mi familia», recordó Kamel Abdel Rahman, de 46 años y residente de Abu Ghosh en las afueras de Jerusalén. El hombre recordó que caminaba por el sitio de construcción, se resbaló y cayó desde segundo piso del apartamento al primero y que su cabeza impactó en una barra de hierro.

Sin poder moverse, Abdel Rahman pidió ayuda. «Estaba consciente y no sentía ningún dolor. No lo puedo explicar. Primero vino mi hermano y luego el resto de la familia. Vi sus caras y la conmoción. Al escucharlos gritar y entendí que la situación era grave», describió.

Al ver que su hermano estaba petrificado delante suyo, comenzó a darle órdenes. “Le dije que este no era el momento de estar en estado de shock y que tenía que llamar al  Magen David Adom (red de emergencias de Israel) y al servicio de bomberos porque tendrían que cortar la barra de hierro para que me pudieran sacar de ahí. Yo actuaba con total consciencia», narró el hombre.

Cuando llegó el equipo de emergencia, los paramédicos sedaron a Abdel Rahman y lo llevaron al Centro Médico Hadassah Ein Kerem, donde los médicos comenzaron a trabajar para quitarle la barra de hierro de la cabeza y estabilizar su condición, que se había deteriorado con rapidez.

“Cuando llegué a la sala de trauma, vi a un hombre con una barra de hierro en la cabeza, ¡le cruzaba de un lado a otro! Después de que su respiración se estabilizó, hicimos varias pruebas de imágenes para ver la posición de la barra, lo que había golpeado y cómo quitarla”, explicó el neurocirujano Samuel Moscovici.

Kamel Abdel Rahman y el doctor Samuel Moscovici después de la recuperación del paciente. Foto cortesía del portavoz de Hadassah.

«Por suerte las imágenes mostraron que el hierro había ingresado entre las dos arterias importantes que llevan sangre al cerebro, que no parecía estar dañado. Nuestro temor era que había una zona que no podíamos ver porque la barra la bloqueaba y teníamos miedo de que en el momento en que quitásemos la barra, la arteria comenzara a sangrar, lo que podría causarle la muerte inmediata «, añadió el doctor.

Moscovici destacó que luego de una larga discusión entre los médicos, se decidió  llevar a cabo la cirugía de acuerdo con los protocolos más estrictos. “Nos prepararnos para el peor de los casos en el que la arteria se desgarraría y el paciente se deterioraría de inmediato», dijo.

“Les agradeceré toda mi vida”

La operación tomó muchas horas, durante las cuales el equipo médico pudo extraer la barra y realizarle un cateterismo. Unos días después, cuando la inflamación se redujo, volvieron a operar al paciente: le practicaron una complicada cirugía endoscópica para reparar más daños, incluida la fuga de líquido cefalorraquídeo.

«Después de la cirugía, nos sentimos optimistas pero no sabíamos cuál sería el nivel de la lesión y cómo se despertaría. Para nuestra felicidad, solo dos semanas después del tratamiento en cuidados intensivos neuroquirúrgicos, Kamel se despertó y mostró signos vitales. Todo funcionaba correctamente. Podríamos decir que fue el paciente con el que sueña cada cirujano», manifestó.

Al salir del hospital, Abdel Rahman resumió la experiencia: “No tengo palabras para agradecer a los médicos del Centro Médico Hadassah. Me salvaron la vida. Hoy puedo hablar, caminar. Los que me vieron no creyeron que viviría, y los que pensaron que viviría no creían hoy estaría de pie. Les agradeceré toda mi vida».​