La vacuna Pfizer-BioNTech contra el COVID-19 pierde una importante efectividad seis meses después de la segunda dosis. Así lo informó una nueva investigación realizada en Israel y publicada en el New England Journal of Medicine.

El estudio recoge los hallazgos divulgados por la por la empresa farmacéutica de EEUU y Kaiser Permanente en Lancet a mediados de octubre y que muestran que la efectividad de la vacuna cae del 88 al 47 por ciento después de seis meses.

Esta investigación también demostró que la vacuna tiene una efectividad del 90 por ciento durante al menos seis meses para prevenir la hospitalización de personas infectadas.

El estudio israelí involucró a más de 4.800 trabajadores de la salud totalmente vacunados. Del 19 de diciembre de 2020 al 9 de julio de 2021, la respuesta de anticuerpos de ese grupo fue evaluada cada mes.

Los investigadores descubrieron una significativa disminución de las respuestas inmunitarias, especialmente entre los hombres, las personas mayores de 65 años y los paciente inmunodeprimidas.

“Inicialmente, la disminución en los anticuerpos neutralizantes fue rápida -en un período de hasta 70 a 80 días- pero a partir de entonces se ralentizó”, informó el documento.

De acuerdo con el estudio, hubo una “sorprendente diferencia” entre las personas vacunadas y los pacientes recuperados de COVID-19. “En general, la evidencia acumulada de nuestro estudio y otros muestran que la respuesta inmune a largo plazo y la efectividad de la vacuna en personas previamente infectadas es superior a esa en receptores de dos dosis de vacuna”, explicaron los investigadores.

Esto puede explicar la incidencia sustancialmente menor de infección irruptiva entre las personas antes infectadas que entre las personas vacunadas.

La doctora Gili Regev Yochay, jefa de epidemiología de enfermedades infecciosas del Centro Médico Sheba y autora principal del estudio, indicó que la nueva investigación fue una de las tres que contribuyeron a la primera decisión mundial -por parte del Gobierno de Israel- para dar una tercera dosis (de refuerzo) a los ciudadanos completamente vacunados al menos cinco meses antes.

“En nuestro estudio anterior publicado en el New England Journal of Medicine mostramos que existe una correlación entre los anticuerpos neutralizantes y la infección revolucionaria”, afirmó Regev Yochay.

La tercera investigación que influyó en la decisión de administrar refuerzos se basó en los datos del Ministerio de Salud de Israel que indicaban que había una disminución en la efectividad de la vacuna a seis meses de haberla recibido.

Los investigadores también crearon un modelo predictivo para evaluar la probabilidad de diferentes niveles de morbilidad en varias subpoblaciones. Esto podría ayudar a los médicos a tomar decisiones sobre pacientes específicos.

“Hoy -dijo Regev Yochay- los científicos israelíes y del mundo trabajan para cuantificar el umbral de anticuerpos necesarios para protegerse de la infección por SARS-CoV-2, del COVID-19 severo y de la muerte por COVID-19. Una vez que sepamos esto, la gran tabla de probabilidades que estamos publicando ayudará a predecir cuál es la medida preventiva adecuada para las diferentes subpoblaciones”.