Hace unos diez años, un grupo de mujeres del barrio árabe Isawiya den Jerusalén buscaba un programa para poder estudiar pero lamentablemente no hallaron apropiado y terminaron invitando a dos estudiantes de la cercana Universidad Hebrea para que les enseñaran.

Ellas disfrutaron tanto de sus clases que un año después buscaron sumar a todas sus amigas, familiares y vecinas.

De ese modo empezó el programa “Mujeres Hablando Hebreo” que hoy funciona bajo el paraguas de la organización sin fines de lucro Lissan (idioma o lengua, en árabe) y promueve la igualdad social y de género en Jerusalén.

Talia Vekshtein, directora ejecutiva de Lissan. Foto cortesía de Lisan

“El hebreo es una necesidad vital en el este de Jerusalén. Esta es una ciudad cuyos institutos y organismos públicos funcionan en ese idioma. Para recibir cualquier servicio, hablar con médicos en el hospital, entender las cartas de la municipalidad y recorrer el lugar con seguridad e independencia hay que saber hebreo”, explicó Talia Vekshtein, directora ejecutiva de Lissan.

La directiva señaló que el 64 por ciento de las mujeres de Jerusalén este no hablan hebreo en comparación con solo el 12 por ciento de los hombres. “Eso las hace dependientes de sus parejas para llevar a cabo acciones básicas”, afirmó.

A diferencia de otras partes de Israel, el hebreo no era tradicionalmente incluido en el plan de estudios de las escuelas del este de la capital pero en los últimos años se ha visto un aumento en las lecciones hebreas tanto en los colegios como a través de tutores privados pero el nivel no siempre es el mismo y las lecciones personales son caras, especialmente para una de las comunidades más pobres del país.

Para empoderar a estas mujeres y ayudarlas a ganar más independencia, Lissan organiza cursos de idiomas y logra que la información sobre temas como los derechos médicos y de seguridad social nacionales sean más accesible.
Además organiza actividades orientadas a encontrar empleo.

Las tarifas de registro son simbólicas y no se aplican cuando no se pueden pagar.

Clases de hebreo solo para mujeres de Lissan. Foto cortesía de Lisan

Aprender unas de otras

Hoy, el programa “Mujeres Hablando Hebreo” está compuesto por 40 maestras voluntarias, ocho coordinadoras y 400 alumnas, con un nivel que va desde principiante hasta avanzada.

La estudiante de hebreo Nasra Dahdal. Foto cortesía de Nasra Dahdal

Nasra Dahdal, residente del barrio Shuafat de Jerusalén, le dijo a ISRAEL21c en Español que hacía mucho tiempo que quería aprender hebreo. Como profesora de árabe y exempleada de la Universidad de Belén, no se encontró con muchas personas de habla hebrea.

“Para conocer a una persona, debes aprender su idioma. Sin hablar no es posible aprender unos de otros, así que pensé que sería bueno unirme y aprender”, reveló Dahdal.

A los pocos meses de haber empezado, la mujer indicó que disfruta de la enseñanza y el nivel, y como jubilada tiene mucho tiempo para concentrarse en sus estudios.

“Luego de un trimestre ya leo y escribo muy bien aunque todavía tengo problemas para diferenciar entre las letras hebreas kuf y kaf. Pero sigo practicando. Yo también soy maestra y sé cómo estudiar”, expresó.

Además, Dahdal dijo que el curso es muy bueno para ella porque lo disfruta y se divierte con los maestros mientras juega con el aprendizaje, aprende algunas canciones que, al ser para niños, la hacen sentir joven. ,
“No importa la edad que tengas, tienes que seguir adelante siempre, si no es por ti, es por tus hijos. Si los educas, les abres una ventana. Sin el idioma no puedes moverte. Es muy difícil”, definió.

Hay unas 400 alumnas matriculadas en las clases de Lissan impartidas por 40 profesores voluntarios. Foto cortesía de Lisan

Además, dijo la mujer, el curso tiene beneficios prácticos: “Cuando recibo una carta del banco o de diferentes instituciones tengo que buscar a alguien que lo traduzca. Por supuesto que uso Google Translate pero no es realmente una herramienta precisa para documentos oficiales como impuestos, extractos bancarios e informes de salud.. Todo está en hebreo. Incluso cuando dicen en el teléfono ‘Presione 1 para árabe’, la grabadora dice muchas cosas en hebreo”.

Una actualidad menos alienante

Lissan cuenta con el apoyo de fondos filantrópicos y donantes privados. Además, la Universidad Hebrea ofrece el programa con aulas y da puntos de crédito a los estudiantes que se ofrecen como maestros.

Avital Ende, estudiante de historia del arte y coordinadora pedagógica de Lissan. Foto cortesía de Avital Ende

Uno de esas estudiantes es Avital Ende, que en un tiempo recibirá su maestría en historia del arte. En 2021 fue voluntaria como maestra y este año ya es coordinadora pedagógica.

Para ella, enseñar hebreo a nivel de principiantes tiene un gran impacto en las estudiantes. “No es como si tuvieran un dominio completo del idioma pero creo que incluso en el nivel más básico les permite ir de compras y poder preguntar dónde está tal o cual tienda, o subirse al autobús y poder consultar dónde bajarse, o ir a las oficinas de la seguridad social o el servicio de salud en una acción menos alienante. Creo que eso es muy significativo”, dijo.

Las clases de hebreo de Lissan empiezan en el nivel de principiante y avanzan hasta llegar el nivel de buscar empleo. Foto cortesía de Lisan

Ende remarcó que ella, originaria de Jerusalén, cree que reunir a personas de diferentes partes de la ciudad es de gran valor. “Para mí también es una oportunidad de encontrarme con esa gran parte de la que hay un gran desapego”, añadió.

Ende también se comprometió a aprender árabe.

Empoderamiento femenino

Para la coordinadora de campo Munira ‘Abd al-Hadi, el árabe está lejos de ser un idioma extranjero.

Nacida en el pueblo árabe Iksal en el norte de Israel, la mujer estudia química en la Universidad Hebrea y trabaja como profesora matriculada además de sus tareas de coordinadora de campo en Lissan.

Munira ‘Abd al-Hadi, estudiante de química y coordinadora de campo de Lissan. Foto cortesía de Munira ‘Abd al-Hadi

Munira enfatizó que aprender hebreo empodera a las mujeres y que sus estudios pueden tener un impacto de gran alcance en su entorno.

“Vemos la importancia del empoderamiento femenino y cómo las mujeres son una parte muy importante de la sociedad árabe porque forman la base del hogar. La mayor parte del trabajo dentro de las casas lo hacen las mujeres ya que son ellas las que crían y educan a los hijos. De ese modo, buscamos promover a las mujeres y empoderarlas y también darles la oportunidad de salir a trabajar”, ​​explicó.

Para ella, lo más importante que obtienen las estudiantes de Lissan es la confianza de saber que no hay nada que pueda interponerse en el camino para lograr sus metas porque “no valen menos que cualquier otra persona en Jerusalén. Ya sea que solo estén estudiando o saliendo a trabajar, este empoderamiento es lo más importante para ellas y sus familias”.

Y Vekshtein coincidió: “Nuestra meta es que todas las mujeres del este de Jerusalén tengan la libertad e independencia para estar a cargo de sus vidas, puedan ejercer sus derechos y tengan acceso a los recursos que se merecen”.

En esa línea, la directora ejecutiva de Lissan dijo que espera impartir clases de hebreo en los centros comunitarios de Jerusalén este -también para hombres- en sociedad con la municipalidad.
La idea es dar cursos continuos de formación de profesores de hebreo y reanudar los de árabe dirigidos a equipos médicos, algo que se frenó durante la pandemia.

También hay un proyecto piloto en proceso para enseñarles hebreo a mujeres beduinas en el desierto de Néguev.

“Aspiramos a expandirnos mucho y llegar a más mujeres y audiencias que requieran nuestros servicios”, concluyó Vekshtein.

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