Todos sabemos que el plástico es malo para el medio ambiente. Por eso se inventaron los bioplásticos hechos de materiales renovables como plantas o desperdicios.
Estos no se pueden crear en cualquier sitio ya que las plantas que se utilizan requieren agua dulce, un recurso escaso en muchos países.

En Israel, justamente es agua dulce lo que falta. Otros países como China e India tienen el mismo problema: su tamaño y la cantidad de consumo plástico son malos para el planeta.

Debido a esto, investigadores de la Universidad de Tel Aviv han querido resolver la cuestión y comenzaron a desarrollar polímeros bioplásticos obtenidos de los microorganismos de los que se alimentan las algas. Estos se pueden cultivar en agua salada sin afectar a los escasos recursos de agua dulce.

El resultado es un polímero biodegradable que produce basura no tóxica y la recicla en basura orgánica. El estudio realizado por Alexander Golberg y el profesor Michael Gozin ha sido publicado recientemente en la revista Bioresource Technology.

“Los plásticos tardan cientos de años en desaparecer. Botellas, embalajes y bolsas crean los ‘continentes de plásticos’ en los océanos, poniendo en peligro animales y contaminando el entorno», explicó Golberg, también catedrático de la Escuela de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Tel Aviv.

«El proceso permitirá a países con una escasez de agua dulce, como Israel, China e India, cambiar y hacer plásticos biodegradables» – Alexander Golberg (Universidad de Tel Aviv)

Según el científico, una  de las soluciones contra la epidemia plástica son los bioplásticos, que no usan petróleo y se deshacen de forma rápida. “Pero los bioplásticos también tienen un precio ambiental: cultivar las plantas o la bacteria para hacer el plástico requiere de suelo fértil y agua dulce, que muchos países, incluyendo Israel, no tienen», describió y añadió: “Nuestro nuevo proceso produce el plástico de microorganismos marítimos que reciclan completamente la basura orgánica».

Para lograr resultados, los investigadores aprovecharon los microorganismos que se alimentan de algas para producir un polímero bioplástico llamado Polyhydroxyalkanoate (PHA)

«Nuestra materia prima son las algas multicelulares cultivadas en el mar. Son algas de las que se alimentan microorganismos unicelulares, que también crecen en el agua salada y producen un polímero que se utiliza para hacer plástico», manifestó Goldberg.

Ya hay fábricas que producen este tipo de bioplástico en cantidades comerciales, pero utilizan plantas que requieren tierra agrícola y agua dulce. De acuerdo con el investigador, “el proceso permitirá a países con una escasez de agua dulce, como Israel, China e India, cambiar y hacer plásticos biodegradables».

Para él, la investigación podría revolucionar los esfuerzos mundiales para limpiar los océanos sin afectar a las tierras de cultivo y sin usar agua dulce.

«El plástico procedente de fósiles es uno de los mayores factores de contaminación en los océanos. Hemos demostrado que es posible producir bioplástico a base de recursos marítimos en un proceso que respeta el medioambiente. Y estamos investigando para encontrar la mejor bacteria y las mejores algas para producir polímeros para bioplásticos con propiedades diferentes», concluyó Golberg.