Este verano, varios países, entre ellos México, España, Estados Unidos, Canadá, Grecia, India, Suecia y Reino Unido, tuvieron que luchar contra incendios forestales masivos. Se cree que la frecuencia e intensidad de estos se debe al cambio climático.

En Estados Unidos, los estados más afectados fueron California, Florida, Nueva Jersey, Oregon y Texas.

Los incendios que han afectado a Israel durante los últimos años le dieron al físico electroóptico Daniel Leigh una idea: usar rayos láser controlados a través de un algoritmo desde helicópteros o camiones con el fin de eliminar las hojas, las ramas pequeñas y las agujas del pino de las copas de los árboles que están en el camino por donde se desplazaría un incendio. Así, las llamas bajarían, lo que hace que el incendio sea mucho más fácil de controlar con métodos convencionales.

Según Leigh, la copa de un árbol saturada de hojas es como un festín para las llamas, es decir, es altamente inflamable. Movido por viento fuerte y dependiente de las condiciones meteorológicas, un incendio forestal puede propagarse en un abrir y cerrar de ojos.

Entusiasmada por la idea de Leigh, la ecologista Zvika Avni, ex directora del departamento forestal del Fondo Nacional Judío, Jewish National Fund (KKL-JNF), aceptó ser la especialista en ecología e incendios forestales de la compañía que Leigh fundó en 2012, Fighting Treetop Fire (FTF).

FTF desarrolló su tecnología láser en consulta con académicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén y otros profesionales.

La empresa, que tiene cuatro empleados, está en la fase de ingeniería, modelado y pruebas. El lanzamiento de la tecnología al mercado depende de cuando se encuentre un socio estratégico.

El láser (iniciales de las palabras inglesas “amplificación de luz por emisión estimulada de radicación”) usa luz concentrada para cortar o perforar cualquier material, ya sea tan duro como metal o tan suave como tejido humano.

Rápido relámpago de luz

Se podría pensar que el calor generado por el láser agravaría un incendio, pero Leigh explicó que el láser crea un rápido relámpago de luz y luego lo apaga. La humedad que queda en el follaje hace que la combustión se extinga inmediatamente. En experimentos de laboratorio preliminares, el láser destruyó una aguja de pino sin prenderle fuego o incendiar el resto.

Además, el follaje caído —cuando todavía es inflamable— forma un lecho compacto bastante húmedo con apenas un flujo de aire. Con menos oxígeno y con el combustible en un bloque compacto, el incendio que está en el suelo pierde intensidad y velocidad, lo que hace que sea más fácil de extinguir.

“Nuestro objetivo es hacer experimentos a gran escala y, posteriormente, elaborar un prototipo para así poder hacer pruebas al aire libre y de forma real”, dice Leigh. “Ahora estamos buscando socios, licencias o inversiones. Los cuerpos de bomberos están muy ansiosos por probar el sistema pero primero necesitan una maqueta con la que poder trabajar”.

La tecnología de FTF está patentada en Israel, Australia y Europa. Australia, país que cada verano es víctima de varios incendios forestales, ya se ha interesado por ella. La patente estadounidense está pendiente.

Leigh considera a FTF como un instrumento único para crear una zona segura o una vía de escape para los bomberos o los residentes del lugar donde se produzca el incendio.

Teóricamente, la misma tecnología láser controlada por un algoritmo —que puede trabajar sin descanso en cualquier clase de clima sin necesidad de recargar nada— podría usarse para podar el follaje a nivel del suelo, por donde podría propagarse el incendio, y también podría ser un instrumento anti incendios muy valioso en lugares de trabajo en los que es más probable que se produzca un incendio como, por ejemplo, compañías de electricidad.

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