¿Qué tal si pudiera hacer una caneca de basura con material sacado de la misma basura y reciclado? ¿O tubería?

Una tecnología de conversión de residuos creada en el desierto del Negev demuestra que es posible, si se usa el 80% de la basura doméstica que generalmente no se recicla.

Un proceso patentado por la compañía UBQ, con sede en Tel Aviv, convierte los desechos que generalmente se encuentran en botaderos de basura —huesos de pollo, cáscaras, papeles y plásticos— en materia prima que sustituye el plástico o la madera en varios productos comerciales.

“Tenemos la capacidad convertir esas pilas de basura —desechos sin clasificar— en algo útil, algo que realmente beneficie al medio ambiente”, dijo el profesor Oded Shoseyov, reconocido experto en nanotecnología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, inventor y asesor científico de UBQ.

Con la tecnología de UBQ se verían menos deshechos en los botaderos de basura. Cortesía.

Fundada en 2012, la compañía, que ha recaudado hasta la fecha 30 millones de dólares para financiación, no se dio a conocer al público sino hasta enero después de llevar a cabo pruebas comerciales. Shoseyov y el profesor Roger Kornberg, de la Universidad de Stanford, en Stanford, Calif., ganador del Premio Nobel de Química, son miembros del consejo asesor, junto con la ex Comisaria Europea de Acción por el Clima Connie Hedegaard, entre otros.

La planta piloto y el centro de investigación, en Tze’elim, en el Negev, trabajan con científicos del Shenkar College de Ingeniería, la Universidad Hebrea y el Instituto Tecnológico Technion-Israel para perfeccionar el proceso.

Mientras tanto, la comercialización ha empezado, aunque a un nivel limitado.

“Estamos vendiendo nuestros materiales para extrusión y producción de plástico moldeado por inyección en las principales compañías israelíes internacionales. También estamos probando material con varias firmas en Europa y Estados Unidos”, dijo a ISRAEL21c el director ejecutivo de la compañía, Jack “Tato” Bigio.

UBQ demostró el sistema recientemente ante mil empresarios e inversionistas internacionales, muchos de los cuales vinieron de China, en la 18 conferencia anual de GoforIsrael, en Tel Aviv, organizada por Cukierman & Co. Investment House y Catalyst Funds. La compañía también asistirá al próximo evento de GoforIsrael, en Foshan, China, el 31 de mayo.

En el primer paso del proceso de UBQ, la basura se clasifica y se tamiza para eliminar los productos que puedan reciclarse, como metales o vidrios.

La residuos restantes, que normalmente están compuestos hasta de un 60% de agua, se secan y trituran hasta formar un material esponjoso que se procesa en un reactor de conversión, donde se reduce a sus componentes naturales más básicos.

“A nivel casi molecular, esos componentes, que son naturales, se reconstituyen y se unen en un nuevo material compuesto y homogéneo”, explicó Bigio.

En el proceso final, al material se le da forma en pequeñas bolas, listas para ser transportadas y usadas en fábricas.

El proceso usa la energía eficientemente y es respetuoso del medio ambiente, dijo Christopher Sveen, director de sostenibilidad de la firma. “No se usa agua en el proceso, no hay emisiones nocivas al aire y no se producen residuos”.

UBQ, abreviatura de la palabra latina “ubicuidad”, tiene varias patentes, algunas provisionales, que protegen el proceso y el material resultante, otorgadas en Europa, Estados Unidos, China, India, Canadá, Corea del Sur, Singapur, Israel y Japón.

“No hubiéramos obtenido patentes en todo el mundo si existiera algo similar a lo que hacemos”, dijo Bigio. “Ninguna otra empresa puede convertir una mezcla de desechos domésticos en material nuevo y, además, hacerlo sin usar agua”.

Silla fabricada con los materiales producidos por UBQ. Foto de Kfir Ziv.

Por cada tonelada de material producido que es sacado de los basureros, UBQ podría evitar la emisión de un promedio de 15 toneladas de CO2.

La compañía, que tiene 24 empleados, recibió amplia cobertura después de un artículo de Associated Press publicado en Estados Unidos en el que el director del Plastic Expert Group expresó su escepticismo sobre los argumentos de UBQ y de sus posibilidades de éxito.

Kornberg lo refutó diciendo que “la idea es creíble cuando se comprende el principio simple de por qué funciona, cómo UBQ puede convertir el material de esta manera”. Según explica, la celulosa en el material de desecho es una cadena de moléculas de azúcar que se puede derretir y volver a usar de la misma forma como se carameliza el azúcar en una olla.

“Todo el mundo conoce la importancia de minimizar y, en última instancia, de eliminar el uso del plástico en el mundo. UBQ es una tecnología revolucionaria que aporta la solución a ese problema”, dijo Kornberg.

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