El 17 de octubre cientos de personas se desnudaron para una sesión de fotos con el objetivo de llamar la atención sobre la paulatina desaparición del Mar Muerto.

Este, una masa de agua única rodeada por Israel y Jordania, es el punto más bajo de la Tierra (420 metros debajo del nivel del mar) y es el lago hipersalino más profundo del planeta.

Tanto turistas extranjeros como israelíes aman nadar en el agua rica en minerales, untarse con su lodo curativo y usar cosméticos hechos con sus extractos.
Allí, el agua y el aire ambiental demostraron ser beneficiosos para la salud, desde el asma hasta la psoriasis.

Un baño rejuvenecedor con barro negro del Mar Muerto, Foto: Santhosh Manganam (Kuwait) cortesía del Museo Virtual del Mar Muerto.

El problema es que el Mar Muerto se reduce a un ritmo alarmante y pierde más de un metro de agua por año (un total de 25 metros desde la década de 1990) según informó EcoPeace Middle East. Y los sumideros gigantes se han tragado varias playas.

En ese sentido, la sesión de fotos del proyecto Dead Sea Revival Project tuvo la intención de estimular la acción y celebrar la apertura del Museo Virtual del Mar Muerto, precursor de un museo real en las cercanías de la ciudad de Arad.

Personas pintadas de blanco posan para una foto grupal del fotógrafo Spencer Tunick y su equipo en las afueras de Arad, 17 de octubre de 2021. Foto: Yonatan Sindel/Flash90

ISRAEL21c en Español les pidió a expertos que explicaran los problemas del Mar Muerto y qué se puede hacer para garantizar que el lago no desaparezca.

Alerta de spoiler: el Mar Muerto se encoge pero no está muriendo.

En este artículo se explican primero los problemas y las soluciones propuestas. Luego, se comparten las predicciones de los especialistas sobre el futuro del lago de Israel.

Vista aérea del Mar Muerto, 18 de octubre de 2020. Foto: Menachem Lederman/Flash90

¿Por qué se encoge el Mar Muerto?

“El problema principal es la falta de agua dulce que ingresa al lago. Allí, la evaporación natural es fuerte”, explicó Isaac Gertman, investigador principal del Instituto Nacional de Oceanografía de Israel ubicado en Haifa.

Esto ocurre porque el Mar Muerto -sin salida al mar- principalmente depende de la parte baja del río Jordán, que a su vez depende del Mar de Galilea (lago Kineret) para reponerse. Gran parte de esta corriente de agua dulce se desvió para abastecer agua potable y como fuente para la agricultura e industria en Israel y Jordania.

De ese modo, dijo Gertman, se necesitarían unos 700 millones de metros cúbicos de agua para restaurar el nivel del mar a donde estaba en 1900.
El experto, que estudia el sitio desde 1994, manifestó que la escorrentía natural, incluidas las precipitaciones y las inundaciones, fue de unos 300 millones de metros cúbicos por año, y que ahora es de cerca de 100 millones de metros cúbicos anuales.

El doctor Isaac Gertman, cerca de la plataforma meteorológica de 30 años del Instituto de Investigación Oceanográfica y Limnológica de Israel, donde se mide la temperatura y el nivel del agua del Mar Muerto para estimar el futuro del lago.

Un factor menor son las industrias de extracción de minerales en los países que circundan al lago: el cloruro de potasio y el cloruro de magnesio son extraídos en grandes cantidades por Dead Sea Works y Arab Potash Company en el extremo sur del Mar Muerto.
Los estanques de evaporación usados en este proceso son responsables de aproximadamente el 35 por ciento del agotamiento de la masa de agua.

¿Qué produce los sumideros?

Gidon Baer, ​​ex coordinador de estudios del Mar Muerto en el Servicio Geológico de Israel, expresó que los sumideros se forman por las cavidades que se producen bajo tierra porque el agua subterránea dulce de las montañas de Judea disuelve una capa de sal depositada en el Mar Muerto hace unos 10.000 años.

Esa capa salada está hoy a unos 10, 15 metros por debajo de la superficie en la costa, y está cubierta por sedimentos más nuevos.

Sumidero cerca del Mar Muerto, 5 de noviembre de 2020. Foto: Yonatan Sindel/Flash90

“Hasta la década de 1980, la capa de sal estaba empapada con agua salada que se infiltraba desde el Mar Muerto. Pero a medida que el nivel desciende, la interfaz entre el agua subterránea salada y el agua subterránea dulce provoca la disolución”, describió Baer.

Así, las cavidades colapsan y forman sumideros. Las inundaciones repentinas en el invierno drenan de forma directa en la capa de sal subterránea del sumidero, disolviéndola mucho más rápidamente que cuando el agua subterránea llega al sumidero.

“Esperamos que en los próximos 20 o 30 años, el nivel del agua subterránea dulce sea más bajo que la capa de sal, por lo que la única que llegará a la capa de sal será el agua de las inundaciones repentinas. Hoy estudiamos el efecto que esto tendrá”, dijo Baer.

Formaciones de sal en la costa del Mar Muerto, 20 de julio de 2020. Foto: Mendy Hechtman/Flash90

El Servicio Geológico creó un sistema de alerta temprana de sumideros monitoreado con mediciones satelitales y aerotransportadas.

“Hay veces que podemos predecir el colapso con cinco años de anticipación, y otras dos semanas antes de que ocurra. Marcamos todos los lugares donde vemos que sucede y compartimos esa información con las autoridades viales y de planificación para que puedan mitigar las consecuencias”, indicó el especialista.

En 2015, y con tres años de anticipo, el sistema predijo el sumidero que se formó a lo largo de la carretera principal al norte de Ein Gedi, lo que les permitió a las autoridades locales tener tiempo para construir una ruta de circunvalación y cerrar la principal para evitar un desastre de magnitud.

¿Hay soluciones reales?

Gertman le contó a ISRAEL21c en Español que una de las ideas era conectar los mares Muerto y Mediterráneo, enviando la escorrentía del Mediterráneo y construyendo plantas de energía en el camino. Pero esto no es viable de lo logístico y menos desde lo económico.

Diez años atrás surgió el proyecto de construcción de un canal desde el Mar Rojo en Eilat hasta el Mar Muerto para llevar agua desalinizada principalmente a Jordania y enviar el producto final de la desalinización -la salmuera- al Mar Muerto.
La adición de salmuera podría ralentizar la tasa de disminución del nivel del agua y, de esa manera, posponer el desarrollo de problemas relacionados.

Sin embargo, es dudoso que el proyecto avance debido a consideraciones económicas y políticas.

“Sería muy caro y difícil de construir. El Banco Mundial acordó dar algo de fondos para estudiar este proyecto y materializarlo pero todavía aún está en la etapa de proyecto porque necesitamos una estrecha cooperación con Jordania para que esto suceda. En ese sentido, es fácil hablar pero difícil de hacer”, relató Gertman.

No son pocos los científicos israelíes que acuerdan con Gertman en que puede ser mejor construir plantas desalinizadoras en la costa norte del Mediterráneo que repongan agua dulce al Kineret y restauren, al menos de forma parcial, el flujo natural del Mar de Galilea al río Jordán y al Mar Muerto.

Doctor Clive Lipchin. Foto cortesía del Instituto Aravá

El doctor Clive Lipchin, director del Centro de Gestión de Aguas Transfronterizas del Instituto Aravá de Estudios Ambientales, aseveró que el Mar Muerto nunca podría volver a ser bien alimentado por el río Jordán porque los pueblos de ambos lados de la frontera necesitan el agua.

“Esta es una región con escasez de agua. Incluso con 100 plantas desalinizadoras más, el agua dulce siempre será el recurso más buscado”, definió Lipchin.

El Instituto Aravá enfoca sus esfuerzos para desarrollar la cooperación en la región y tratar de resolver problemas relacionados con el agua.

“Es crucial entender que cualquier solución potencial debe tener bases colaborativas. Se necesita una cooperación regional, y ese es nuestro mejor y más valioso rol. Tenemos sólidas alianzas en Jordania y la Autoridad Palestina pero la razón por la que nada avanza para salvar el Mar Muerto es la falta de esa cooperación a nivel gubernamental. Israel y Jordania firmaron acuerdos sobre Red-Dead hace unos diez años pero hasta que los gobiernos actúen juntos, no pasará nada”, le dijo Lipchin a ISRAEL21c en Español.

El futuro del Mar Muerto

Gidon Baer indicó que, contrariamente a la creencia popular, la investigación muestra que el Mar Muerto nunca se secará por completo. “La velocidad a la que cae el nivel va a disminuir y, finalmente, se va a estabilizar. Pero el Mar Muerto no desaparecerá”, le aseguró el experto a ISRAEL21c en Español.

Esto se debe a que la tasa de evaporación disminuye a medida que aumenta la salinidad. Así, Baer indicó que la tasa de pérdida será igual a la de entrada.

Las consecuencias del detrimento seguirán provocando impactos económicos y ambientales aunque no todos serían negativos. “Cuando el nivel del agua baja, expone nuevas tierras en la costa, se deposita más sal y se forman sumideros. Estas características tienen aspectos tanto negativos como positivos”, manifestó.

Para los turistas, un resultado negativo es que los sumideros destruyeron varias playas del Mar Muerto y dificultan el acceso a la línea de flotación de los balnearios que quedan.
De acuerdo con Baer, esto podría gestionarse encontrando o construyendo rutas alternativas.

Por otro lado, el turismo podría beneficiarse de la situación. “Las características expuestas nunca se habían visto antes, y la belleza del Mar Muerto incluso ha mejorado”, dijo Baer.

Doctor Clive Lipchin. Foto cortesía del Instituto Aravá

Antes de la década de 1980, la sal no se depositaba a lo largo de la costa con tanta variedad y cantidad. Hoy se ve tanto en la costa como en el agua y la gente puede aprovechar eso al hacer que los turistas lo vean”.

Un ejemplo es que Israel podría construir un sendero seguro alrededor de los sumideros para los turistas.

Otra ventaja de las características recientemente expuestas es la oportunidad de realizar estudios científicos que podrían arrojar luz sobre lugares similares en el mundo.

Convivir con los problemas

El profesor Jiwchar Ganor de la Universidad Ben Gurion. Foto: Dani Machlis/BGU

Por el momento, no hay ninguna solución segura a la vista para los problemas del Mar Muerto y es probable que, tal como ocurre con la pandemia de COVID-19, hay que comenzar a vivir con eso.

Eso es lo que dijo Jiwchar Ganor, profesor de ciencias ambientales y de la Tierra en la Universidad Ben Gurion del Néguev, y ex decano de la Facultad de Ciencias Naturales.

“La disminución del nivel del mar es causada por los humanos pero la gente necesita beber y comer. Hay una población enorme en Israel, Jordania, Líbano y Siria. Estas áreas están hambrientas de agua y usan todo el líquido disponible. El resultado es, entonces, una caída en el nivel del Mar Muerto”, expresó Ganor, que añadió que el efecto neto de la industria minera es más salinidad ya que no es posible estabilizar tanto la sal como el nivel del agua.

“Podemos detener la caída del nivel del mar añadiendo agua de mar o salmuera de desalinización, pero si hacemos eso conseguiremos que el agua superficial sea mucho menos salada en la parte superior, lo que causará más sumideros. Podemos también estabilizar la salinidad, pero si lo hacemos, el nivel del agua bajará. Todo lo que realmente es posible de hacer es reducir la tasa de disminución agregando una cantidad limitada de agua de la salmuera de desalinización en el Golfo de Eilat”, advirtió.

Para Ganor, los problemas no se pueden resolver por completo: “Tenemos una gran necesidad de agua dulce y una industria que es una fuente muy importante de divisas para Jordania. Israel es un importante empleador en el Sur”.

Sin embargo, está de acuerdo con Baer en que el lago salado estará con nosotros para siempre. “El Mar Muerto se encogerá pero no desaparecerá”, concluyó.

Temas: Medio ambiente, Jordania, Mar Muerto, Desalinización, Instituto Aravá, Universidad Ben-Gurion