¿Qué es la felicidad? ¿Cómo se mide? ¿Es posible aprender a ser más felices? ¿Por qué los israelíes están siempre entre las personas más prósperas del planeta?

Para empezar, Israel ocupó el noveno lugar en el décimo Informe anual sobre la felicidad mundial emitido por la ONU en mazo. Así, subió tres lugares.

El reporte señaló que existen herramientas científicas para medir y explicar la felicidad con contar palabras relacionadas con la felicidad en libros y redes sociales, y hallar “biomarcadores” y pistas genéticas relacionadas con esa sensación.

Los investigadores también comprendieron que las emociones positivas importantes que involucran una baja excitación, como la calma, la paz y la armonía son significativas en la satisfacción general con la vida.

Cómo medir la felicidad

Anat Fanti, candidata a doctorado en la Universidad Bar Ilan y especializada en políticas de felicidad, bienestar y calidad de vida, afirmó que el concepto de “feliz” no se puede definir de forma estricta.

Anat Fanti. Foto: Daniela Contini

Sin embargo, los cuestionarios pueden ayudar a cuantificar tres factores clave de felicidad: satisfacción general con la vida; relación entre sentimientos positivos y negativos; y propósito o significado en la existencia.

Así, el Informe Mundial de la Felicidad asigna a cada país un promedio basado en la satisfacción general en la vida y la proporción de sentimientos positivos y negativos. Luego hacen una regresión estadística con datos adicionales de cada país, como el PIB per cápita, la esperanza de vida saludable, percepción de corrupción, capacidad de tomar decisiones, generosidad, confianza y apoyo social.

Con esos parámetros medidos, Israel obtuvo una puntuación alta en satisfacción con la vida, economía, salud, apoyo social y generosidad.

Pero, ¿por qué los israelíes están tan satisfechos dado el alto costo de vida y la constante amenaza de conflictos militares?

“Creo que es una mezcla de orgullo y optimismo local”, teorizó Fanti.

Solo en los últimos dos años hay muchas más razones para el orgullo y el optimismo: el programa de vacunas COVID-19 líder en el mundo de Israel, el surgimiento de la “nación unicornio“; el amplio gobierno de coalición; y los Acuerdos de Abraham, entre otros logros.

Además, “los israelíes tienen redes familiares y de amigos que nos hacen fuertes y resistentes. Así, incluso si tenemos en cuenta nuestra vida difícil aquí, todavía estamos mucho mejor que en otros países”, afirmó Fanti.

El rol de Happy Things

Talia Soen trata de difundir la felicidad en el extranjero a través de su aplicación Happy Things para iOS, que utiliza principios de psicología positiva para guiar a los usuarios en la realización de actividades diarias sencillas científicamente probadas para contribuir a sentirse más felices y confiados.

Talia Soen, fundadora y directora ejecutiva de Happy Things. Foto: Shir Newman

Estas actividades pueden ser tan simples como escuchar una canción vinculada a un buen recuerdo, hacerle un cumplido a alguien, dar un paseo de diez minutos o pensar en tres “Happy Things” (cosas felices, en inglés) que sucedieron la última semana.

“Happy Things es un producto de mi propio viaje personal. Pasé la mayor parte de mi vida sintiendo que no era lo suficientemente feliz y buscando la felicidad en lugares externos. Pensaba que solo necesitaba obtener mi título, conseguir un buen trabajo, correr una carrera de diez kilómetros o casarme. Hice todas esas cosas, y la felicidad no me esperaba de la manera que yo imaginaba”, afirmó Soen (34).

Luego de estudiar psicología, entrenamiento, fitness, nutrición y yoga, Soen concluyó que la felicidad era una habilidad. “No es algo externo que sucede, sino un sentimiento que aprendemos, practicamos y mejoramos. Perseguir logros no es la forma de lograr una vida feliz. La felicidad está en las pequeñas cosas”, definió.

Actividades simples como la risa tienen un efecto medible en la felicidad. Foto: Juan Méndez/Pexels

Happy Things nació a principios de 2021 y se dirige principalmente al mercado de EEUU (puesto 16 en el Informe mundial de felicidad de 2022).
En la actualidad, unas 10.000 personas ya descargaron la aplicación. El 80 por ciento son mujeres.

El Cuestionario de Felicidad de Happy Things ayuda a los usuarios a medir el impacto de la aplicación.
En promedio, después de usar la aplicación durante un mes, se informa una mejora del 17 por ciento en la felicidad y un progreso del 57por ciento luego de siete meses.

“Las personas usan la aplicación de tres a cuatro veces por semana y durante largos períodos de tiempo. Nuestra retención después de tres y seis meses sigue siendo alta, especialmente en relación con otras aplicaciones en el mercado del bienestar y la salud”, contó Soen.

Felicidad local

Fanti hizo su tesis de maestría sobre aplicaciones de monitoreo de la felicidad como Happify, fundada en EEUU por dos israelíes.

Para ella, las aplicaciones pueden ayudar a aumentar la felicidad individual y a aprender a centrarse en lo positivo y no detenerse en lo negativo.
“Pueden reorientarnos de la falsa noción de que comprar cosas es lo que nos hace sentir mejor”, indicó Fanti.

Al mismo tiempo, existe una creciente conciencia de que la felicidad individual debe considerarse dentro del contexto cultural y económico más amplio.
“Los gobiernos deben dar las condiciones adecuadas para que la población prospere”, le dijo Fanti a ISRAEL21c en Español. Y citó que los gobiernos de Finlandia (primer lugar en el Informe Mundial de la Felicidad de 2022), Nueva Zelanda, Escocia y Gales formaron una coalición para priorizar el bienestar y la felicidad como principal objetivo político por encima del crecimiento económico.

Si bien una buena economía es necesaria para que haya alimentos, vivienda y empleo a los ciudadanos, el problema es cómo asignar los fondos  en función del impacto en el bienestar. Un ejemplo: recortes de impuestos a las corporaciones frente a la construcción de más hospitales.

“Así es como la felicidad se ubica en el centro de la formulación de políticas”, aseguró Fanti.

Inversión en bienestar tras el COVID-19

Pero no solo los gobiernos están cambiando las prioridades políticas sino también los inversores. Eso es lo que dijo Or Haviv, socio y director de innovación global de Arieli Capital.

Esta es una compañía holding y de inversión con sede en Wall Street y oficinas en Israel orientadas a la innovación en la agricultura marina y del desierto e innovación tecnológica oceánica.

Or Haviv, socio de Arieli Capital y jefe de innovación global. Foto: Hadar Yaakov

En mayo, Arieli Capital dará la bienvenida a la primera cohorte de su Wellness Tech Bootcamp (curso intensivo de tecnologías de bienestar).

“Uno de nuestros brazos de inversión es Sharenet, una asociación multifamiliar con sede en Nueva York que quiere poner a las tecnologías de bienestar en primer plano y conectarlas con hospitales, centros de salud y agencias de viajes y seguros”, dijo Haviv, que reconoció que la pandemia de COVID-19 aceleró esa tendencia.

El ejecutivo remarcó que la crisis del coronavirus tomó por sorpresa a todo el mundo. “Redescubrimos a nuestras familias, hijos, relaciones, hogares, trabajos, metas y ambiciones”, enumeró.

Las diez startups posteriores a la etapa inicial que sean aceptadas en el Wellness Tech Bootcamp de tres meses pasarán una semana en el Centro de Artes Bridge Healing de Connecticut, EEUU.
Esa ciudad, 185 kilómetros al norte de Manhattan, es un centro de la industria de seguros y salud.

Happy Things, que recientemente finalizó su estadía en la aceleradora Fusion LA, es candidata para el programa Azrieli Capital.

“Hace unos años, la gente no imaginaba recurrir a aplicaciones para la salud mental. Hoy se destaca esa rama sanitaria y las personas entienden que pueden acudir a soluciones digitales. Y es así que se estima que este mercado crezca de forma masiva”, finalizó Soen.

Temas: Salud, Tecnología, Bienestar, Felicidad, Happy Things, Arieli Capital, Aplicaciones israelíes