En una compleja operación realizada recientemente, objetos de más de 2.000 años de antigüedad fueron bajados con sogas desde una cueva en un acantilado junto a la frontera con Líbano.

Los objetos —dos ánforas de vino intactas, varias para almacenamiento, un cuenco, un recipiente para cocinar, dos jarras y fragmentos de varios utensilios más— se bajaron desde 30 mts hasta la base del acantilado. Los excavadores treparon a la cueva ayudados con sogas.

Participaron en la operación el Zefat Academic College, la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), el Centro de Investigación de Cuevas de Israel y el Club de Exploradores de Cuevas de Israel. Debido a la proximidad del lugar con la frontera con Líbano, las Fuerzas de Defensa de Israel ofrecieron protección a los investigadores.

El equipo llevó los objetos, protegidos por hojas de plástico y bolsas acolchadas, a varios vehículos para luego ser transportados a un centro de la IAA para su restauración e investigación.

Se calcula que las ánforas tienen 2.000 años de antigüedad. Foto de Yinon Shivtiel.

“A primera vista, parecen pertenecer al período helenístico, entre los siglos tercero y primero antes de nuestra era”, dijo Danny Syon, arqueólogo de la IAA, que llevó a cabo la excavación junto con Yinon Shivtiel, profesor de Estudios de la Tierra de Israel en el Zefat Academic College.

Agregó: “Considerando que lo que encontramos eran recipientes para cocinar y servir, parece que quienes los trajeron planeaban vivir allí por un tiempo. Suponemos que quienquiera que se escondió aquí escapó de un evento violento ocurrido en la zona. Tal vez si los datamos podremos vincularlos a un evento histórico conocido”.

Shivtiel descubrió la cueva en 2017 mientras realizaba estudios en el occidente de Galilea en busca de otras que hubieran servido como refugios, para lo cual tuvo la ayuda de la Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel.

Se sorprendió al descubrir una en lo alto de un acantilado, bajo una saliente, que fue la que se excavó recientemente, dijo.

“Es increíble pensar en cómo fueron llevadas a la cueva, a la cual es muy difícil llegar. Quizá hubo un camino de más fácil acceso que desapareció con el tiempo”, dijo Syon.

Danny Syon, izq., y Yinon Shivtiel en la cueva. Foto de Omri Gester.