Para Bob Stern es algo personal. Su padre tenía 40 años cuando sufrió un derrame cerebral. En respuesta, fundó una de las compañías más grandes del mundo para tratar derrames cerebrales, Micrus Endovascular (MEND), que Johnson & Johnson compró en 2010 por 500 millones de dólares.

Dos meses después, conoció al emprendedor en serie e inventor israelí Yossi Gross, uno de los fundadores de Rainbow Medical, que lo invitó a Herzliya para que examinara un implante para tratar la hipertensión que se resiste al tratamiento con fármacos. La hipertensión, o presión arterial alta, es la principal causa de accidentes cardiovasculares, incluidos los derrames, que suceden cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe o se reduce.

Aproximadamente 75 millones de estadounidenses sufren de hipertensión, y más de cinco millones presentan resistencia a terapias con medicamentos. Se calcula que unos mil millones de personas en el mundo tienen presión sanguínea alta que no se controla adecuadamente con fármacos.

Stern aceptó la invitación de Gross para ir, y tiempo después también aceptó su invitación para ser presidente y director ejecutivo de Vascular Dynamics, compañía creada por Rainbow para producir MobiusHD. El implante es mínimamente invasivo.

MobiusHD obtuvo el sello CE de la Unión Europea en diciembre de 2015, y en febrero de 2017 la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó su inclusión en el programa de acceso acelerado EAP. Se están llevando a cabo actualmente pruebas clínicas para evaluar la seguridad y el rendimiento del dispositivo en Estados Unidos y Europa.

¿Cómo funciona MobiusHD?

MobiusHD se implanta en la carótida, donde amplifica las señales enviadas a los nervios arteriales barorreceptores, lo que provoca que estos alerten al cerebro continuamente que la presión sanguínea del paciente es muy alta. El cerebro, a su vez, responde indicándole a los vasos sanguíneos que se dilaten, lo que reduce la presión sanguínea.

“Es la brillante mente de Yossi Gross que hizo que esto fuera realidad”, dijo Stern. “Tuvo una idea sencilla: si se pueden impactar los barorreceptores, potencialmente se puede modular la presión sanguínea de esos pacientes”.

Stern estableció la compañía en Mountain View, Calif., donde se puso en contacto con con antiguos empleados de MEND, quienes diseñaron la forma del implante y cómo aplicarlo.

“Cuando la gente se fija en nuestra tecnología, dicen ‘¡Vaya, es tan sencillo!’ Es la misma reacción que tuve cuando lo vi por primera vez”, dijo Stern.

El doctor Brian Williams, director del Centro de Investigación Biomédica de los hospitales universitarios de Londres de la NIHR e investigador en el ensayo clínico que Vascular Dynamics está haciendo en el mundo, dijo que la tecnología de Mobius HD “puede ofrecer una solución importante para pacientes que no han experimentado mejoras con otros dispositivos o tratamientos farmacológicos. Estamos entusiasmados con el potencial del producto ya que hemos visto resultados fantásticos en los estudios que hicimos en Estados Unidos y Europa”.

Otro investigador es el doctor Gregg Stone, del Centro Médico de la Universidad de Columbia/Hospital Presbiteriano de Nueva York y codirector de investigación médica y educación en la Fundación de Investigación Cardiovascular.

Mirando al futuro

Cuando Stern se puso al frente de Vascular Dynamics, en noviembre de 2011, la idea más común era que la ablación de la arteria renal era la mejor alternativa para curar la hipertensión resistente. Unas 50 compañías intentaron comercializar la idea, pero no tuvieron éxito, como tampoco lo tuvo una solución que sugería colocar válvulas en el seno carotideo interno para controlar la presión sanguínea.

Según Stern, sólo cinco compañías están tratando de crear una solución no farmacológica para la hipertensión resistente. La idea del competidor más cercano de Vascular Dynamics es CVRx, cuyo dispositivo implantable Barostim Neo modula los barorreceptores eléctricamente para reducir los síntomas de fallos cardíacos.

CVRx, con sede en Minnesota, ha recaudado cientos de millones de dólares en inversiones. Sin embargo, dijo Stern, el prototipo actual es costoso, requiere una cirugía que dura de dos a tres horas, y la batería, que debe reemplazarse cada 24-36 meses, cuesta 20.000 dólares.

“Tenemos un procedimiento sencillo y mínimamente invasivo”, explicó.

Para el implante, MobiusHD se lleva con un catéter desde la ingle hasta la arteria carótida, procedimiento que dura 50 minutos y que se hace bajo anestesia local.

Hasta la fecha las pruebas clínicas han mostrado que la presión sanguínea de los pacientes con MobiusHD en el momento de dárseles de alta ha bajado unos 36 puntos. La presión sanguínea ambulatoria, que se mide en el curso de la vida diaria del paciente, baja unos 20 puntos a los seis meses, con una reducción de la presión sanguínea que se mantiene estable durante más de tres años.

El objeto de nuevos estudios es investigar por cuánto tiempo se prolonga la reducción.

Vascular Dynamics tiene 16 empleados a tiempo completo y unos 15 contratistas alrededor del mundo. Obtuvo recientemente otros diez millones de dólares en financiación, con lo que sus recaudaciones totales suman 33 millones de dólares. Stern dijo que buscarán más financiación en los próximos meses para continuar con las pruebas. El equipo también planea estudiar el impacto de MobiusHD en fallos cardíacos.

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