Shani, una niña de cinco años de Israel, ama dibujar y jugar pero tiene discapacidades que le dificultan practicar esas típicas actividades infantiles.

Pero un equipo de creadores voluntarios llamado “Drawing Dreams” (dibujando sueños) creó un soporte de mano impreso en 3D que le permitió no sólo dibujar y jugar sino también comer de forma independiente.
El dispositivo funcionó tan bien que el jardín de infantes de educación especial al que concurre Shani pidió algunos más.

Shani con el equipo de innovadores Drawing Dreams. Foto cortesía de Tikkun Olam Makers

La solución fue ideada y premiada en el reciente evento Global Innovation Challenge en el que 50 equipos de 15 países compitieron para abordar los desafíos reales y cotidianos de las personas con discapacidades planteados por los propios conocedores de las necesidades.

“Primero hay que identificar los problemas que son los auténticos desafíos que enfrentan estas poblaciones vulnerables”, indicó Gidi Grinstein, fundador y presidente de Tikkun Olam Makers (TOM), la organización sin fines de lucro detrás del desafío.

Grinstein explicó que TOM solo diseñará una prótesis en respuesta a la necesidad de una persona amputada, que tiene un problema que no tiene un mercado asequible o una solución gubernamental. “Estas personas son expertas en sus necesidades y por eso las llamamos ‘conocedores de la necesidad’. Solo cuando tenemos un conocedor de la necesidad, lanzamos el programa de innovación”, expresó.

Cada conocedor se asocia con un grupo voluntario de programadores, diseñadores, ingenieros y profesionales del cuidado para encontrar una solución viable. Y este no solo disfruta del fruto de este trabajo conjunto sino que el diseño se carga en la biblioteca de TOM para que cualquier persona, en cualquier lugar, pueda reconstruirlo de manera fácil y accesible.

“Nuestra visión es crear la biblioteca más grande del mundo de soluciones gratuitas de código abierto para los problemas desatendidos de las personas que viven con discapacidades, los ancianos o las personas pobres”, dice Grinstein.

Adaptación de las capacidades a las necesidades

Según el directivo, TOM aborda un problema sistémico en Israel y otras sociedades. “Cuando serví en el gobierno de Israel, vi esa dramática brecha entre las tremendas capacidades de Israel en la investigación y el desarrollo de soluciones de defensa y la debilidad de las herramientas para crear y difundir soluciones para las necesidades agudas de las poblaciones vulnerables que no pueden permitirse las soluciones que necesitan”, le contó a ISRAEL21c.

Gidi Grinstein (Tikkun Olam Makers). Foto cortesía de TOM

Según Grinstein, la idea original era crear una plataforma que generase cientos y luego miles de invenciones e innovaciones extremadamente accesibles y radicalmente asequibles.

“Muy rápido nos dimos cuenta de que el desafío que vemos no es solo local sino global y el enfoque que creamos da una solución sistémica a un problema sistémico. Nuestra visión era crear los Bell Labs de tecnologías de asistencia”, manifestó.

Como resultado, Grinstein, también emprendedor social en serie, trasladó a TOM de Israel a EEUU y globalizó la plataforma.

De ese modo, TOM llegó a exhibir algunas de sus últimas creaciones en el Pabellón de EEUU en la Expo Dubái.

“Desde el principio TOM fue diseñado para servir también como una plataforma para permitir que las personas colaboren a través de líneas políticas, religiosas y nacionales. La firma de los Acuerdos de Abraham creó una oportunidad histórica para aumentar la colaboración entre musulmanes, judíos y cristianos en todo la región. Fui a Dubái y comencé a construir nuestras relaciones allí y también en Abu Dabi y Bahréin”, relató Grinstein.

Además del equipo de Drawing Dreams de Israel, otras dos delegaciones del TOM Global Innovation Challenge fueron elegidos para recibir 5.000 dólares cada una por sus diseños.

Bower modela el inodoro portátil adaptable diseñado para sus necesidades. Foto cortesía de Tikkun Olam Makers

Makeathons versus desafíos de innovación

Ninguno de los 50 equipos en el desafío de diez semanas se encontró cara a cara. Esto, señaló Grinstein, es bastante inusual para los eventos de TOM Maker.
“TOM se lanzó en julio de 2014 como una asociación con la Fundación Schusterman. Pero diseñamos la visión de TOM en 2012 y comenzamos a experimentar con su implementación más tarde ese año, hasta que lanzamos el proyecto un año y medio después. Hasta el COVID, nuestro modo principal de operación eran las ‘makeathones’, que son intensas jornadas de innovación en las que los compañeros se unían con los conocedores de las necesidades para formar equipos y competir en un gran espacio durante 60 intensas horas durante tres días para crear un prototipo funcional”, describió.

Franziska con el marco impreso en 3D y el mecanismo electrónico puede levantar y bajar la tableta habladora unida a la mesa de su silla de ruedas. Foto cortesía de Tikkun Olam Makers

Entre 2014 y 2020, las comunidades de TOM de todo el mundo celebraron más de 100 maratones. Mientras tanto, los grupos de desarrolladores comenzaron a reunirse durante períodos prolongados para crear prototipos para sus conocedores de necesidades.

La pandemia hizo un giro hacia los desafíos de innovación que no requieren que las personas se reúnan en el mismo espacio. “Hicimos dos desafíos de innovación local, incluidos en la Universidad de Michigan y en Georgia Tech, y luego nos lanzamos al fondo con el Desafío de innovación global”, dijo Grinstein.

El evento más reciente fue “tres veces más grande que la maratón más grande que hemos tenido y a un tercio del costo”, según contó el emprendedor.

“Es simplemente increíble la respuesta y la capacidad de tener 50 nuevas ideas y múltiples inventos nuevos provenientes de todo el mundo pero aunque el costo de crear un prototipo disminuyó en un 80 por ciento, también pagamos un precio en términos de construcción de comunidad. El concepto ‘makeathons’ construye nuestras comunidades. Los desafíos de innovación, no”, definió.

El próximo desafío de TOM en enero involucrará a 100 equipos de los países firmantes de los Acuerdos de Abraham.

“Nos gusta la idea de duplicar nuestras operaciones cada año. Tratamos de construir tanto el lado de la demanda de las necesidades insatisfechas como el lado de la oferta de talento de clase mundial. Y como tenemos cada vez más soluciones listas para distribuirse en nuestra página web, también estamos construyendo el sistema de distribución y pronto invitaremos a los espacios de creación y a las personas que tienen impresoras 3D a unirse a nuestro movimiento incorporándose a nuestro sitio web”, explicó Grinstein.

Cualquiera que tenga una impresora 3D y desee ofrecer voluntariamente su capacidad excedente podría ser conectado con personas que lo necesitan en su área a través de TOM.

“Visualizamos miles de puntos de distribución, de modo que cada persona esté a poca distancia en automóvil de la solución que necesita”, finalizó Grinstein.

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