Llego a la casa de mi tía en Tzfat y llamo a la puerta. Estoy siendo educada porque en esta pintoresca ciudad de la Alta Galilea -también llamada Safed o Zefat- todo el mundo mantiene abiertas sus puertas abiertas.

Mi tía me grita que entre y yo me voy preparando para los calurosos y efusivos abrazos con los que me sofoca.

Me lleva hacia su pórtico trasero y me uno a ella y a sus vecinos para conversar, tomar café y comer todo tipo de frutas y nueces.
Ella siempre está acompañada de vecinos y amigos que todo el tiempo entran y salen de su cómoda casa en el norte de Israel.

Con sus antiguas calles adoquinadas y las montañas como telón de fondo, Tzfat es el hogar de una diversa comunidad compuesta de cabalistas (místicos judíos) que practican sus creencias en la Ciudad Vieja, talentosos artistas que crean y venden sus productos, judíos sefardíes, y visitantes que hacen sus compras en el mercado al aire libre cada miércoles por la mañana.

Compradoras judías y árabes en el shuk de Tzfat, 24 de junio de 2020. Foto: David Cohen/FLASH90

Mis abuelos tunecinos llegaron a este pequeño pueblo en 1956 y lo convirtieron en su hogar.
Cuando el entonces gobierno de Túnez expulsó a los judíos, cientos de refugiados escaparon de allí en barco y vivieron en carpas hasta que pudieron pagar sus propias viviendas.

Después de estar un año allí, mi “saba” y mi “safta” (abuelo y abuela) compraron una casa.

Vengo a Tzfat desde que tenía dos años porque si bien yo vivo en EEUU, los cuatro hermanos y tres hermanas de mi padre permanecieron en Israel y formaron sus propias familias.

No existe un aire más puro

Mientras estaba sentada en el pórtico de mi tía, una suave brisa me hizo escalofríos en la espalda.

Bueno, en el pensamiento cabalístico, cada una de las “Cuatro Ciudades Santas” de Israel -Jerusalén, Safed, Tiberiades y Hebrón- se corresponde con un elemento diferente de la Tierra. Y Tzfat representa el viento (ruaj, en hebreo, que a su vez es espíritu), por lo que muchos místicos antiguos aseguran que no hay aire en todo Israel tan puro como el de este lugar.

Tzfat, Safed o Zefat… Es fácil enamorarse de esta ciudad del norte de Israel. Foto: David Cohen/FLASH90

En general también se acepta que Dios nos habla a través del ruaj, por lo que muchas personas viven en Tzfat para sentirse más conectadas con su fe.

Desde que los judíos españoles huyeron de la Inquisición y reclamaron esta ciudad en la cima de la montaña como su hogar, durante siglos los místicos judíos han seguido siendo una parte integral de la comunidad de Tzfat.

Las escaleras empinadas son un sello distintivo de Tzfat. Foto: Sasha Taran/Shutterstock

Cuenta una leyenda que las autoridades españolas querían convertir la sinagoga original de Abuhav en España en una iglesia pero que el rabino cabalista del siglo XV Isaac Abuhav la transportó mágicamente a Tzfat, donde aún se encuentra de pie.

Como la mayoría de las sinagogas en Tzfat, la de Abuhav está escondida dentro de los estrechos callejones adoquinados de la Ciudad Vieja y es bastante difícil de encontrar. Incluso una vez ubicada, hay que atravesar tres entradas diferentes hasta llegar al lugar de culto.

Esto fue hecho a propósito para que los visitantes tuvieran tiempo de relajarse.

Un servicio de oración de Sucot en la sinagoga Abuhav en Tzfat, septiembre de 2018. Foto: David Cohen/Flash90

El interior de la sinagoga Abuhav está incrustado con simbolismo de la Cabalá, que enseña que hay una conexión mística entre los números, nuestras vidas y los hechos. Es por ello que cada principio de diseño en esta sinagoga tiene un propósito numérico.

Un ejemplo: seis pasos conducen al púlpito y representan los seis días de la creación antes de que Dios llegara al último día -Shabat- de descanso espiritual e iluminación.

Los techos abovedados están adornados con imágenes de antiguos instrumentos musicales que alguna vez fueron usados en el templo de Jerusalén así como con símbolos de las 12 tribus de Israel.

Las Grandes Escaleras

Además de antiguas sinagogas, en Tzfat hay una escalera oxidada empinada -la Gran Escalera- ubicada en el centro de la Ciudad Vieja que separa el Barrio Judío de la Colonia de Artistas.

Si bien toda la ciudadela parece sacada de un cuaderno de bocetos, la Colonia de Artistas es especial porque mantiene su antiguo encanto y al mismo tiempo produce diseños únicos e innovadores.

Esculturas y galerías de arte en el barrio de los artistas en la ciudad vieja de Tzfat. Foto: Mendy Hechtman/FLASH90

Varios estudios de arte y atelieres abren sus puertas al público y venden desde joyas hasta pinturas y alfombras. El proceso artístico es realmente inmersivo.

Mi negocio favorito es la fábrica de velas de Safed. Las complejas esculturas de cera allí que representan de todo, desde escenas religiosas de la Torá hasta sátiras de eventos actuales- , sorprenden a los visitantes.

Velas de la fábrica de candelas de Safed. Foto: Joshua Sukoff/Unsplash

Tzfat es una ciudad que refleja el Israel que fue y el que es hoy. Así, todos los edificios de la Ciudad Vieja están construidos en un tipo piedra.

El azul abunda en Safed porque ese color es un símbolo cabalístico del agua. Foto: Yaakov Lederman/FLASH90

Varias paredes de la ciudad están pintadas de azul porque en la filosofía cabalística este color simboliza el agua, que se supone que engaña a los espíritus malignos para que piensen que no pueden pasar.

En la Ciudad Vieja los automóviles están, lo que no solo conserva las calles antiguas sino que también contribuye a la calma y tranquilidad espiritual de la zona.

Conflictos y comodidades

Junto a mi padre, que siendo un niño vivió allí la Guerra de Yom Kippur en 1973, recorrí muchos lugares histórico porque aún tiene una fuerte conexión con su lugar.

En toda la Ciudad Vieja es posible ver orificios de bala en edificios como cauda de los ataques durante la Guerra de Independencia de 1948.

En la parte superior de la calle principal se encuentra el monumento Davidka, un testimonio de la destreza militar creativa de las Fuerzas de Defensa de Israel.
El Davidka es un cañón cuyo único propósito era generar suficiente ruido para ahuyentar a los enemigos. Y fue bastante efectivo.

Monumento al cañón Davidka en Tzfat. Foto: Trabanto/Shutterstock

A través de las Grandes Escaleras de Tzfat se encuentra el corazón de la ciudadela, una fortaleza que alguna vez sirvió para tener un punto de vista ventajoso de los enemigos de Israel pero que hoy ofrece un asombroso panorama de los Altos del Golán.

Suelo hallar consuelo mirando hacia las alturas nevadas del Golán. La perenne presencia de las montañas se suma al tema de la tradición y la continuidad.

Es que incluso el apartamento de mi tía fue heredado: primero perteneció a mis abuelos y siempre será una reliquia de mi familia.

Mi tía me llama para pedir cuscús. Es viernes y todos esos días mi “safta” cocinaba ese plato. Nos gusta mantener viva su tradición.

Nunca llegué a conocer a mi abuela pero creo que estaría orgullosa de todo lo que ha cambiado en Tzfat así como de todo lo que permanece igual.