Cuando Jeremy Coleman -el esposo de Pamela Becker- fue diagnosticado con cáncer de estómago en etapa 4 en 2007 la mujer estaba tan involucrada con su cuidado que le quedaba poca energía para sus tres hijos.

Ahí fue que Becker se dirigió a sus amigos en busca de ayuda: “Nuestra gente colocaban los asientos para niños en sus autos y mis hijos simplemente iban con ellos en salidas familiares como caminatas o películas”.

Becker, hoy de 51 años, le contó a ISRAEL21c en Español que la experiencia de “dejar que los niños sean solo niños” fue tan importante que pudo convirtió su tragedia personal en acción social.

Junto a las hermanas de su marido, Becker creó Jeremy’s Circle (El círculo de Jeremy), la primera organización en Israel que les da “permiso para reír a carcajadas y divertirse” a niños y adolescentes cuyos padres o hermanos tienen cáncer.

Pamela Becker, presidenta y fundadora de Jeremy’s Circle, con dos niños del programa. Foto: Sara Salamon

“A pesar de que sucede algo terrible, aún tenemos que tomarnos el tiempo para permitir que nuestros hijos estén con otros niños y se conecten con otros. Nadie se ocupaba de los pequeños sanos de las familias que también necesitaban atención”, explicó Becker.

“Queremos que todos los niños que estén en la terrible situación de tener un padre o un hermano con cáncer, o de perder a un ser querido a causa de la enfermedad, tengan una comunidad de diversión”

Para la mujer, el hecho de participar en actividades con otros niños hace que los chicos ya no se sientan diferentes “porque tienen que llevar a su hermano en silla de ruedas o porque su madre tiene que llevar peluca porque se le ha caído el pelo”.

En las semanas previas a su muerte en 2008, Jeremy Coleman ayudó a su esposa a elaborar un plan de negocios para la organización, y sus hermanas, Juliette y Naomi junto a amigos cercanos,  asistieron a la viuda para hacer crecer Jeremy’s Circle.
De apoyar a 25 familias, la organización saltó a dar a asistencia a unas 700 familias.

Becker reconoció que su iniciativa es una forma convertir la muerte de su esposo en algo positivo. “Lo estamos haciendo bien en nombre de Jeremy”, dijo.

Una comunidad de diversión

Becker expresó que la misión es que “todos los niños que se encuentran en la terrible situación de tener un padre o un hermano con cáncer, o perder a un ser querido a causa de la enfermedad, tengan lo que llamamos una comunidad de diversión”.

Es que cuando alguien está enfermo en una familia, la atención se centra en el paciente y, a menudo, los familiares están bajo un estrés financiero, físico y emocional. En los eventos del círculo, los niños pueden dejar la tensión y la tristeza de sus casas y alejarse de la idea de que “si me río a carcajadas es una falta de respeto”.

Antes del primer evento de Janucá en Jeremy’s Circle, un hombre se ofreció a traer cien perros calientes. Alguien más halló un DJ.
Este año, el 14 evento consecutivo de Jeremy’s Circle para Janucá se celebrará en iJump en Petaj Tikva.

Durante 2020, cuando la pandemia de COVID-19 impidió las reuniones interpersonales, Jeremy’s Circle organizó actividades en línea.
Hoy, la organización combina eventos digitales y en persona.

Un collage de las actividades de la organización Jeremy’s Circle. Foto cortesía de Jeremy’s Circle

Jeremy’s Circle organiza el transporte y las comidas, y en el verano reparte gorras de béisbol y protector solar.
Gracias a las donaciones de particulares y fundaciones, todas las actividades son gratuitas.

Madelin Nahum (50) recordó que hace cuatro años, cuando empezó el tratamiento para el cáncer de mama, le confió a una amiga también enferma que no sabía qué hacer con su hija Daniela de seis años.
La amiga le contó sobre Jeremy’s Circle y desde entonces, Nahum y su hija, hoy de diez años, están involucradas con la organización.

“La gente de Jeremy’s Circle se volvió parte de mi familia y mis amigos”, relató Nahum.

Luego de sus tratamientos de quimioterapia, ella y su hija iban a los eventos pero como Nahum no conduce, la organización le envía un taxi para recogerlos y dejarlos  de nuevo en su casa.

“Cuando mi hija está con otros niños cuyos padres también están enfermos, se tranquiliza. Y eso me llena el alma”, indicó Nahum.

No es imposible

Cuando su esposo estaba enfermo, Becker asistió a un grupo de apoyo para cuidadores.
Una vez, trajo consigo a su hija Zoe de seis años. Becker vio lo aislada que estaba la pequeña y organizó una cita para jugar con otra niña cuyo padre estaba enfermo.

“Recuerdo que ambas jugaban juntas en el patio de recreo durante horas. Esa experiencia de conocer a alguien con una situación similar me trajo un gran alivio”, reconoció.

Jeremy Coleman con su hija Zoe antes de enfermarse. Foto cortesía de Pamela Becker

A pesar de la tragedia personal de Becker y su familia, la historia tiene un final feliz. En su grupo de apoyo, la mujer conoció a un hombre cuya esposa murió dos meses antes que Jeremy.
La pareja fusionó a sus cinco hijos, todos cercanos en edad, en una nueva familia.

“Perder a un cónyuge es una experiencia única. Nos entendimos y hoy podemos hablar casi en taquigrafía”, contó.

Becker describió que para los niños y sus familias, conocer a otros en las actividades del círculo de contención les muestra que “son normales y las cosas no son tan imposibles”.

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