“Mírame a los ojos. ¿Qué es lo que ves?”, le pregunta un hombre a su esposa.
“Veo Parkinson, Alzheimer y esclerosis múltiple”, le responde ella.
No es el intercambio más romántico, ¿verdad?
Ahora, imaginemos que mirar a alguien a los ojos sea la clave para diagnosticar males neurológicos, que son la principal causa de discapacidad en el mundo y que, solamente en EEUU, le cuestan al país unos 800.000 millones de dólares al año en gastos directos de tratamiento.
Las analogías entre los estudios biométricos de movimientos y condición de los ojos y las patologías neurológicas conforman un área de estudio muy investigada.
De hecho, este sector cuenta con más de 750 artículos divulgados en The Lancet, Nature y Neurology, entre otras publicaciones especializadas.
Pero desarrollar una tecnología que pueda decodificar los datos de los ojos siempre ha sido un desafío y nadie había logrado avanzar con éxito hacia la comercialización de un enfoque oculométrico.
Hasta ahora.
En octubre de 2021, la startup Neuralight -con oficinas en Tel Aviv y Austin, Texas-, fue lanzada con el objetivo de digitalizar e incluso automatizar la evaluación y la atención neurológica.
Mejorar lo que se puede medir
De manera tradicional, los exámenes neurológicos basaron sus resultados en una evaluación manual y subjetiva de los síntomas.
“El médico le hace unas 50 preguntas al paciente como qué tan difícil le es abrocharse la camisa o le pide que camine por el consultorio para poder evaluar su modo de andar”, explicó Micha Breakstone, director ejecutivo de Neuralight.
Esa falta de criterios objetivos no permitió que las farmacéuticas desarrollasen medicamentos efectivos.
Y en ese sentido, Breakstone señaló que en el caso de la demencia los estudios demostraron que dos médicos distintos que revisan al mismo paciente el mismo día podrían tener una variable del 35 por ciento de diferencias en el diagnóstico final.
En ese sentido, el ejecutivo resaltó que lo que hace falta es un “resultado estadísticamente significativo”.
De ese modo, la tecnología de Neuralight no es una cura ni un tratamiento para enfermedades neurológicas sino que principalmente está destinada a acelerar el desarrollo farmacéutico con el foco inicial en el Parkinson, Alzheimer y la esclerosis múltiple.
¿Cómo funciona?
De forma automática, la plataforma hace mediciones microscópicas del movimiento ocular que sirven como “puntos finales digitales” para detectar los trastornos neurológicos.
El procedimiento es el siguiente: un médico graba un breve video de cinco minutos de los ojos de un paciente. Luego, la plataforma de Neuralight limpia el clip y después llega el turno de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, que juntos se ponen a trabajar para descifrar qué hay detrás de los movimientos oculares.
Una vez que Neuralight obtiene las métricas oculares de un paciente, la idea es venderles los datos a las compañías farmacéuticas. “Porque no se puede mejorar lo que no se mide”, le dijo Breakstone a ISRAEL21c en Español.
Para Rivka Kreitman, directora de innovación de Neuralight y ex jefa de investigación y desarrollo innovador global del gigante farmacéutico israelí Teva, los puntos finales digitales son el futuro de la neurología.
“Esta tecnología es la pieza que le faltaba a la industria farmacéutica para hacer que el desarrollo de fármacos para enfermedades neurológicas fuera efectivo y más exitoso”, afirmó la ejecutiva.
La privacidad como norma
En el mundo ideal de Breakstone, todos los datos extraídos de los videos por Neuralight se deberían procesar en la nube de la empresa que, según dijo, cumple con la Ley de Transferencia y Responsabilidad de Seguro Médico de EEUU (HIPAA) que exige que todos los datos personales sean “desidentificados”.
“Es que no necesitamos ver la cara de un paciente sino sus ojos”, expresó Breakstone
Por cuestiones de privacidad, algunas organizaciones quieren mantener con ellas los datos. En esos casos, Neuralight trae su propio servidor.
La empresa no necesita rastreadores oculares y esto simplifica el proceso para los pacientes porque no tienen que quedarse quietos durante un período de tiempo relativamente largo.
Por el contrario, un simple teléfono inteligente o incluso una grabación con Zoom sirven.
En general, la grabación de vídeo de Neuralight toma unos diez minutos contra los 40 que se tardan con un seguidor ocular.
“La inteligencia artificial amplifica y aumenta la resolución de video para poder conseguir lo que tradicionalmente solo podía hacer con equipos profesionales de laboratorio profesionales”, explicó Breakstone, que comparó la resolución con la manera en que los satélites espaciales pueden distinguir los números en la matrícula de un automóvil al usar un tipo similar de “super resolución”.
Para el caso, Neuralight analiza cerca de cien parámetros como la velocidad de parpadeo, rapidez con la que el paciente puede hacer foco en un objeto específico y celeridad de dilatación de la pupila (esto está altamente relacionada con el Parkinson).
Biomarcadores digitales
En 2021, Breakstone cofundó Neuralight con Edmund Benami, hoy jefe de tecnología, luego de vender su startup anterior Chorus.ai a ZoomInfo por 575 millones de dólares.
“Podría haberme jubilado pero me hubiera sentido vacío”, indicó.
Su abuelo sufría de Alzheimer y eso lo llevó a querer buscar algo para “hacer del mundo un lugar mejor”.
“Los biomarcadores digitales están muy de moda”, le dijo a ISRAEL21c en Español. Y los inversores están de acuerdo.
Si bien la mayor parte del equipo de 19 personas trabaja en Israel -donde está la sede de investigación y desarrollo de Neuralight- Breakstone se mudó a Austin para desarrollar las conexiones de la empresa en EEUU.
El ejecutivo remarcó que Neuralight tiene un producto mínimo viable en funcionamiento -una versión previa a la final- y que espera recibir la aprobación inicial de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA) para fines de 2022.
En ese sentido, indicó que la idea es firmar los primeros contratos comerciales en 2023.
Por otro lado, las pruebas clínicas comenzarán en los próximos meses. Mientras tanto, Neuralight mantiene conversaciones con tres grandes compañías farmacéuticas.
Si bien la neurotecnología es una industria en auge, Breakstone describió que la mayor parte de la competencia de Neuralight “hace su trabajo con dispositivos y no con los ojos”.
Un ejemplo es Beacon Biosignals de Boston que utiliza datos de electroencefalogramas para crear biomarcadores para trastornos neurológicos. “Esto será más difícil de adoptar como una solución universal”, dijo Breakstone.
El directivo manifestó que siente que Neuralight se encuentra en “una misión urgente construyendo una empresa impulsada por el valor”.
Y esta es una buena noticia para los 1.000 millones de personas en el mundo que padecen trastornos neurológicos.
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