Dos veces al año millones de aves migran a través de Eilat y el desierto de la Aravá porque esta franja de tierra en el sur de Israel es el único puente terrestre que conecta Eurasia y África.

Para hacer que la ruta sea lo más acogedora posible, el Centro Internacional de Investigación y Observación de Aves en Eilat involucró a las partes interesadas locales en mantener la ruta migratoria libre de peligros como turbinas eólicas, antenas, líneas eléctricas e incluso fachadas de vidrio contra las que los pájaros pueden chocar.

Esta iniciativa de conservación basada en la comunidad local fue elegida como uno de los 19 proyectos más destacados presentados en la reciente Conferencia de las Partes de la ONU (COP15) sobre diversidad biológica. Hubo 258 candidatos de 26 países.

“Estamos ubicados en uno de los cuellos de botella migratorios más críticos del mundo”, afirmó dijo Noam Weiss, director del centro.

Una motacilla o lavandera amarilla. Foto: Noam Weiss/IBRC

El directivo indicó que las aves migratorias solían detenerse para descansar en hábitats prósperos como la laguna salada de Eilat que hoy está prácticamente extinta.

“En estos días debemos proporcionar hábitats manufacturados por el hombre como jardines, campos, huertas, obras de tratamiento de aguas residuales y salinas. Para mejorar estos sitios necesitamos el apoyo y la participación del público y colaboraciones creativas”, remarcó Weiss.

El centro educa a los agricultores de la zona acerca de los beneficios de las aves migratorias para controlar las plagas -“tan bien o incluso mejor que los pesticidas”, dijo Weiss- y los alienta a que las aves sean bienvenidas en sus granjas.

Una lavandera blanca. Foto: Noam Weiss/IBRC

Por otra parte, el organismo también trabaja con la compañía de agua Ein Netafim para tratar que el depósito de agua tratada sea mejor y más seguro para las aves.

“Necesitamos raíces profundas en nuestras comunidades, y una investigación que involucre a los agricultores además de toneladas de buena voluntad. Cualquier visitante del Santuario de Aves de Eilat se dará cuenta de que está construido teniendo en cuenta las necesidades de las aves pero al mismo tiempo permite que los humanos aprecien e identifiquen a las aves migratorias”, dijo Weiss.

Una curruca zarcerilla. Foto: Noam Weiss/IBRC

Decenas de miles de visitas llegan cada año a la estación de investigación del santuario para observar al personal anillar a las aves que visitan y examinar su condición física para saber si tienen capacidad para completar su épico viaje.

Una voluntaria del Santuario de Aves de Eilat con un alcaudón enmascarado. Foto: Noam Weiss/IBRC

“Las personas llegan y ven cómo se hace nuestra investigación, preguntan cosas e incluso pueden sostener un pájaro diminuto y dejarlo libre en su desafiante viaje”, aseguró Weiss.

“Es una experiencia que cambia la vida. Un niño o un adulto que sostiene a un ave cálida y enérgica y luego deja que regrese a sus desafíos migratorios deseará con todo su corazón que llegue a salvo a su destino. Desde ese la gente amará y conservará a los pájaros en sus jardines o en el trabajo. Ahora y para siempre”, expresó Iris Gorin de la Sociedad para la Protección de la Naturaleza en Israel, que dirige la estación de anillado de Eilat.

Un torcecuello euroasiático. Foto: Noam Weiss/IBRC

Por su parte, Tzadok Zemach, director de mantenimiento del santuario de aves, remarcó que siempre buscó que los residentes de Eilat vieran al sitio como una extensión de su propia casa. “Hace unos ocho años empezamos a realizar grandes eventos comunitarios en el santuario invitando a nuestras comunidades a ver, comprender y amar a las aves. Y vinieron miles provenientes de escuelas, espacios de trabajo y familias, que incluso todas las mañanas trajeron a sus hijos una hora antes de que comiencen las clases para ver a los pájaros”, dijo.

Una niña con un alzacola rojizo . Foto: Noam Weiss/IBRC

El éxito del centro en involucrar a la comunidad local para ayudarlo a promover sus objetivos de conservación se tradujo en logros prácticos.

Los cuatro parques eólicos que se habían planeado a lo largo de la ruta migratoria principal fueron detenidos por la demanda popular. Y el depósito de agua tratada experimenta una importante mejora por el bien de las aves.

Además se aprobó una regulación local que limita a un máximo del 50 por ciento el uso del vidrio en el frente de cualquier edificio a lo largo de la vía migratoria.

A su vez, Salt of the Earth, una compañía minera de sal, invirtió en la biodiversidad de sus salinas, hoy llamadas piscinas de flamencos.

Flamencos en Eilat. Foto: Noam Weiss/IBRC

“Todas estas decisiones fueron tomadas por la seguridad de las aves, con buenas intenciones y buena gente”, reafirmó Weiss, que añadió que el reconocimiento internacional que otorga la COP15 “nos da fuerza y ​​motivación”.

Para él, la conservación de la naturaleza puede ser un trabajo muy solitario. “Sin embargo, aquí en Eilat estamos rodeados de voluntarios dedicados y una comunidad amorosa y solidaria. La gente dice que el dinero y el poder político impulsan al mundo pero las emociones son más fuertes que la plata. Nuestra comunidad local ama a las aves y está preparada para recorrer un largo camino por ellas. Creamos juntos un cambio real en la forma en que nuestra región se relaciona con la naturaleza”, describió.

Un flamenco despliega sus alas. Foto: Noam Weiss/IBRC

El Centro Internacional de Investigación y Observación de Aves en Eilat es una asociación de la Sociedad para la Protección de la Naturaleza, El Fondo Nacional Judío KKL-JNF, la Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel , el municipio de Eilat, el Consejo Regional de Eilot, la Corporación de Turismo de Eilat y el Ministerio de Turismo.

Una curruca de río. Foto: Noam Weiss/IBRC

“Eilat se enorgullece mucho de ser un sitio de escala tan importante de la ruta migratoria de tantas especies. El proyecto elegido se basa en el trabajo con las amorosas comunidades de Eilat y Eilot que abrazan a los pájaros y al trabajo del Santuario de Aves. Ganar este premio expresa el respeto que se le debe a esta tarea única de conservación de la naturaleza basado en la comunidad y de todos los socios involucrados”, dijo Eli Lankry, alcalde de Eilat.