Sarah y Avraham (nombres ficticios) tienen que hacer malabarismos entre sus carreras en alta tecnología y el cuidado de su hijo, que es autista. No les es fácil encontrar una niñera cuando quieran salir una noche, y mucho menos alejarse de casa por más de 24 horas.

Sin embargo, se las arreglaron para participar en un reciente hackathon (evento que reúne a desarrolladores y programadores) que tuvo lugar hasta el amanecer en las instalaciones de Playbuzz en Tel Aviv.

«El hackathon procuró encontrar soluciones para los numerosos desafíos a los que se enfrentan los niños autistas», explicó Sarah a ISRAEL21c. «Queríamos ser parte de este milagro».

El evento fue una iniciativa conjunta de Ofek, una selecta unidad tecnológica de la Fuerza Aérea Israelí, y ALUT, la Asociación Israelí para Niños Autistas.

Unos 85 voluntarios, incluidos miembros actuales y antiguos de la unidad, pasaron la noche en vela en el evento, cuyo objetivo fue crear proyectos para hacerle la vida más fácil a niños autistas, a sus familias y a terapeutas. Estuvo patrocinado, en parte, por IBM, Dell EMC, Samsung NEXT, mPrest Systems e Interblog.

Durante varios meses antiguos miembros de Ofek y padres, consejeros, terapeutas profesionales y personal de ALUT tuvieron sesiones con el fin de identificar los retos a los que se enfrentan, tales como entender situaciones sociales y cómo responder a ellas, recordar cómo se realizan actividades cotidianas y expresar emociones.

“Para los niños autistas es difícil interpretar situaciones sociales y decidir cómo reaccionar [ante ellas]. Podemos mostrarles la imagen de una sonrisa o de un cara enfadada, pero no saben qué relación hay entre la situación y la expresión facial, y tienen que aprender a hacerlo”, dijo Sarah.

El equipo de Sarah y Avraham creó un prototipo de aplicación al que llamaron De Emoción a Expresión, basado en investigaciones que muestra que los niños autistas pueden ser entrenados para imitar expresiones faciales que comunican felicidad, sorpresa, miedo, disgusto, ira y tristeza.

La aplicación, que es interactiva, guía a los niños para que identifiquen el proceso de la sonrisa paso a paso. En el paso siguiente se toman una foto de ellos mismos con la cámara del teléfono y obtienen una respuesta instantánea que les indica que imitaron bien esa expresión. «Para los que nunca han sonreído eso es un logro increíble», dijo Sarah.

Otro reto planteado en el hackathon fue la modulación de la voz. La gente en el espectro autista tiende a hablar robóticamente y en voz alta, lo que puede causar tensión y confrontación, agregó.

La aplicación e2e entrena a los para realizar expresiones faciales adecuadas imitando sus propias caras. Cortesía de ALUT.

Para solucionar esta situación uno de los equipos participantes creó un dispositivo que alerta al usuario que está hablando inapropiadamente y le facilita ajustar el volumen y el tono. La idea es que la información constante que reciben del dispositivo les preparará para que ajusten la forma de hablar sin necesidad de pedírselo.

La música puede ayudar a muchos en el espectro autista a relajarse y comunicarse, pero las limitaciones motoras a menudo les impiden usar instrumentos musicales corrientes.

Con eso en mente, uno de los equipos creó Music Motion, una pantalla que funciona como instrumento que permite que el usuario produzca una melodía con sencillos movimientos del cuerpo, seleccionar ritmos de fondo y ver componentes visuales que se muestran en círculos de color en movimiento.

«Los ex miembros de Ofek están en el centro de la alta tecnología en Israel”, dijo Arkady Gurevich, presidente de la Asociación de Ex Alumnos de Ofek, fundada en 2015. “Decidimos tomar el conocimiento profesional que habíamos adquirido y ponerlo a disposición de la comunidad”.

El panel de jueces que seleccionó los mejores proyectos de los 12 equipos participantes estuvo formado por, entre otros, el emprendedor Yossi Vardi; el ex director ejecutivo de Apple Israel Aharon Aharon; y Amos Shapira, presidente de ALUT.

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