La manipulación de los hidrantes (también conocidos bocas de incendio) es un problema creciente para los municipios de todo el mundo.

Chicago, por ejemplo, pierde cinco millones de galones de agua al día por el uso ilegal e inapropiado de los hidrantes, lo que le cuesta a la ciudad unos nueve millones de dólares al año.

Además, existe el problema de la amenaza terrorista ya que es posible envenenar el suministro de agua de toda una ciudad agregando químicos letales a través de un hidrante. Ya ha sucedido antes aunque por suerte las autoridades frenaron el sabotaje a tiempo.

Fue esto último lo que llevó a Dovik Barkay a lanzar Hydrantech. La empresa emergente con sede en Ramat Ishay, en el norte de Israel, desarrolló un «brazalete electrónico» inteligente que se conecta a la boquilla de una boca de incendios para controlar lo que sale y lo que entra.

«Si sale agua y no estuvieron los bomberos, es un robo… y si entra agua, puede ser peligroso» – Dovik Barkay (Hydrantech)

Barkay recuerda una situación en la ciudad israelí de Safed ocurrida hace varios años: “Alguien robó algo de gasolina, pero la policía lo encontró. No podía simplemente tirar la gasolina a la calle porque olería, así que encontró una boca de riego y vertió la gasolina adentro. Durante tres meses, las personas en Safed no pudieron beber el agua».

Cada pulsera electrónica Hydrantech tiene un transmisor celular que comunica su estado a control central, lo que permite que una ciudad detecte un problema, ya sea una fuga o un ataque terrorista potencial en tiempo real, y envíe un técnico o agentes de seguridad de inmediato.

La interfaz Hydrantech se ejecuta en un navegador web normal, que se puede abrir en una ventana en el sistema de monitoreo de infraestructura existente de una ciudad. Si hay un problema, aparecerá una alarma emergente en el navegador y en los dispositivos móviles de aquellos funcionarios involucrados, como los guardias o el administrador de servicios públicos.

La tecnología de Hydrantech no detecta el flujo de agua, explica Barkay. Más bien, el brazalete incorpora sensores que incluyen un acelerómetro. Los sensores pueden «ver» y «escuchar» el movimiento del agua. Estos datos se envían a la nube de Hydrantech, donde los algoritmos de software interpretan si el agua se está moviendo hacia afuera o hacia adentro.

Las pulseras de Hydrantech se están poniendo a prueba en varios municipios israelíes, incluidos Haifa, Petaj Tikva, Safed, Rosh Ha’ayin y Tel Aviv. La tarifa de aproximadamente tres dólares por hidrante cubre el brazalete, el software de monitoreo, el servicio celular, los cambios de batería y las actualizaciones de software.

Barkay, que tiene títulos en derecho, ingeniería industrial y desarrollo de dispositivos médicos, tiene en su haber varias soluciones vinculadas a tecnologías del agua .

Hace diez años, fundó una empresa que detecta fugas en los sistemas de agua domésticos. Su próxima compañía desarrolló una bomba inteligente que entrega agua caliente inmediatamente desde los calentadores solares hasta el grifo.

La compañía, que emplea a siete personas, ya recaudó alrededor de un millón de dólares de un fondo ángel privado, y va por más.

No es tan sorprendente que una empresa como Hydrantech sea un invento israelí.

Ubicado en el Medio Oriente seco, donde más del 60% del país es desierto, Israel recupera el 90 por ciento de sus aguas residuales, en comparación con sólo el 6 por ciento en EEUU, y es un conocido líder en tecnología de desalinización de agua.

El Instituto de Exportación de Israel informa que Israel exporta 2.4 mil millones de dólares anuales en tecnología y equipos de agua.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud estima que para 2025 «la mitad de la población mundial vivirá en áreas con escasez de agua» . Eso hace que tecnologías como Hydrantech sean aún más importantes para resolver los desafíos ambientales actuales y futuros.