Emoción. Si hubiera que describir con una sola expresión el partido que jugaron las selecciones de fútbol de Argentina y Uruguay en Israel, la palabra sería emoción.

Porque el encuentro tuvo de todo pero lo que sobró fue la emoción. En principio, fue un clásico histórico del fútbol mundial trasladado a Tel Aviv, lo que ya de por sí fue algo especial. Sobre todo, luego de una semana intensa vivida tras la máxima tensión entre el país y la Franja de Gaza.

Como si se tratara de una cura para bajar la angustia, más de 20.000 personas coparon las localidades del New Bloomfield Stadium de Yafo para presenciar el partido entre dos de las selecciones más importantes del mundo, que llegaron a Israel con sus máximas estrellas y terminaron siendo protagonistas en el campo de juego.

Todas las localidades vendidas para ver el amistoso entre Argentina y Uruguay en Israel. Foto: Oded Karni/Cortesía Comtec Group

Sí, Lio Messi, Luis Suárez, Edinson Cavani y Sergio Agüero. Como en un guión, cada uno fue clave para su equipo y para el resultado final.

Sin embargo, el público fue gran responsable de que la noche fuera una fiesta rioplatense enclavada en el centro del país. Con canciones, banderas, caras pintadas, percusión y una temperatura ideal de 19 grados, la velada fue inolvidable.
Se trata de países hermanos, que comparten colores, familias e historia común. Y la pasión por el fútbol los une pero también los separa porque siempre, sienten que tienen la obligación de ganar, incluso en un partido amistoso como el del lunes 18 de noviembre.

 

El público fue el protagonista excluyente del partido entre Argentina y Uruguay en Tel Aviv. Foto: Oded Karni/Cortesía Comtec Group

En ese ambiente, miles de uruguayos y argentinos que viven en Israel dijeron “presente” en el estadio pero no fueron los únicos. Este partido también conmovió al resto de los israelíes -judíos, cristianos, musulmanes- que agotaron la capacidad del lugar y a millones de espectadores que siguieron las jugadas por TV o Internet.

Familias enteras concurrieron al estadio New Bloomfield de Tel Aviv para alentar a Uruguay y Argentina. Foto: Oded Karni/Cortesía Comtec Group

Esta vez, el fútbol de máximo nivel llegó al país para hacer historia gracias a la empresa productora Comtec Group, responsable también de haber traído el Giro de Italia.

El resultado, justo

El primer tiempo fue parejo aunque el equipo argentino tuvo la posesión de la pelota y reguló el ritmo. Sin embargo, Uruguay fue más práctico y a los 34 minutos, Cavani, astro del Paris Saint Germain, marcó el primer gol luego de un pase de Suárez (Barcelona). Emoción.

Pocos minutos después, el argentino Paulo Dybala (Juventus) anotó para su escuadra pero el árbitro consideró que había bajado el balón con la mano. A todo esto, Messi (Barcelona) era el jugador más destacado de la noche y el más aclamado por el público.

La primera etapa, entonces, terminó con la ventaja uruguaya.

Ya en la segunda parte, en el minuto 63, Messi tuvo un tiro libre, el tercero de la noche para él. Desde la izquierda, buscó el centro del área y fue allí cuando el artillero máximo del Manchester City Sergio “Kun” Agüero  cabeceó el balón y superó al portero de Uruguay. Más emoción.

Pero la tranquilidad del empate le duró poco a los argentinos: apenas cinco minutos después, a los 68, Suárez convirtió un tiro libre de forma magistral. La alegría cambió otra vez de lado tras ese golazo en el que Uruguay se puso 2-1. Mucha más emoción.

Golazo de tiro libre de Luis Suárez puso a Uruguay 2-1 en Tel Aviv. Foto: Oded Karni/Cortesía Comtec Group

A 20 minutos del final, ambos entrenadores comenzaron a realizar sustituciones y a probar el nivel de algunos jugadores. Subió la temperatura entre ambos equipos y hubo roces pero nada empañó la fiesta.

Cuando ya parecía que la suerte estaba echada, a los 91 minutos, en tiempo de descuento, una mano del uruguayo Cáceres se convirtió en penal para Argentina. Y quién si no Messi para ejecutar la pena máxima.

Silencio en el New Bloomfield Stadium, el mejor jugador del mundo caminó lentamente hacia donde estaba el balón y tras un amague logró desairar al portero Campaña y disparó abajo a un costado con suavidad. Emoción final.

Messi convirtió un penal en el partido entre Argentina y Uruguay en Tel Aviv. Foto: Oded Karni/Cortesía Comtec Group

Ya no había más tiempo para nada más que lágrimas de felicidad mientras la multitud coreaba el nombre de la estrella del Barcelona y comenzaba a abandonar el estadio.

El empate fue un resultado justo que dejó contentos a todos. Los cuatro ases convirtieron, los países hermanos se mezclaron en las tribunas, Israel fue sede de un evento histórico y el mundo vio que es posible convivir en paz. Si al fin y al cabo, todo comienza con un juego y un balón. El resultado es anecdótico, lo que importa es la emoción.