Al igual que miles de personas en Israel, 21 niños extranjeros que se recuperaban de cirugías cardíacas en la ciudad de Holón durmieron en un refugio antiaéreo la semana pasada mientras las sirenas antiaéreas advertían del posible impacto de cohetes disparados desde la Franja de Gaza.

Algunos de los niños y sus madres son palestinos de Gaza.

El hecho sucedió en el marco de las actividades de Save a Child’s Heart (SACH), una organización voluntaria que desde 1995 brinda atención médica a niños de 62 países y que ya salvó vidas a casi 6.000 pequeños

Los niños son tratados de forma gratuita en el Hospital Infantil Sylvan Adams del Centro Médico Wolfson y luego se recuperan bajo supervisión médica en la casa de niños de SACH.

Por estos días, más de 30 niños de Tanzania, Zanzíbar, Zambia, Kenia, Uganda, Kosovo, Cisjordania y Gaza se encuentran en Israel, según confirmó Tamar Shapira, directora adjunta de SACH.

En tiempos más normales, los residentes de la franja y los territorios de la Autoridad Palestina pueden ir de forma directa a sus casas para recuperarse bajo el cuidado de personal médico capacitado por SACH.

Pero estos no son tiempos normales. Desde el 10 de mayo, miles de cohetes fueron lanzados desde Gaza a Israel desde Gaza y causaron muerte y destrucción.
Eso hace que las fronteras estén cerradas.

En ese contexto tres niños de la franja se alojan en la casa de los niños: un bebé, uno de 12 meses y otro de seis años.
Dos están acompañados por sus madres y el otro de una abuela. Además hay otros seis niños de Gaza que se encuentran internados.

Una niña de seis años de Gaza disfruta de una fiesta de cumpleaños en la casa infantil de Save a Child’s Heart. Foto cortesía de SACH

Ramadán en SACH

La semana pasada no solo marcó otra ronda de ataques desde Gaza sino que esto coincidió con el final del Ramadán, un mes de ayuno, oración y caridad para los musulmanes.

El 12 de mayo, los habitantes de Gaza se unieron a otras familias musulmanas en el hogar de niños de SACH -un adolescente de 14 años de Kosovo y dos niños de uno y seis de Zanzíbar- para celebrar la cena de Eid el Fitr, el evento con el que culmina la última jornada del Ramadán.

Madres de pacientes de Save a Child’s Heart cocinan juntas en la casa donde los niños se recuperan antes de volver a sus hogares. Foto cortesía de SACH

“El Ramadán, como todas las demás festividades religiosas, es siempre muy especial en la familia de pacientes, personal y voluntarios de SACH. Tratamos de crear un ambiente cálido y de apoyo para que todos puedan seguir con su vida religiosa en la medida que sea posible. Si un cristiano quiere ir a la iglesia el domingo, o un musulmán quiere ir a una mezquita el viernes, tratamos de que suceda. Siempre tenemos palestinos que vienen con pequeños tapetes de oración”, contó Shapira.

Para la directiva de SACH, este año el Ramadán fue mucho más “poderoso” porque tener unidos a pacientes de tres países musulmanes, incluida Gaza, en el hogar de SACH, fue “único”.

“Esta es tu familia mientras estás en Israel”

“Save a Child’s Heart descubrió temprano que si uno quiere que un niño se sienta como en casa, necesita comer lo que solía comer. Así, les damos ingredientes frescos a las madres y cada una cocina su comida tradicional. Siempre hay una mezcla exótica de olores y sabores que salen de nuestra cocina”, describió Shapira.

Madres cocinan sus platos autóctonos en la casa infantil de Save a Child’s Heart. Foto cortesía de SACH

Laura Kafif, que ha supervisado la casa de niños durante los últimos 20 años, manifestó que todos los niños y sus cuidadores comen juntos como una familia no importa cuántas cocinas distintas se preparen en un día determinado en la casa de niños de SACH,

“Trato de comunicarles a todos, sin importar el idioma, la religión y la nacionalidad, que esta es su familia mientras está aquí en Israel. Todo el mundo está aquí para ayudar a los niños a recuperarse y volver a casa sanos”, le dijo Kafif a ISRAEL21c.

Durante el mes de Ramadán, madres de Zambia, Kenia y Tanzania prepararon comida para los niños musulmanes en reemplazo de otras que ayunaban hasta el atardecer.

“Nuestro equipo de profesionales y voluntarios en SACH cuenta con cristianos, judíos y musulmanes. Tenemos un empleado islámico en la casa de los niños y otro en el programa del hospital, y ellos también observaban Ramadán. Como muchos hospitales israelíes, el Wolfson tiene muchas enfermeras, médicos y otros miembros del personal que son musulmanes y que tratan a todos los niños sin hacer diferencia“, afirmó Shapira.

Tranquilidad bajo fuego

Esta no es la primera vez que Kafif tuvo que gestionar la casa de niños SACH en condiciones difíciles.

Su objetivo principal es mantener un ambiente tranquilo y la rutina diaria predecible de chequeos médicos, jugar con los voluntarios, hacer comidas comunitarias y más.

Laura Kafif (segunda desde la derecha en la fila superior) con las madres que se quedan con sus hijos en recuperación en Save a Child’s Heart. Foto cortesía de SACH

“Con el final de la crisis de COVID-19, volvíamos a una especie de normalidad, pero pasamos de aquello a esto otro”, dijo Kafif, refiriéndose a los misiles disparados desde Gaza.

A pesar del estrés por la situación, Kafif indicó que hace todo lo posible por no mostrar ninguna preocupación para que las enfermeras y las madres no se preocupen.
“Trato de explicarles lo que experimentarán, pero la mayoría de estos niños no tienen sirenas ni refugios antiaéreos en casa. Nuestro personal trabaja duro para asegurarse de que todos estén bien. Es difícil para ellos porque las madres de Gaza están preocupadas por sus familias allí“, explicó .

Las dos primeras noches del conflicto, todos durmieron en el refugio del edificio mientras Holon estaba en la línea de fuego.
El 11 de mayo, un cohete se estrelló contra un autobús en la ciudad, hiriendo a dos adultos y una niña de cinco años.

Desde entonces, la ciudad ha estado mayormente tranquila desde entonces. Cuando ISRAEL21c habló el martes 18 con Kafif, algunos de los niños jugaban afuera en el jardín.

“Por el momento, los pacientes de Gaza no pueden volver a casa. Esperemos que termine pronto y que todos puedan seguir con sus vidas diarias”, dijo Kafif.

Y Shapira añadió: “Es una situación extremadamente difícil y triste. Debemos seguir haciendo lo que hacemos y recordar que la unidad es nuestro poder más importante. Juntos podemos superar todo y seguir haciendo el bien en este mundo”.