El océano provee.

Cada segundo de aire que respiramos contiene el oxígeno producido por la vida vegetal en las capas superiores del océano.

El océano no es solo un recurso crítico para la futura producción de productos globales como alimentos, cosméticos, antioxidantes y productos farmacéuticos. Es una condición previa para la vida humana tal como la conocemos.

El océano está llegando a un punto crítico.

Todos hemos oído acerca del aumento del nivel del mar, la contaminación, intrusión de agua salada, acidificación del océano, sobrepesca, pérdida de hábitat, el impacto del turismo y más.
Hoy es difícil cuantificar y clasificar la importancia de cada uno de estos en relación con los demás.

Profesor Anton Post, director ejecutivo de la Fundación de Ciencias Binacional de EEUU e Israel. Foto cortesía de BSF

Sin embargo, esto no tiene que ser así porque podemos reducir la situación a un principio básico: en todo el mundo, la protección del océano comienza en nuestras costas, donde se encuentran los entornos marinos, terrestres y urbanos.

Cuando veas o escuches sobre la necesidad de proteger el océano, quizás al principio te suene abrumador y complejo (y también lejos de tu cómodo hogar) pero todos y podemos actuar y proteger el medio marino con la adopción de algunas medidas simples, independientemente de dónde vivamos.

Antes de celebrar el Día Mundial de los Océanos el 8 de junio, considera las siguientes acciones:

  1. Usar menos productos plásticos (bolsas y vajilla descartable, sobre todo)
Los plásticos en el océano dañan la vida silvestre y a las personas. Foto: Brian Yurasits/Unsplash

El plástico tarda 1.000 años o más en descomponerse y termina impactando en todos los ecosistemas de la Tierra pero especialmente en el océano. Los plásticos grandes se convierten en pequeños, que a la vez se transforman en microplásticos.

Mientras que los plásticos grandes y pequeños cambian el funcionamiento de los ecosistema (piensa en especies invasoras, por ejemplo), el microplástico ingresa a la red de alimentos marinos con resultados desastrosos como una reproducción más baja y mal desarrollo de la vida silvestre del océano.

Los humanos también estamos en peligro por esto. En la actualidad, la persona promedio consume suficientes microplásticos en un solo año como para hacer una tarjeta de crédito.

Además, hay muchas alternativas sin plástico que son rentables y fáciles de conseguir.

  1. Reduce tu huella de carbono
Foto: Matt Boitor/Unsplash

Esto es más simple de lo que imaginas.
Ponte un suéter en lugar de subir la estufa. En verano, mantén tu aire acondicionado a entre tres y cinco grados por debajo de la temperatura ambiente, lo cual es perfectamente agradable.

Apaga las luces cuando salgas de tu casa.

Piensa dos veces antes de usar tu automóvil para hacer las compras en el barrio en el que vives. Una corta caminata es benéfica para tu salud y también para el medio ambiente.

Consume productos cultivados de forma local (incluidos pescado y mariscos). Muchas especies de peces marinos viajan 2.500 kilómetros o más y, por lo tanto, su huella de carbono es sustancial.

Ten en cuenta que una mayor demanda de energía se traduce en más dióxido de carbono que invade el océano y amenaza los arrecifes de coral y otra vida silvestre marina.

  1. Consume especies de peces sustentables
Foto: Jakub Kapusnak/Unsplash

Las redes de alimentos marinos son altamente organizadas y delicadas. La sobrepesca y el deterioro del hábitat ponen en peligro a muchas especies de peces de importancia crítica (atún, bacalao atlántico y otros).

Haz clic aquí para saber más sobre peces sostenibles y su origen.

Por otro lado, la acuicultura marina ofrece una alternativa de alta calidad a la captura salvaje de peces. Especies como el besugo, bajo rayado, barramundi y corvina roja son ejemplos principales de especies de peces cultivadas en el país basadas en tecnologías desarrolladas en Israel.

  1. Desecha de forma correcta los cosméticos y antibióticos

Los cosméticos, productos farmacéuticos y otros compuestos contaminantes dañan la vida silvestre marina.
Muchos artículos domésticos comunes y medicamentos farmacéuticos deben eliminarse con atención (consulta la etiqueta del producto).

Cuando se descartan como desechos domésticos o se van por el inodoro, estos productos liberan disruptores endocrinos y antibióticos que eventualmente llegarán al medio marino, donde afectan todas las formas de vida silvestre (de forma dramática en etapas de la vida larval).

  1. Mantén la playa limpia.
No dejes basura en la playa. Foto: Brian Yurasits/Unsplash

Si puedes ir a la playa, disfruta de tu tiempo al máximo pero también ten conciencia de que compartes el espacio con vida silvestre, incluso si no las ve durante el día.

Las aves marinas, tortugas, cangrejos y muchas otras especies dependen de las playas limpias para buscar y prosperar de forma segura cuando no estás allí.
Es fundamental que todos dejemos de la playa en una condición óptima y retiremos toda la basura que generamos.

  1. Echa un vistazo más de cerca a lo que ocurre arriba y abajo del agua
Los corales del Mar Rojo enfrentan severas amenazas por la destructiva actividad humana. Foto: Maoz Fine

En tu viaje al mar mira al horizonte en busca de delfines, peces voladores, especies de ballenas y más pero también, si puedes, sumérgete como buzo. No hay nada mejor que conectarse a los increíbles ecosistemas que se esconden bajo la superficie del mar.

Estas actividades te harán sentir una verdadera conciencia acerca de la necesidad de proteger esta fuente de vida.

En tu casa puedes buscar algunas de las películas y videos sobre Ocean Life (en Discovery Channel, YouTube u otras plataformas) pero además tienes la opción de visitar un acuario y compartir tus experiencias con amigos y familiares.

  1. Conviértete en un defensor del océano
Foto: Analia Ferrario/Unsplash

Analiza convertirte en voluntario para problemas de conservación marina. Si no puedes hacerlo, asegúrate de hacer que el medio ambiente en general y el océano en particular sean algo que te guíe al momento de votar a nivel local y nacional.

Jamás olvides que sin un océano saludable no puede haber vida sana en otros lugares.

*El profesor Anton Post es director ejecutivo de la Fundación de Ciencias Binacional de EEUU e Israel (BSF) con sede en Jerusalén. Creció cerca del mar en los Países Bajos y obtuvo su doctorado en ecología del fitoplancton en la Universidad de Ámsterdam. Se unió a la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1987 después de haber desarrollado herramientas moleculares para estudiar las redes de alimentos microbianos del Mar Rojo y el Mediterráneo oriental. Entre otros cargos que lo llevaron a los océanos Pacífico e Índico -así como a las aguas antárticas- fue director ejecutivo del Harbor Branch Oceanográfica en Florida antes de regresar a Israel en 2020.