No hay dudas de que para apreciar plenamente la belleza, historia, geografía y relación con la Biblia de Israel la mejor forma es recorrer el país a pie.

Y Jerusalén es especialmente rica para esta actividad.

Desde que emigré a Israel desde Pensilvania hace siete años y medio, comencé a explorar Jerusalén y sus alrededores.
Todo empezó como una divertida aventura divertida pero rápidamente se convirtió en algo más cuando comencé a escribir acerca de mis viajes.

Esos escritos se convirtieron en la base del libro “In and Around Jerusalem for Everyone: The Best Walks, Hikes and Outdoor Swimming” (En y alrededor de Jerusalén para todos: las mejores caminatas a pie, excursiones y natación al aire libre) que recientemente publiqué y que ya es un texto turístico popular de superventas sobre la capital del país.

Estos son tres de mis paseos favoritos por Jerusalén.
No es necesario esperar a hacer un recorrido organizado. Basta con salir en coche o autobús y descubrirlo por uno mismo.

Todos estos paseos son circulares por lo que nadie tendrá que regresar por el mismo camino por el que ya anduvo.

  1. Descubriendo el Barrio Judío

Este paseo circular por el Barrio Judío está armado en torno a sus sinagogas. Muchas de ellas tienen cientos de años y, a partir de sus historias, es posible construir la propia del asentamiento judío en la Ciudad Vieja de Jerusalén durante los últimos 750 años.

La historia comienza en 1267 d.C., cuando el famoso erudito, filósofo y comentarista bíblico español el rabino Moisés ben Najman (conocido como Najmánides o Ramban) llegó con 72 años a una ciudad que había sido devastada por los tártaros.
Imperturbable, el religioso dio los primeros pasos para el desarrollo del Barrio Judío.

La caminata comienza en el estacionamiento norte (privado) del Barrio Judío en la Plaza Tiferet Ierushalaim y la primera parada son las Cuatro Sinagogas Sefardíes interconectadas construidas entre los años 1600 y 1700.

La sinagoga Yohanan ben Zakai en la Ciudad Vieja fue la primera de las cuatro sinagogas sefardíes, y fue erigida a principios del siglo XVII después de que las autoridades turcas cerraran la sinagoga de Ramban. Hoy sigue activa. Foto: Arnold Slyper

Después hay que dirigirse a la Sinagoga de Ramban. La original estaba en las ruinas de un edificio abandonado en el Monte Sion.
La actual fue, durante un tiempo, la única sinagoga en la Ciudad Vieja para los feligreses sefardíes y asquenazíes. Fue cerrada por los turcos en 1589 debido a su proximidad a una mezquita (que todavía está allí) y no fue reabierta hasta después de la Guerra de los Seis Días en 1967.

Interior de la Sinagoga Ramban. Esta no es la original que estaba en el monte Sión pero data de un período posterior cuando los judíos se mudaron dentro de las murallas de la ciudad. Foto: Arnold Slyper

Luego, el camino lleva a visitar la Sinagoga Hurva, que también se puede recorrer de camino a la sinagoga Menájem Zion. Mucha gente ama a este edificio histórico porque está en un nivel más alto que la calle.

Este fue el lugar donde estaba de la primera sinagoga de la comunidad Askenazi. Fue reconstruido por seguidores de Vilna Gaón a principios del siglo XIX.
Con el tiempo, se volvió demasiado pequeña para la creciente comunidad y la Sinagoga Hurva fue construida en 1875 como el templo principal. Todas estas sinagogas fueron parcial o totalmente destruidas por los jordanos después de la Guerra de Independencia de 1948 y fueron reconstruidas después de la Guerra de los Seis Días cuando Jerusalén fue reunificada.

La sinagoga Hurva en la Ciudad Vieja de Jerusalén se terminó en 1875. Los jordanos la volaron en 1948 y fue reconstruida en 2010. Foto: Mendy Hechtman/FLASH90

El paseo sigue hasta la Sinagoga Karaíta, que también se puede visitar, y luego continúa hasta la calle HaTamid para disfrutar de una vista maravillosa de la plaza del Muro Occidental.

Finalmente, se llega a la plaza Batei Mahse. Hay varias cosas que ver allí pero mi favorita es una placa que contiene las palabras del profeta Zacarías: “Ancianos y ancianas se sentarán una vez más en las calles de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano debido a la edad avanzada, y las calles de la ciudad se llenarán con niños y niñas jugando en la calle”. Se recomienda ir durante el horario extraescolar para ver el cumplimiento de esta profecía.

Luego, la caminata regresa al punto de partida.

  1. El fantástico pueblo de Ein Kerem
Una de las muchas calles coloridas y pintorescas de Ein Kerem. Foto: Arnold Slyper

Este atractivo y pintoresco pueblo ubicado en las montañas de Judea tiene su propio encanto distintivo a pesar de que se encuentra dentro del municipio de Jerusalén.

Recomiendo una caminata de hasta tres horas que comienza en el monte Herzl (la última parada del tren ligero) y desciende por el valle de Ein Kerem en el bosque de Jerusalén.

Los cristianos hallarán de interés las iglesias en Ein Kerem relacionadas con Juan el Bautista, ya que aquí es donde nació y se crió el apóstol. Otro atractivo son los talleres de artesanos que marcan las hermosas calles de Ein Kerem (también deletreado Ein Karem).

Iglesia de la Visitación en Ein Kerem en Jerusalén. Foto: Lior Mizrahi / FLASH90

Después de dejar el bosque, la caminata llega al Camino Ein Kerem, que es la carretera principal del pueblo y alberga talleres y galerías. Luego, hay que visitar el Manantial de María. Desde aquí serpenteamos calles estrechas y coloridas, con más galerías e impresionantes vistas del lado opuesto del valle.

En lugar de una larga caminata cuesta arriba, tomamos un corto viaje en autobús de regreso al monte Herzl.

3. Shvil HaMaayanot (Sendero de los Manantiales) y Memorial Yad Kennedy

Ein Tamar es una de las varias piscinas a lo largo del Sendero de los Manantiales. Foto: Arnold Slyper

Esta caminata es sencilla pero dura casi tres horas y recorre la cresta de una montaña. Es una de las más populares en las montañas de Judea.
El punto de partida está a 15 minutos a pie del Centro Médico Hadassah Ein Kerem, por lo que es fácilmente accesible en transporte público desde Jerusalén.

Hay vistas maravillosas sobre el arroyo Sorek y las montañas de Judea. También nos encontramos con una serie de pequeñas piscinas a lo largo del camino (de ahí su nombre) alimentadas por manantiales subterráneos y en las que se puede nadar.

Hice esta caminata circular y, desde mi punto de vista, mi versión circular es incluso mejor que la unidireccional con la que la mayoría de los israelíes están familiarizados. La caminata comienza en el estacionamiento del bosque Aminadav.

Una vista panorámica de las montañas de Judea desde el Sendero de los manantiales. Foto: Arnold Slyper

A la mitad del recorrido es posible caminar hasta el Memorial Yad Kennedy, un impresionante monumento a John F. Kennedy. Puede hacerse a lo largo de la carretera principal o en un sendero un poco desafiante.
El monumento tiene la forma del tocón de un árbol para simbolizar su vida truncada. Desde la colina sugiero mirar hacia Emek Refaim para tener vistas aún más espléndidas.

La caminata regresa a lo largo de un sendero en jeep y desciende de regreso a Ein Tamar a través de un espléndido valle. Desde Ein Tamar, hay que volver sobre los pasos hasta el punto de partida.

*El doctor Arnold Slyper es autor del libro “In and Around Jerusalem for Everyone: The Best Walks, Hikes and Outdoor Swimming” publicado en 2020.