En junio de 1967 durante la Guerra de los Seis Días, 36 soldados israelíes y 71 jordanos cayeron en una batalla feroz y fundamental en la Colina de la Munición ubicada en el norte de Jerusalén.
El sitio se conservó como centro del patrimonio nacional y un espacio conmemorativo que cada año recibe miles de visitantes. Sin embargo, durante la pandemia el lugar permaneció inactivo pero sucedió algo asombroso.
“La naturaleza, ininterrumpida por la presencia humana durante 10 meses, se elevó como un gigante despierto y reconquistó la Colina pero esta vez, no hay ningún lado perdedor”, afirmó Alon Wald, director de operaciones en La Colina de la Munición.
Al observar la explosión sin precedentes de flores silvestres y aves en el sitio de seis hectáreas, Wald se inspiró para publicar un mensaje en grupos de redes sociales de fotografía. “Hice un llamado a cualquiera que tuviera un buen corazón y una buena lente y ame a Jerusalén para que, si quieren venir, yo les abra el sitio”, le contó a ISRAEL21c.
Así fue como 32 fotógrafos de todo Israel respondieron al llamado de Wald.
Una página web creada en cooperación con el Fondo Nacional Judío (KKL) de EEUU y StandWithUs permite ver las casi 200 imágenes resultantes.
Hasta fin de enero es posible votar acerca de cuáles se imprimirán, ampliarán y exhibirán en la misma Colina de la Munición.
La vida debe continuar
La mayoría de los fotógrafos pidieron ir a al amanecer y Wald, que vive a una hora de distancia en la ciudad de Rehovot, abandonó su casa a las 5 de la mañana durante cerca de una semana para abrir el espacio a pequeños grupos de fotógrafos a la vez.
“Algunos pidieron volver al atardecer y yo les dije que sí, que por supuesto. Quería que mostraran la Colina de la Munición como nunca se había visto, con esa combinación de naturaleza, hombre y acero unidos para siempre”, manifestó Wald.
El padre de Wald, el capitán Rami Wald, fue uno de los paracaidistas muertos en esa batalla en un área de la colina llamada el Triángulo de la Muerte.
“Hoy, el Triángulo de la Muerte es todo verde y está lleno de flores”, describió Wald, que tenía 10 meses cuando su padre fue abatido en acción.
“Esto simboliza maravillosamente el mensaje de mi madre para mí, de que la vida continúa. Estamos diciendo a través de la lente que la vida transcurre en un lugar que simboliza el sacrificio y la guerra”, expresó Wald
La fotógrafa Shani Naki dedicó una de sus imágenes a la historia personal de Wald. Ella le pidió una boina de paracaidista roja, la puso sobre una roca junto a un juguete para bebés y una foto de Rami sosteniendo a Alon antes de dirigirse a la fatídica batalla.
Otro de los fotógrafos presentes fue Danni Gal, que no luchó en la Colina de la Munición, pero fue uno de los libertadores de Jerusalén en la Guerra de los Seis Días.
“Todas las fotos nos sorprendieron y conmovieron”, dijo Wald, que anticipó que el sitio real, al menos su núcleo, la parte exterior, pronto volverá a abrirse al público.
Comentarios