¡Jag sameaj! ¡O felices fiestas! Si estás leyendo esta nota es porque estás sobreviviendo al caluroso verano israelí y estás preparado para la temporada de fiestas de comienzo del año nuevo.

Aquí te compartimos algunos datos divertidos para entretenerte y ayudarte a comprender todo. Las locuras, costumbres y pequeñas peculiaridades únicas de Israel que vienen incluidas en la idiosincrasia local.

1. Los feriados cambian cada año y dependen de la luna

Las fiestas judías están fijadas por un calendario lunar, que puede ser algo confuso e inspirador. No hay nada mejor que mirar la brillante superluna perfectamente alineada con Shavuot (la fiesta de la cosecha) y preguntarse cómo diablos lo habrán resuelto nuestros antepasados.

Respecto a los feriados, las celebraciones del judaísmo comienzan al anochecer anterior, lo que a menudo se traduce en media jornada de trabajo por ser la víspera.
Al igual que ocurre en un típico viernes israelí, hay una prisa frenética que lo gobierna todo: debes llegar a casa, viajar a lo de tu anfitrión antes de que los autobuses dejen de funcionar y llegar al supermercado y hacer fila con impaciencia para conseguir lo que hayas olvidado comprar.

Pero nunca estás seguro de cuándo ocurrirá todo y, en general, no estás solo. ¿Hasta qué hora trabajan todos? ¿Cuándo cierran las tiendas de alimentos? ¿Qué día los niños empiezan sus vacaciones escolares?

Siguiendo con el tema de los israelíes haciendo todo en el último minuto, es probable que no sepas mucho hasta que hagas una investigación personal entre todos tus amigos y compañeros de trabajo. Compara calendarios y consulta las páginas web gubernamentales unas cuantas veces.

Estas mini vacaciones también pueden ser brutales y divertidas. En la primavera de 2018 hubo tres series de feriados intercalados con Shabat y encadenadas una tras otra en un período de tiempo inusualmente corto.

2. Son vacaciones que vienen bien y te contamos por qué

En Israel, la miel y las granadas son los principales símbolos de Rosh Hashaná (¡perdón, manzanas!) y por ello se consumen en abundancia. La miel de abeja natural es un edulcorante más saludable que el azúcar blanca refinada y se dice que las granadas tienen el mismo efecto en el sistema cardiovascular que el vino tinto, lo que contrarresta el alto consumo de grasas de las cenas festivas.

En la misma línea, se dice que la referencia a la “tierra de la leche y la miel” en la Biblia se refiere a la miel de dátil o silán.

Este es un momento en Israel en el que los dátiles secos se consumen en grandes cantidades y se venden en cajas muy bonitas como obsequios para los anfitriones. Los frutos de la frutos de la palmera son tan dulces como los caramelos, pero constituyen una fuente de energía natural y saludable que no hace que aumente el nivel de azúcar en la sangre.

Además, el único dátil comestible no seco se puede encontrar en las palmeras de todo Israel y en los mercados en otoño. Son sabrosos, crujientes y de color amarillo brillante y, lo más importante, son un bocadillo más sano que cualquier golosina.

3. Son fiestas altas en carbohidratos

Panes de jalá, kugel de papa, pasteles de miel… Estos son algunos de los alimentos que nos engordan en las fiestas de Tishrei.

4. Cuando quieras ver Netflix escucharás el sonido del shofar.

El shofar es un símbolo importante en Rosh Hashaná y Yom Kipur. Su sonido tiene un gran significado histórico y religioso y, por maravilloso que sea, producir un sonido al soplar en un cuerno de carnero requiere de mucha práctica.

Una vez que tienes ese cuerno de carnero junto a tu cara, tienes que fruncir los labios y escupir en él como lo harías cuando tocas una trompeta.

No es exactamente agradable cuando tu cara se enrojece sin haber sacado nada del otro lado del cuerno. Eso explica por qué tu vecino del piso de abajo está practicando todas las noches después de la cena, mucho antes de que comiencen las fiestas.

5. A fines de octubre, verás cabañitas en todas partes, incluso después de Sucot

Visita restaurantes, hoteles, casas o simplemente eleva tu mirada a los apartamentos con balcones y verás “sucot” (estructuras al aire libre con techos abiertos cubiertos por ramas de palmera) en todos lados.

Puedes comprar el kit estándar en el supermercado o la ferretería y montarlo donde quieras (un espacio exterior tranquilo cerca de tu casa). Durante la semana de Sucot se suele almorzar y cenar en la sucá y es una bendición invitar a los invitados a unirse a las comidas.

Algunos sitios locales como el hotel Waldorf Astoria de Jerusalén tardan meses en planificar su sucá perfecta. Y les toma tres semanas enteras para montar la obra maestra en la que cenan sus invitados.

Todo es muy lindo en la previa pero atención a una advertencia: quitar la sucá después de la festividad es el equivalente a retirar las luces de Navidad en otras partes del mundo. Puede llevar a cierta tristeza o agobio porque la rutina vuelve a reinar.

6. Yom Kipur es el día más verde del año

Debido a que Yom Kipur es un día en el que conducir es algo mucho peor que estar mal visto, incluso los israelíes seculares se abstienen de encender un motor en esa jornada única. Pero eso no significa que no verá a nadie por ahí, siempre hay alguno que desafía las costumbres.

Los israelíes que no están en la sinagoga suelen poblar las calles desiertas para caminar o andar en bicicleta en medio de la carretera (o incluso acostarse sobre ella). Los vehículos de emergencia pasan de vez en cuando, por lo que esta última actividad no es muy recomendable.

Este extraño espectáculo puede parecer más una rara celebración callejera que un sombrío día de ayuno. Por lo menos, las emisiones de carbono en Israel son casi inexistentes por un día

7. Ayuna hasta que quieras desmayarte pero luego arranca fuerte

Para muchos israelíes, Yom Kipur significa 25 horas sin comida ni agua. Y la mayoría de las veces, este día festivo cae antes de que el calor del verano israelí se haya desvanecido por completo, lo que puede ser un desafío adicional.

Pero esa no es la parte más extraña de estas fiestas. Al igual que con todos los judíos del mundo, una vez que el ayuno de Yom Kipur se rompe, todo es posible. Pasa directo a los bagels y al arenque en escabeche o te lo quitaremos de tus frías manos muertas. Y sí, no comer nos ha puesto de mal humor y compensaremos esas comidas perdidas aunque sea lo último que hagamos.

8. Los cítricos, sobre todo el etrog, se vuelven una posesión preciada 

El etrog (cidra) es una de las cuatro especies junto con las ramas de palmera datilera (lulav), mirto (hadas) y sauce (aravá) que se usan para conmemorar la festividad de Sucot.

Si bien nadie compraría esta rara fruta cítrica durante todo al año, en Sucot es algo preciado. Según el Ministerio de Agricultura, cada año se produce un millón de etrogs en Israel de los cuales el 85 por ciento se exporta a judíos en el extranjero.
Ojo: los etrogs que se encuentran en Israel también se importan de Italia y Marruecos.

Algunas personas pagan un ojo de la cala por un etrog aparentemente “perfecto” empaquetado en una cajas acolchadas con algodón o espuma muy parecida a la que contenía la pulsera que le compraste a tu pareja para Janucá.

¿Qué se hace con las toneladas de etrogs que sobran después de las fiestas? Algunas personas las convierten en mermeladas pero hay otras opciones como la de la destilería artesanal Julius, que hacen de estas frutas un licor único. ¡Te sugerimos darle un trago!

9. Horarios irregulares de las tiendas y los atascos de tráfico

Entre Rosh Hashaná, Yom Kipur y Sucot (una semana de duración) nunca se sabe qué va a estar cerrado y qué abierto.

Los supermercados pueden quedarse sin pollo durante unos días y los dueños de negocios pueden estar de vacaciones. Por otra parte, moverse será inevitablemente más problemático ya que millones de israelíes visitan en masa parques nacionales y museos durante los días intermedios de Sucot. ¡Oy vey!

10. El fenómeno “después de los jaguim (las fiestas)”

Esta es una época del año en la que nadie en Israel hace nada. En el trabajo y en la escuela, las cosas se detienen.

Es un momento sagrado incluso para los judíos seculares, que pasan tiempo con su familia y disfrutan de las comidas festivas. Los días en los que hay clases o se trabaja no son suficientes como para meterse en algo importante por lo que las cosas se dejan de lado hasta “después de los jaguim”.

Esta frase también es una forma popular de archivar solicitudes o consultas de forma indefinida. “Después de los jaguim” podría significar que nunca obtendrás una respuesta con respecto a lo que sea que estés buscando, a menos que te conviertas en un verdadero “nudnik” (fastidioso).

11. Antes de las fiestas, puede ser una zona de guerra…

… o un lugar para conectarse con abuelas de todos los orígenes y conseguir excelentes consejos de cocina

Antes de las fiestas, los supermercados suelen estar abarrotados pero luego se cierran de forma abrupta. Así, se quedan sin carne y eso es porque casi todo el país está haciendo sus compras a la vez.

Ajusta tus expectativas, programa tiempo adicional para esperar en la fila. Esto te  puede ayudar pero no lograrás que el alboroto juegue en tu favor.

Considera a esta una oportunidad divertida para recibir consejos (solicitados o no) sobre, por ejemplo, cómo hacer “gefilte fish”. Da igual si viene del pescadero árabe que muele su pescado o de la abuela polaca que te grita “¡No! ¡Con los huesos!“.
También puedes escuchar a escondidas a una mujer iraquí en la fila que describe cómo preparar su famoso “kubbe”. Nota personal: lleva una libreta y una lapicera contigo.

Por otro lado, toda esta locura puede ser una de las razones por las que Shufersal, la cadena de supermercados más grande de Israel, obtiene el 12 por ciento de sus 3.000 millones de dólares de ingresos anuales de clientes que eligen comprar en línea y recibir sus artículos en sus casas.

12. Al menos los precios de los regalos (¡sí!) son buenos

Rosh Hashaná es una época del año para comprar regalos para la familia y los anfitriones de las fastuosas cenas. Así, si necesitas una olla, una fuente para el horno o un mantel nuevo -o simplemente quieres abastecerte de vino y chocolates israelíes-, es mejor esperar hasta la temporada de fiestas.

Al revés de cómo funcionan las cosas en muchos otros lugares, los artículos que necesitarás para estas celebraciones salen realmente a la venta antes de las fiestas (el concepto opuesto al 50 por ciento de descuento en dulces de Halloween al día siguiente).

Otro dato divertido: los empleadores israelíes tienden a darles a sus empleados tarjetas de regalo para comprar comestibles con la idea de ayudar a aligerar la carga de las fiestas, porque, sí, los comestibles son ridículamente caros en Israel.

13. Es un momento de peregrinación (y perdón) para muchos

Muchos judíos ortodoxos y conservadores viajan a Jerusalén, y más específicamente, al Muro Occidental para las oraciones penitenciales que preceden a Rosh Hashaná. Estos servicios especiales comienzan a la medianoche y al amanecer en el transcurso de varios días o semanas.

Algunos seguidores ultraortodoxos de Breslev hacen una peregrinación a Uman, Ucrania, para rezar en la tumba de su gran rabino Najman aunque este año todo se ve alterado por la pandemia de COVID-19.

Este es un momento de arrepentimiento y perdón, así que no te sorprendas si tu vecino se te acerca de la nada para disculparse por rayar tu auto cierta vez. Es probable que eso que ha estado en tu cabeza por un tiempo lo puedas liberar y comenzar el nuevo año con una hoja en blanco.

14. Es el momento de brindar

Si tu jefe te invita a la sala de conferencias para brindar (“haramat kosit”), puedes estar seguro de que es en honor a Rosh Hashaná. Probablemente sea el único momento en el que te animarás a beber vino durante el horario de oficina (seguro en vasos de plástico, así que disfrútalo. En general también hay pastel de miel, lo cual siempre es bueno.

Acostúmbrate a escuchar y desear “jag sameaj” (felices fiestas) a todas las personas con las que interactúes. Sólo evita decirlo en Yom Kipur, donde debes reemplazar la frade por “tzom kal” (desearle a alguien un ayuno fácil) o “gmar jatimá tová (que tu nombre sea inscripto en el libro de la vida). Y no olvides compartir la alegría en casa también junto a familiares y amigos.

Incluso en la era de los celulares inteligentes y WhatsApp, los israelíes son notoriamente anticuados durante las fiestas. Sí, antes de que se ponga el sol llaman por teléfono a familia y amistades de forma individual para desearles unas felices celebraciones. ¡Asegúrate de tener tu móvil cargado! ¡Jag Sameaj!​