Añadan esta antigua ciudad a vuestralista de deseos: Acre, también conocida como Akko o Akka.

Este sitio en el norte de Israel es uno de los lugares de Patrimonio Mundial de la UNESCO y no es de extrañar. Sus enormes muros de piedra que lo rodean se asientan sobre las aguas turquesas del Mediterráneo.

Acre se estableció por primera vez en la Edad del Bronce, alrededor del año 3000 AC. Durante milenios, romanos, otomanos, cruzados, mamelucos, bizantinos y británicos caminaron por sus adoquines.

Hoy, alberga a una población mixta de 48.000 personas, incluidos judíos, cristianos, musulmanes, drusos y baháís.

En este artículo presentamos once gemas en Akko:

  1. El Jardín Encantado y centro de visitantes

El Jardín Encantado está repleto de ficus, cuyas raíces se precipitan hacia la tierra y hacia el cielo. Desde el patio, hay que caminar hasta el centro de visitantes para comprar boletos para algunas de las atracciones de Akko, incluida la primera parada, la ciudad cruzada excavada.

Castillo de los cruzados en el centro histórico de Akko. Foto: Muhammad Arar/Shutterstock.com
  1. Salones de los Caballeros

La Fortaleza Hospitalaria con los Salones de los Caballeros fue construida a finales del siglo XVIII por los otomanos sobre las ruinas de un fuerte cruzado del siglo XII. Ahora es un museo que mantiene intrigados a los visitantes.

Se sugiere pasear por los salones con un recorrido electrónico disponible también en español.

  1. Museo Subterráneo de los Prisioneros
Foto: Museo de Prisioneros en Akko/Wikimedia Commons

Una linda decisión es salir al sol y caminar hacia la antigua cárcel británica, también conocida como el Museo Subterráneo de los Prisioneros.

En la década de 1900, los británicos retuvieron aquí a delincuentes comunes, así como a judíos que lucharon contra ellos para establecer el Israel moderno.
Es posible ver las celdas de la prisión y hacer una pausa en la horca -todavía allí y aún espeluznante- en lo que se conoce como la Sala Colgante.

  1. El Shuk (mercado al aire libre)
El shuk en Akko. Foto: Diana Bletter

Este laberinto de callejones antiguos alberga tiendas que venden de todo, desde especias hasta baklava y knafeh, pasteles, ropa (tradicional y moderna) y accesorios para celulares.

No hay direcciones en el shuk pero es posible perderse. Las tiendas están ubicadas en alcobas, a cargo de comerciantes siempre listos para conversar con los clientes mientras sacan granos de café tostados, zahatar (hisopo), frijoles secos y hojas de laurel de bolsas de arpillera.

Si caminar da hambre, se recomienda detenerse en Sa’id para un buen hummus. Es solo una de las tiendas de hummus que puso a Akko en el mapa. También hay una panadería propiedad de Abu Adnan, que utiliza un horno de leña.

Especias en coloridos sacos a la venta en el mercado de Acre. Foto: RnDmS/ Shutterstock

Una opción es el bazar turco, restaurado en 2011, que tiene varios restaurantes junto con más tiendas. Si aún no se ha agotado el presupuesto, vale detenerse en Gallery 192, una iniciativa de diez artesanas que trabajan en diferentes artes.

  1. De gira con los lugareños
El guía turístico Abdu Matta puede rastrear a su familia hasta 11 generaciones. Foto: Diana Bletter

¿Qué mejor manera de conocer la ciudad que dando vueltas con los lugareños?

Hay una variedad de guías turísticos para elegir, incluida Shelly-Ann Peleg, que da charlas sobre arqueología y excavaciones; y Saleem Amer, que habla sobre la vida en Akko y ofrece talleres de tallado en piedra.

También se puede pasear con Abdu Matta, que rastrea las raíces de su familia en la Ciudad Vieja de Akko desde hace 11 generaciones. Es una combinación de guía turístico, filósofo, sociólogo y narrador.

  1. Cocinar con mujeres locales
Tina Khatib, una de las líderes del taller de Beit Elfarasha, les enseña a los participantes cómo hacer maqluba. Foto: Cathy Raff

Para apreciar los sabores locales y aprender a preparar platos tú mismo, se sugiere probar un taller de cocina con una residente local. En Beit Elfarasha (Casa de las Mariposas. Se puede hacer un recorrido por el shuk y luego cocinar una comida deliciosa.

  1. Tiempo para una oración
Vista del faro con la iglesia de San Juan Bautista al fondo en la Ciudad Vieja de Akko. Foto: RnDmS/Shutterstock

A pocos minutos a pie unos de otros hay lugares de culto dignos de visitar: una mezquita, una sinagoga y una iglesia.

La Mezquita Al-Jazzar fue construida en 1784 por el gobernador otomano de Akko Ahmed Al-Jazzar sobre los restos de edificios cruzados y una antigua iglesia cristiana. Recuerda a algunos edificios de Estambul.

La sinagoga Or Torá, a diez minutos a pie de la Ciudad Vieja, tiene hermosos vitrales. Su cúpula está compuesta de pequeñas piedras de todo el país, creando mosaicos que ilustran historias de la Biblia, la tierra de Israel y la historia de los judíos.

La iglesia ortodoxa griega San Jorge fue construida en el siglo XVII durante la época otomana. Se recomienda echar un vistazo a las paredes, recientemente restauradas por el párroco Philotheos, que agrega mosaicos decorativos y conchas.

A su vez, la iglesia de San Juan Bautista, una estructura del siglo XVIII, se encuentra junto al faro de Akko y pertenece a la comunidad católica franciscana romana.

  1. Tesoros en el Museo Etnográfico
Tesoros en el Museo Etnográfico. Foto: Yuval Y/Wikimedia Commons

Después del intento de Napoleón de conquistar la ciudad en 1799, el gobernador otomano Al-Jazzar construyó enormes murallas y un santuario interior para albergar la guarnición turca.
Hoy, este santuario interior es el Museo Etnográfico dedicado a la tradición artesanal de la ciudad.

El museo está diseñado como una ciudad de Galilea con espacios de trabajo para un herrero, un alfarero, una farmacia e incluso un dentista. También hay fascinantes objetos cotidianos de principios del siglo XX, incluidos libros y juegos para niños.

  1. Jardines Bahaí
Los Jardines Baháí en Akko. Foto: Eli Schwartz/Shutterstock

Los Jardines Baháí, a diez minutos en automóvil al norte de Akko, son serenos y bonitos.

A diferencia de los más famosos de Haifa, estos jardines son una joya escondida que rodea la histórica mansión de Bahá’u’lláh, el profeta-fundador de la fe.

Bahá’u’lláh vivió allí durante 12 años y está enterrado en ese sitio.

No hay tarifa de admisión y no es necesario reservar pero los visitantes deben vestirse de forma apropiada.

  1. El Puerto
Toma aérea de Akko y su puerto deportivo. Foto: Shadi Halaby/Shutterstock

¿Adivinan quiénes visitaron Akko antes que ustedes? El cónsul romano Marco Antonio llegó a ese puerto con la reina Cleopatra, y también lo hizo el aventurero hispano-judío Benjamín de Tudela. Incluso estuvo Marco Polo.
Cuando Cambises II de Persia partió para conquistar Egipto en 527-525 AC, Akko ya contaba con cientos de barcos que transportaban soldados, caballos y suministros.

El puerto de Akko todavía está activo con los pescadores que trabajan a diario. El sitio está al final del shuk, y es posible hacerse una idea de la historia marítima de la ciudad alquilando un bote para un viaje corto.

  1. Parque extremo
Parque extremo de Akko. Foto: Geagea/Wikimedia Commons

Si aún no han tenido suficiente emoción, se recomienda ir al Parque extremo en la parte más nueva de Akko. Su muro de escalada de 10 metros de altura tiene cientos de agarres importados de Francia.

En la parte superior del muro de escalada exterior hay un salto de bungee de diez pisos de altura adecuado para niños, así como un omega (tirolesa) de 90 metros del largo.