Este año el Día de la Independencia de Israel llega más temprano que de costumbre (el 15 de abril) y en ISRAEL21c en Español estamos más que listos para celebrarlo de manera adecuada.

Sí, con un asado con personas que no hemos visto durante el año pasado.

Sin embargo, debido a que las precauciones de salud siguen siendo de suma importancia, nos tomamos un momento para pensar en todas las cosas de las que nos gustaría independizarnos en estos momentos tan particulares del mundo.

1. Mascarillas: pican, hacen que nuestro aliento apeste y nos quitan glamour

Está claro que no combatimos el uso de los barbijos pero sinceramente no podemos decir que nos hemos acostumbrado a ellos. No solo causan picazón e irritación sino que se enredan en nuestro pelo, lentes, fosas nasales y otros accesorios.

Peor aún, el aliento se complica mucho hasta molestarnos a nosotros mismos. Y todo esto sin hablar de lo mucho que le restan a nuestra apariencia porque no importa lo bonitos que sean tus pendientes, son muy difíciles de ver más allá de ese trozo de tela o papel.

2. Desinfectante de manos: sequedad y grietas a la orden del día

Los inviernos nunca son agradables para la piel de nuestras manos pero la combinación del clima frío y el incesante uno de desinfectante para manos fue letal. Lamentablemente, las manos doloridas, secas y agrietadas han sido cosa de todos los días sin importar cuánta crema aplicamos.
Es por ello que estamos ansiosos por deshacernos de esas molestas botellas de desinfectante con olor a hospital.

3. Pensar dos veces antes de abrazar a nuestros abuelos

Una de las peores situaciones durante la pandemia fue el distanciamiento social. Incluso cuando pudimos hablar con nuestros abuelos, los abrazos y los besos estaban prácticamente prohibidos.

Hoy hay un mayor margen de maniobra cuando se trata de abrazos pero realmente nos gustaría dejar de preocuparnos de que podríamos matar a nuestros seres más cercanos y queridos.

4. Sentirnos como leprosos cada vez que moqueamos. Y ni hablar de estornudar

Desde que llegó el COVID-19, una parte tan importante de nuestra vida diaria como son las picazones nasales y los pequeños sollozos se convirtieron en motivos de preocupación. No para uno sino para las personas desafortunadas que nos rodean.

El día en que podamos dejar de justificar “¡es solo una alergia!” después de cada “snif” será genial.

5. Fingir que nuestros pantalones deportivos manchados son prendas legítimas

 

El año pasado, no pusimos demasiado énfasis en cambiarnos el pijama. Nos hicimos bromas a nosotros mismos respecto a que nadie se daría cuenta de la mancha de comida en nuestra ropa.
Es más, salimos confiados con una indumentaria penosa que en horarios regulares nunca usaríamos.
La verdad, esperamos que los atuendos poco favorecedores vuelvan a su lugar natural en el fondo de nuestros armarios.

6. La falta de vida social

Nuestros familiares son geniales, sí, pero seamos honestos: es bueno ver una cara fresca de vez en cuando. En un restaurante, un recital o una verdadera fiesta.
Por supuesto, cuando eso suceda, desearemos poder pasar todas nuestras tardes en el sofá. Pero es bueno tener opciones.

7. La sospecha de que nuestros hijos son placas de Petri camufladas

Incluso en el mejor de los casos, los niños en edad preescolar son un peligro para la salud. Pero si han tenido la suerte de que sus hijos asistan a la guardería o a la escuela durante la pandemia, la idea de que trajeran a casa lo que se hayan pescado por allí ha sido particularmente pavorosa.

Esperamos volver a ver la secreción nasal como algo asqueroso y no como el camino a una posible hospitalización, e igualmente estar seguros de saber que nunca más tendremos que sufrir la tortura de lo que es la educación hogareña.

8. Convertir la casa en un aula

Ya que hablamos de educación en el hogar, no queremos que algo tan insignificante como una pandemia global se interponga en el camino de la educación de nuestros hijos pero tampoco podemos permitir que se interpole en el camino de nuestra cordura.

Durante el último año, los padres de todo el mundo tuvimos que lidiar con hijos errantes, mala conexión WiFi y la falta absoluta de habilidades informáticas de la mayoría de los maestros mientras todos pretendíamos preocuparnos de que las matemáticas eran realmente importantes y por las que valía la pena levantarse de la cama.

Estamos ansiosos por tener a nuestros hijos de regreso en sus aulas, muy lejos de nosotros y de la conexión de banda ancha que han estado acaparando.

9. Comida para llevar

Cuando estalló la pandemia, la idea de comer comida pedida por teléfono o Internet durante seis noches seguidas era legítima y magnífica. Pero rápidamente avanzamos un año más y terminamos perdiéndonos la experiencia cara, poco iluminada y particular que es cenar en un restaurante en Israel.
Los camareros presumidos, las mesas desvencijadas y los inodoros poco relucientes nos esperan e iremos por ellos.
Eso sí: prometemos seguir siendo los comensales infernales que siempre hemos sido.

 10. Fingir que entendemos lo que realmente significa el término ARNm

Este año fue realmente difícil para los que no obtuvimos un doctorado en el campo de la biología celular. Así, se esperaba que términos imposibles como ARNm, epidemiología, tormentas de citocinas y núcleos de gotículas salieran de nuestra lengua con facilidad al poco rato de que aparecieran en los titulares.

Realmente, ha sido difícil mantener el ritmo.
¿Podremos volver a discutir dónde tomar el mejor café de Tel Aviv?
Respuesta: casi en cualquier lugar al que vayan porque el café en Israel es perfecto.

11. Los que usan el término ARNm como si supieran que significa

Este es el verdadero motivo de preocupación.
Durante más de un año, las personas generalmente más familiarizadas con los detalles de cosas como “Las Kardashian” han dado su opinión extensa, no solicitada y, sobre todo, no basada en la ciencia desde cómo hacer el confinamiento de forma correcta hasta las implicaciones de recibir la vacuna.
Que entiendan de una vez y para siempre que leemos los mismos titulares que ellos .