La pregunta para responder hoy es qué impacto tienen nuestras acciones diarias en el medio ambiente.

Una medida de la posible respuesta es la huella de carbono, es decir la cantidad total de gases de efecto invernadero nocivos -entre ellos el dióxido de carbono y el metano- generados por las acciones humanas.

Según la ONG Nature Conservancy, la huella de carbono global promedio por persona es de cerca de cuatro toneladas (unas 16 toneladas cada residente de EEUU).

Los especialistas consideran que para 2050 cada ser humano debe reducir esa huella a menos de dos toneladas para tener la mejor oportunidad de evitar el calentamiento global.

Por suerte, cada persona puede hacer una gran diferencia con pequeños pasos y cambios en el pensamiento en la vida cotidiana.

Con el año recién empezado, este es el momento perfecto para tomar en serio las siguientes sugerencias de Maya Jacobs, directora ejecutiva de la organización ambiental israelí Zalul (claro, en hebreo) y Carmel Horowitz, director de la campaña base de defensa de Israel en el Cuartel General de Emergencias Climáticas y Ecológicas.

Maya Jacobs, directora ejecutiva de Zalul. Foto: Dor Malka

Según Jacobs, si cada uno ve sus acciones a través de los lentes de “50 tonos de verde” y aspira a ver el verde más oscuro posible en todo lo que hace, el mundo podría conseguir un gran impacto.

“Tal como ocurre con los deportes y las dietas saludables, incluso si no nos gusta cuidar nuestro cuerpo, sabemos que tenemos que hacerlo para mantenernos sanos. Lo mismo ocurre con la protección del planeta Tierra. De ese modo, los nuevos hábitos deberían formar parte de nuestras vidas”, indicó.

¡A brindar por un 2022 sustentable!

  1. Poner más alimentos de origen vegetal en los platos

De acuerdo con la última investigación de Oceana, los cinco alimentos cuya producción causa las mayores emisiones de gases de efecto invernadero son la carne vacuna, la ovina, el queso, los productos derivados del cerdo y las aves de corral.

Investigadores de la Universidad de Oxford explicaron que eliminar la carne y los productos lácteos de la dieta podría reducir la huella de carbono de los alimentos en hasta un 73 por ciento. Pero incluso una dieta del tipo “lunes sin carne” puede hacer una gran diferencia.

Por su parte, Horowitz recomienda la dieta Blue Zones para alcanzar la sustentabilidad. En ese sentido, hay que evitar los alimentos procesados ​​y comer más legumbres, proteínas de origen vegetal y alimentos orgánicos.
La sentencia sería: “¡Come más lento, come menos y disfruta más!”

  1. Elegir alimentos que hayan viajado distancias más cortas

Cuantos más kilómetros recorran los alimentos”, mayor será la huella de carbono. Antes de comprar artículos en el supermercado conviene tomarse un momento para revisar la etiqueta para ver dónde comenzó el viaje del producto elegido.

  1. Escoger productos con menos envases de plástico

Según el informe “Plásticos y Clima” del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL), casi todos los plásticos comienzan como un combustible fósil, y los gases de efecto invernadero se emiten en cada etapa de su ciclo de vida, desde la extracción y el transporte del combustible hasta cuando llega a las vías fluviales y los vertederos como basura.
En 2019, la producción e incineración de plástico produjo más de 850 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero.

  1. Dejar de usar -o al menos reducir- los artículos desechables

“Nuestro consumo masivo crea increíbles cantidades de basura que en su mayoría se envía a países más débiles donde daña a las personas vulnerables o se quema. Y además explota los recursos naturales y genera una gran contaminación durante la producción y el envío”, explicó Jacobs.

Gr[afico de emisiones de gases de efecto invernadero por sector creado por Carmel Horowitz
  1. Cambiar la decoración de las celebraciones

“Si bien los globos, el papel picado y la purpurina son muy coloridos y de apariencia alegre, este tipo de decoraciones para fiestas están hechos en su mayoría de plástico y goma. En su lugar, es mejor crear decoraciones respetuosas con el medio ambiente que puedan ser reutilizadas una y otra vez”, recomendó Jacobs.

  1. Cambiar el auto por el transporte público al menos una vez a la semana

Lo mejor sería moverse solo en bicicleta o transporte público pero al igual que con la acción de comer menos productos de origen animal, es posible reducir la huella de carbono de forma significativa si se deja el coche en casa una vez cada siete días.

La Agencia de Protección Ambiental de EEUU estima que el automóvil de pasajeros promedio genera 35 kilos de hidrocarburos, 261 kilos de monóxido de carbono y 5.194 kilos de dióxido de carbono por año.
A su vez, el Consejo de Alfabetización Ambiental de ese país calculó que el transporte público ahora unos 1,5 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono del aire cada 365 días.

  1. Tratar la electricidad como un recurso tangible

“La producción de electricidad demanda mucha energía. Hasta que podamos alcanzar una utopía milagrosa, tendremos que consumirla con cuidado”, expresó Horowitz.

De ese modo, el ambientalista recomendó favorecer las temperaturas ambientales razonables tanto en invierno como en verano -el ventilador por sobre el aire acondicionado- y conseguir un buen aislamiento de la casa.

Además, la idea es poder cocinar en cantidades mayores, lo que también permitirá ahorrar tiempo.

¿Se necesita un tercer aparato de TV en la casa? Horowitz sugirió pensarlo dos veces.
Respecto a la higiene personal, la idea es tomar duchas más cortas y más frías para reducir el calentamiento del agua. Sí, Wim Hof estará muy orgulloso del cambio.

  1. Poner en práctica las cinco R

Tanto como sea posible, lo mejor será siempre reutilizar, reducir, reciclar, reparar y regenerar. La economía colaborativa de la actualidad hace que sea más fácil que nunca comprar menos y a la vez compartir artículos con amigos y vecinos -desde muebles para bebés hasta vehículos-. Este consejo también se aplica a la ropa (considerar las tiendas de segunda mano y de consignación para hacer las compras).

  1. Invertir y votar en verde

“Hay que usar el poder del dinero. Invertir los ahorros solo en compañías que se deshagan de los combustibles fósiles y hagan esfuerzos medioambientales reales. Elegir políticos que promuevan cambios en las políticas ambientales porque solo la presión pública conseguirá que los gobiernos cambien sus formas de actuar”, remarcó Jacobs.

  1. Trabajar juntos

Horowitz afirmó que cuando las personas se esfuerzan por reducir su propia huella de carbono, siempre deben estar conectadas con lo que ocurre en general. Para ello, recomendó hablar sobre el cambio, educar, inspirar y, lo que es más importante, unirse a otros para exigir que estos cambios provengan de los formuladores de políticas.

“La reducción de la huella de carbono debe provenir de todos ya que todos tenemos parte y responsabilidad en esto”, finalizó el ambientalista.