Recientemente, la revista TIME nombró al Néguev como uno de los mejores lugares del mundo para visitar en 2021 y la razón es simple: a pesar de su apariencia el desierto del sur de Israel es uno de los sitios más fascinantes del país.

Si la pandemia permite, un gran plan es comprobar la antigua arqueología del Néguev, sus magníficas vistas y los fabulosos vinos que allí se producen.

  1. Vistas extraordinarias
Vista del cráter Ramon, el más grande de los tres del Néguev. Contiene formaciones geológicas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Foto: Mila Aviv/Flash90

Lo más notable del desierto del Néguev son las impresionantes vistas que hay en todas partes. Está el magnífico Makhtesh Ramon pero hay otras hermosas vistas que incluyen las profundas gargantas del valle de Zin, el colorido Cañón Rojo en las montañas de Eilat y el paisaje lunar de Hamukei Nitzana.

  1. Divertidas caminatas
Vista de la famosa forma geológica “hongo” en Timna. Foto: Sergei25/Shutterstock

Para explorar las magníficas vistas del desierto, la sugerencias es hacerlo de a pie. Hay una gran variedad de recorridos disponibles en el área que van desde fáciles de hacer con niños, recorridos cortos y otros agotadores perfectos para los profesionales. Entre los favoritos están el Parque Timna con su hermoso lago, actividades familiares e interesantes formaciones rocosas; y el monte Zefajot, que ofrece una hermosa vista del Mar Rojo y cuatro de los países que lo bordean: Israel, Egipto, Jordania y Arabia Saudita.

  1. Ideal para hacer ciclismo
Ciclismo en el desierto del Néguev. Foto: Michel Arad

Si la idea es hacer ciclismo, el Néguev es particularmente atractivo. Las rutas principales incluyen una circular a través de las colinas Be’eri en el noroeste del Néguev, que no es demasiado extensa y ofrece vistas increíbles, flores silvestres e instalaciones para picnic, o la “Vuelta Halukim” en Sde Boker, que es un poco más larga. Se trata de un sendero de una sola pista que cruza el corazón del desierto.

  1. Sinfín de cosas para hacer
Excavaciones en Avdat, el sitio de una antigua ciudad nabatea en ruinas. Foto: Doron Horowitz/FLASH90

Si el senderismo y el ciclismo no son lo tuyo, aún existen muchas actividades que puedes hacer para entretenerte en el desierto. Por ejemplo, los aficionados a la historia y la arqueología la pueden pasar genial si visitan el Parque Nacional Avdat con ruinas de una antigua ciudad nabatea, o recorrer en jeep la ruta de las especias (incienso) de fama mundial.

Los amantes del arte pueden visitar las galerías, los museos y las estructuras otomanas dignas de Instagram de Beersheva mientras los valientes pueden probar el sandboarding y deslizarse por las imponentes dunas de arena de la zona.

  1. El vino es riquísimo
En el desierto también se puede producir uvas y vinos maravillosos. Estas son vides que crecen en el Néguev, Foto: Dario Nor/Shutterstock.

El vino es probablemente lo último que muchos asociarían con el árido paisaje desértico. Por suerte, algunos sí lo asociaron y el resultado son unos vinos fabulosos en medio de las extensiones arenosas del Néguev. Una bodega que resalta es Nana Winery, ubicada en Mitzpé Ramon, que o solo ofrece un fabuloso Chenin Blanc, sino también un alojamiento boutique inusual a un paseo de sus viñedos.

  1. Comida sabrosa
Nuevos amigos mientras uno almuerza en el desierto. No alimentar al íbice porque es malo para ellos. Foto: Chen Leopold/Flash90

Allá lejos y hace tiempo, hacer un viaje hasta Eilat significaba llegar a la ciudad en estado de inanición ya que no había sitios particularmente interesantes para comer en el camino. Sin embargo, ese ya no es el caso. Los mejores lugares para un bocadillo incluyen a 40 Pub, con sus hamburguesas, cervezas y música en vivo; Kornmehl Farm’s (La Granja de Kornmehl), que sirve delicias de queso de cabra como el knafeh; y las manjares vegetarianos y orgánicos de Pundak Neot Semadar, que pueden ser consumidas a la sombra de la repentina vegetación del desierto.

  1. No hace falta salir en carpa
Las amplias vistas al desierto junto a la piscina del hotel Beresheet en Mitzpé Ramon. Foto: Moshé Shai/FLASH90

Si lo que se busca es una noche bajo las estrellas con familiares o amigos y una botella de vino, el Néguev es ideal. Y si la apuesta sube a disfrutar del lujo de cinco estrellas, el Néguev también es el lugar. Algunos de los mejores hoteles de Israel se encuentran en el desierto, incluido el magnífico Beresheet y el recientemente inaugurado y muy esperado Six Senses Shaharut. Otros sitios favoritos incluyen los complejos turísticos boutique Midbara y Eretz Aravá. Consejo: reservar con mucha anticipación.

  1. Se puede conocer gente increíble y diversa
Hombres jóvenes de la ciudad beduina de Hura montan a caballo en el sur del Néguev. Foto: Doron Horowitz/FLASH90

El desierto del Néguev es el hogar de muchas vibrantes y diferentes comunidades. Allí conviven beduinos, estudiantes, agricultores, expertos cibernéticos, pioneros o personas que reúnen todo lo anterior. Lo ideal es reservar un recorrido, visitar un centro turístico o simplemente entablar una conversación. La recompensa será el hallazgo de personas tan extraordinarias como su entorno.

  1. Mejor clima que en Tel Aviv.
A pesar de su aridez, el clima en el desierto tiene algunos beneficios. Foto: Yonatan Sindel/FLASH90

El desierto puede sonar como un lugar muy caluroso y por cierto lo es pero es también uno de los pocos lugares del país con casi cero humedad, lo que significa que es más elegible que cualquier día con el aire húmedo de Tel Aviv (especialmente para aquellos que sufren de la combinación de humedad y cabello). El invierno también es un buen momento para visitar el Néguev, ya que no es tan probable que los días sean demasiado fríos aunque si se necesitará un abrigo para las noches.

  1. No está tan lejos

Una de las cosas interesantes de Israel es que nada está demasiado lejos, y eso incluye a los oasis aislados en el desierto. Con apenas un par de horas en la carretera es posible llegar a espacios aparentemente remotos que simplemente esperan ser explorados. No siempre hay una gran señal para el teléfono móvil pero esa no es una de las características por las que las zonas más salvajes del Néguev son más conocidas.

Vista aérea del cráter Ramon. Foto: Doron Horowitz/Flash90