Lo que más llama la atención en la fachada de muchas casas en Israel es una caja de cristal colocada junto a la puerta de entrada.
Las cajas, generalmente incrustadas en piedra, no se usan en la mayor parte del año, pero cobran vida durante ocho noches a partir del día 25 del mes judío de Kislev cuando se ponen en ellas janukiot, candelabros de nueve brazos, cuyo encendido marca la primera noche de la fiesta de Janucá.
La festividad que dura ocho días, celebra el milagro la rededicación del Templo de Jerusalén, en el año 165 antes de esta era, tras la derrota de los griegos, que ocupaban Judea, a manos de un grupo de judíos llamados Macabeos.
La palabra Janucá significa “dedicación” en hebreo.
Según la tradición judía, al momento de la rededicación había aceite para mantener encendida la menorá, el candelabro de siete brazos del Templo, apenas un día. Milagrosamente, duró ocho días.

Las cajas son el lugar ideal para cumplir el precepto judío de pirsumay nisa: hacer público el milagro de Janucá. La costumbre es casi general en Israel, aunque no tanto en muchas comunidades judías de todo el mundo.

Durante las ocho noches la janukiá se puede colocar también en un escalón a la entrada de la casa, junto a la puerta o detrás de un ventanal grande que dé a la calle para que los transeúntes las puedan ver.

Así pues, colocar las janukiot a la vista del público convierte a la Fiesta de las Luces, otro nombre para la festividad, en un deleite para la vista. Muchas familias tienen la costumbre de que cada miembro encienda la suya propia, así que no es raro ver en una casa siete u ocho encendidas detrás de una ventana o en la caja de vidrio.

En Jerusalén, los mejores lugares para ver janukiot son los barrios con un número considerable de judíos religiosos.
Algunos son el de la Ciudad Vieja, Mea She’arim, Geula y Najlaot. El primero se ha convertido en el más popular de todos, especialmente en la octava noche, cuando algunos residentes salen y ofrecen bebidas calientes al público, cuentan historias y explican los diseños de sus candelabros.

Para disfrutar otro aspecto de la festividad visite un hotel, donde los huéspedes suelen encender las velas en una sola mesa en el vestíbulo. A veces se pueden ver 12 o más janukiot encendidas a la vez.

Salir a caminar en un noche de invierno puede darle hambre, pero no se preocupe. Otra de las costumbres es comer comidas fritas en aceite, de las cuales las más consumidas son las sufganiot, conocidas en algunos países como buñuelos, burmuelos o berlinas. Están rellenas de mermelada o crema, y algunas son cubiertas con azúcar de repostería.
En Israel, por lo general, las sufganiot no se consumen durante el año, pero en Janucá los panaderos se convierten en artistas y compiten ingeniosamente para ver quién puede crear las más coloridas y deliciosas. Otras comidas también populares son las latkes, o pastelitos de papa, y las monedas de chocolate.

La cantidad y variedad de sufganiot pueden satisfacer cualquier paladar y, junto con las lámparas de aceite y las velas, dan un poco de luz y calor a las largas noches de invierno.


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