¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por una porción crujiente de pollo frito de un animal que no fue necesario matar?

Parece que bastante. Hace unos meses la compañía emergente israelí SuperMeat lanzó una campaña en Indiegogo para recaudar $100.000 dólares con el objetivo de crear el primer dispositivo de mercadeo masivo capaz de producir carne cultivada de pollo para restaurantes y el hogar, conocida también como “carne in vitro”. De momento, ya lo ha superado: recaudó $150.000 dólares, y aún quedan bastantes semanas de campaña por delante.

Carne in vitro se refiere a que la carne se “cultiva” a partir de células madre, en vez de ser tomadas de un animal vivo. En el pasado el proceso se llevaba a cabo en tubos de ensayo en laboratorio en condiciones controladas.

SuperMeat quiere desarrollar y vender un pequeño “horno” que podría “cocinar” hígado de pollo cultivado, carne picada y pechuga de pollo a partir de un suero, polvo o una cápsula que contenga células de muestra. La máquina imitaría el proceso fisiológico natural de un animal, “engañando” a las células para hacerles creer que están dentro de un pollo vivo.

¿Cuánto demoraría cocinar un plato de pollo? Shir Friedman, vicepresidenta de mercadeo de SuperMeat, no puede precisarlo, ya que la tecnología no existe todavía. El objetivo de la campaña de recaudación es crear un prototipo en el plazo de año y medio.

Shir Friedman, directora de mercadeo de SuperMeat. Foto cortesía.
Shir Friedman, directora de mercadeo de SuperMeat. Foto cortesía.

“No es ciencia ficción”, dijo Friedman. “Está a la vuelta de la esquina”.

Bueno, no tan cerca. Necesitará otros cinco años y unos $2,5 millones de dólares de inversión para comercializar el producto, según ella.

En un artículo publicado el año pasado, ISRAEL21 mencionó una organización sin ánimo de lucro llamada Modern Agriculture Foundation, que financió un estudio de viabilidad del profesor Amit Gefen, de la Universidad de Tel Aviv, para determinar los costos, el tiempo y los recursos necesarios para crear y comercializar pechuga de pollo cultivada.

Dos de los fundadores de MAF –Friedman y Koby Barak– son también parte de SuperMeat.

“Durante mucho tiempo intentamos recaudar fondos por medios filantrópicos para la investigación de la carne in vitro”, dijo Friedman, para explicar el cambio de táctica. “Pero las cantidades eran muy altas. Decidimos que teníamos que ser nuestra propia compañía. Nos consideramos ‘una compañía emergente ideológica’ ”.

Koby Barak, codirector ejecutivo y cofundador de SuperMeat. Foto cortesía.
Koby Barak, codirector ejecutivo y cofundador de SuperMeat. Foto cortesía.

SuperMeat no tiene conexión con la investigación de Gefen. Por el contrario, su concepto está basado en el trabajo del profesor Yaakov Nahmias, de la Universidad Hebrea, en Jerusalén, quien ha cultivado con éxito tejidos de hígado humano utilizando la técnica de “horno”.

“Simplemente imagine que lo que creó el profesor Nahmias no era un hígado humano, sino uno de pollo”, dijo Friedman. “Por eso estamos tan seguros de la viabilidad del proyecto”.

Profesor Yaakov Nahmias, cofundador y jefe de investigación de SuperMeat. Foto cortesía.
Profesor Yaakov Nahmias, cofundador y jefe de investigación. Foto cortesía.

Mark Post, de la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos, creó la primera hamburguesa de cultivo en el 2013. El proyecto, que costó $330.000 dólares, fue financiado (y comido) por el cofundador de Google, Sergey Brin.

Post lanzó a partir de esa fecha Mosa Meat para llevar sus hamburguesas de laboratorio al mercado. Otras compañías emergentes de carne cultivada son Memphis Meats, en California, y Modern Meadow, en el estado de Nueva York. Y otra compañía emergente israelí, The Kitchen, una incubadora de tecnología de alimentos, está desarrollando carne cultivada basada en una investigación del Instituto Technion-Israel de Tecnología.

SuperMeat es la única compañía que ha pensado también en un equipo casero para que el usuario haga la carne por su cuenta.

Más barato que una granja industrial

La necesidad de alternativas a la producción avícola industrial han sido claras en los últimos años. SuperMeat dice que la carne cultivada requiere un 99% menos de terreno necesario, genera un 96% menos de gases de efecto invernadero (sólo la cría de pollos y su transporte producen hasta un 18% de las emisiones de gas invernadero) y utiliza un 96% menos de agua. Unos 50.000 millones de pollos se crían y matan al año para consumo humano en todo el mundo.

La carne cultivada sería más barata que la producida por la industria avícola, dijo Friedman, y requeriría mucho menos antibióticos, aunque aún serían necesarios. Hay estudios que indican que más del 70% del pollo consumido en Estados Unidos, por ejemplo, contiene niveles peligrosos de arsénico y bacterias resistentes a antibióticos.

SuperMeat está enfocada exclusivamente en el pollo porque es la segunda carne más popular en el mundo, después del cerdo, y porque salvaría del matadero a un mayor número de animales.

La compañía requiere una simple biopsia de un pollo vivo para sacar usar las células. “El pollo seguirá viviendo felizmente después”, dijo.

Friedman, que ha sido vegana durante 11 años, dijo que “consumiría tranquilamente este producto. Sean veganos o no, es una idea que beneficia a todo el mundo y al planeta”.

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